Gunther Dietz
Rafael Regalado Hernández
Ricardo Contreras Soto
Coordinadores
riconsoto@hotmail.com
En las últimas dos décadas, el multiculturalismo, que en las clásicas sociedades de inmigración había surgido como un movimiento de reivindicación de las identidades diferenciales de los grupos minoritarios o minoritizados, se ha ido convirtiendo y oficializando como un conjunto de filosofías de integración, como políticas públicas de reconocimiento de dichas minorías y de redefinición de las relaciones entre éstas y la sociedad mayoritaria. Mientras en el ámbito anglosajón y europeo dichas políticas se enfocan sobre todo hacia comunidades migrantes, en el contexto latinoamericano el multiculturalismo comienza a sustituir las anteriores políticas diferenciales de corte indigenista, destinadas a los pueblos originarios. La llamada educación intercultural cuenta con una ya larga trayectoria en México, país impulsor y protagonista del indigenismo clásico, que desde los años cuarentas ha ido definiendo los espacios de interrelación entre los pueblos indios y el estado-nación. En este sentido, la llamada “educación indígena bilingüe bicultural”, desplegada sobre todo a partir de los años ochentas como logro de presiones por organizaciones magisteriales indígenas y sus negociaciones con la Secretaría de Educación Pública, puede ser entendida y analizada como una “educación multi- o intercultural” avant la lettre. Mientras que la ruptura ideológica y programática, que pareciera inaugurar una época “post-indigenista”, enfatiza el carácter novedoso de la ahora así denominada “educación intercultural y bilingüe”, en la práctica escolar del subsistema apenas se están vislumbrando las diferencias de matices entre una educación integracionista a la antigua usanza y una educación pretendidamente empoderadora y culturalmente pertinente para las comunidades beneficiarias.
Existe un sinfín de publicaciones, programas, propuestas y proyectos-piloto que plantean esta ruptura conceptual e ideológica, proponiendo en las postrimerías del zapatismo una nueva relación entre el Estado mexicano y los pueblos indígenas. Esta avalancha discursiva, sin embargo, contrasta tristemente con un gran vacío de estudios empíricos que analicen in situ la realidad cotidiana y local de la educación pretendidamente intercultural. Solemos ser más prescriptivos que descriptivos, lo cual implica que a menudo conocemos mejor las soluciones (globales) que los problemas (locales). En este tomo tanto como en los dos posteriores, que en su conjunto presentan las contribuciones a la Mesa “Pluriculturalidad y Educación”, celebrada en el marco del Foro Internacional sobre la Multiculturalidad (Celaya, Gto., mayo de 2010), se analiza por tanto el multiculturalismo en su impacto en las políticas educativas y en las estrategias y prácticas de diversidad en el ámbito escolar. Las políticas multiculturales desplegadas en el ámbito educativo surgen como respuesta no solamente a las reivindicaciones indígenas, sino asimismo a las nuevas pautas (trans) migratorias rural-urbanas de redes y comunidades cada vez más heterogéneas y diferenciadas. Actores comunitarios migrantes que redefinen derechos consuetudinarios entre la comunidad de origen y la nueva comunidad transmigrante, nuevos movimientos étnicos que generan sus propias intelligentzijas urbanas: incipientes redes de inmigrantes recientes que reivindican y cultivan sus legados culturales particulares –desafiando el sesgo indigenista y “ruralista” de las políticas públicas particularistas, desarrolladas hasta la fecha para grupos culturalmente diferenciados.