Dr. Edgardo Adrián López
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En principio, lo que se anuncia en calidad de “introducción” era una explicitación de los parámetros que se habían utilizado en el enfoque semiológico del libro I y de hecho, así aflora en Los perfiles de Marx, vol. I, recientemente editado (López, 2010 c). Luego se decidió, no sin incontables vacilaciones, que en esta parte, denunciaríamos* los horizontes que nos guiaron para convertir lo dado(1) en los datos que analizamos bajo el aspecto de enunciados numerados de forma correlativa, en las dos obras anticipadas en el exordio. [por el enfoque, nos amurallamos en la fatuidad de la ciencia]
Tal cual lo advierte Saltalamacchia, los datos no son con lo que “simplemente” nos topamos ya allí sino que deben ser producidos(2) (1997 a: 1, 17), lo que supone una intensa faena de la cual es impostergable dejar registro con el horizonte de que otros puedan acordar o no con lo efectuado. Al mismo tiempo, ello se imbrica con una práctica de análisis que no procura borrar la “presencia” de quien investiga (op. cit.: 4).
Por lo demás, la observación de lo dado, la elaboración** de los datos, la construcción del objeto, la distinción entre tema y problema(3), la elección de las técnicas y métodos, la apuesta por determinado paradigma(4), la preferencia por una teoría en lugar de otra, etc. son encrucijadas*** en las que el investigador se revela como un sujeto que busca ser reconocido(5) por los pares (loc. cit.: 34). Las socializaciones pasadas actúan en las socializaciones del presente y ambas influyen en las expectativas sobre el futuro (op. cit.: 44). Por ende, los nexos entre sujeto y objeto**** no son transparentes(6) sino que se encuentran encandilados por la interferencia ineludible de las socializaciones en escena.
Pero la dinámica de estudio(7) que quisimos impulsar se aleja del Paradigma Positivista o de la epistemología de las certezas, acercándose al “Paradigma” Comprensivo o “epistemología” de la incertidumbre. En el primero (que abarca al Positivismo en sí, desde el idiota de Comte en adelante), el mundo “exterior” es concebido en tanto algo estable, ordenado, objetivo y regido por leyes a descubrir.