Lic. Carlos Cesar Torres Paez
onupinar@fcsh.upr.edu.cu
Vivimos en una época compleja en la que se perciben, con mayor nitidez, las profundas contradicciones antagónicas en que se ha producido el desarrollo social a lo largo de la historia de la humanidad. Hoy más que nunca se comprende la sentencia marxista de que hemos vivido la prehistoria humana. La dinámica acelerada de la producción del saber, los nuevos campos de la ciencia y la tecnología, las nuevas pautas de la civilización marcadas por el desarrollo de la informática y la comunicación, la automatización de la producción y los servicios se produce subsumidas en la lógica del sistema capitalista; en consecuencia están marcadas por el afán de ganancia, de lucro y por la inequidad e injusticia social. Es evidente que las posibilidades del sistema capitalista y de la burguesía como una de sus clases sociales fundamentales, frenan, limitan o distorsionan los progresos de la ciencia y la tecnología, haciendo que sus beneficios no sólo no llegue por igual a todos los habitantes del planeta, sino que se conviertan en instrumentos de dominación y ponen en peligro para la propia existencia humana.
La globalización, como proceso objetivo, gestada por el propio desarrollo del sistema capitalista ha trascendido sus presupuestos económicos y penetra toda la vida social. Los problemas acumulados durante siglos son hoy de tal magnitud que han adquirido una naturaleza global en dos sentidos: por una parte, afectan a más de una nación, prácticamente a toda la comunidad de naciones, desde las más atrasadas hasta las más desarrolladas que no escapan de las contradicciones del sistema que generan estos problemas; y por otra parte, dado justamente por esta dimensión, ninguna nación aislada podría enfrentarlos con éxito. Por esta razón es que se determinan problemas globales.