BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Econom�a y Ciencias Sociales

LA CAUSA REPUBLICANA

Jos� L�pez


 


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1. La ley del desarrollo desigual y combinado de la sociedad

El fil�sofo norteamericano George Novack en su ensayo La ley del desarrollo desigual y combinado de la sociedad sostiene:

El factor m�s importante del progreso humano es el dominio del hombre sobre las fuerzas de producci�n. Todo avance hist�rico se produce por un crecimiento m�s r�pido o m�s lento de las fuerzas productivas en este o aquel segmento de la sociedad, debido a las diferencias en las condiciones naturales y en las conexiones hist�ricas. Estas disparidades dan un car�cter de expansi�n o compresi�n a toda una �poca hist�rica e imparte distintas proporciones de crecimiento a los diferentes pueblos, a las diferentes ramas de la econom�a, a las diferentes clases, instituciones sociales y campos de cultura. Esta es la esencia de la ley del desarrollo desigual. Estas variaciones entre los m�ltiples factores de la historia dan la base para el surgimiento de un fen�meno excepcional, en el cual las caracter�sticas de una etapa m�s baja del desarrollo social se mezclan con las de otra superior. Estas formaciones combinadas tienen un car�cter altamente contradictorio y exhiben marcadas peculiaridades. Ellas pueden desviarse mucho de las reglas y efectuar tal oscilaci�n como para producir un salto cualitativo en la evoluci�n social y capacitar a pueblos antiguamente atrasados para superar por un cierto tiempo a los m�s avanzados. Esta es la esencia de la ley del desarrollo combinado. Es obvio que estas dos leyes, estos dos aspectos de una sola ley, no act�an al mismo nivel. La desigualdad del desarrollo precede cualquier combinaci�n de factores desarrollados desproporcionalmente. La segunda ley crece sobre y depende de la primera. Y a su vez �sta act�a sobre aquella y la afecta en su posterior funcionamiento.

La ley del desarrollo desigual y combinado de la sociedad explica por qu� ciertos pa�ses atrasados, repentinamente, pasan a estar a la vanguardia de la historia. Ayuda a explicar por qu�, por ejemplo, Rusia inici� una revoluci�n que ten�a por objetivo sustituir al capitalismo cuando �ste a�n no estaba suficientemente maduro en dicho pa�s. Contrariamente a lo que parec�a, a lo que se preve�a, como era que la revoluci�n socialista se iniciara en los pa�ses donde el capitalismo estaba m�s avanzado, como al principio del siglo XX eran Alemania o el Reino Unido, por el contrario, fue Rusia, uno de los pa�ses de Europa donde el capitalismo estaba m�s atrasado, donde se inici� un proceso hist�rico encaminado a su superaci�n (proceso que posteriormente fracas�).

Lenin explicaba que aunque en Rusia no exist�an las condiciones materiales id�neas para el socialismo, el capitalismo se rompi� por su eslab�n m�s d�bil. La Revoluci�n rusa tuvo lugar, entre otras razones, porque se daban dos condiciones: el pa�s ten�a una gran necesidad de avanzar (necesidad no satisfecha por el r�gimen inmovilista de los zares ni por el r�gimen transitorio, entre febrero y octubre de 1917, liderado por la casi inexistente burgues�a), y exist�a una clase intelectual muy consciente sobre la necesidad y posibilidad de avanzar. En mi opini�n, ambos factores fueron determinantes. Un pa�s atrasado, pero potencialmente rico, con enormes desigualdades sociales, con grandes contradicciones internas, una sociedad materialmente atrasada pero con una �intelligentsia� adelantada a su tiempo y muy influida por las ideas que ven�an de Occidente, en especial de Alemania (el marxismo estaba en pleno auge), vio la posibilidad de avanzar, y dio un enorme paso adelante, o por lo menos lo intent�. Por supuesto, no debemos caer en el reduccionismo y asumir como �nicas causas de la Revoluci�n rusa esos dos factores. Como siempre ocurre con cualquier acontecimiento hist�rico, el contexto tambi�n influy� notablemente. No cabe duda de que la primera guerra mundial, de que el hecho de que el r�gimen zarista fuera uno de los m�s crueles de toda Europa, etc., etc., son factores que tuvieron gran importancia.

Los acontecimientos, de cualquier �ndole, se producen porque existe cierta combinaci�n de factores que hace que se produzcan. Es muy dif�cil prever y hasta explicar por qu� se produce tal o cual hecho porque no se trata s�lo de sumar factores, como si fuesen independientes, sino que dichos factores se realimentan mutuamente o se contrarrestan. No existe una ecuaci�n m�gica que nos permita explicar totalmente por qu� ocurren las cosas. Sin embargo, aunque no exista dicha f�rmula, o aunque la desconozcamos (si es que existe), lo que s� existen son factores que parecen estar relacionados con los hechos. Dicho de otra manera, aunque no conozcamos la f�rmula que nos relacione las causas y los efectos de los acontecimientos hist�ricos, s� conocemos los �ingredientes� de dicha f�rmula, s� sabemos de la relaci�n entre ciertas causas y ciertos efectos. A�n nos queda mucho camino por delante para formular una teor�a cient�fica de la historia humana. El materialismo hist�rico y la ley del desarrollo desigual y combinado de la sociedad suponen un principio importante pero a�n insuficiente. Por tanto, mientras no seamos capaces de formular una teor�a que explique fehacientemente lo que ocurri� y lo que ocurrir�, toda explicaci�n sobre lo acontecido est� sujeta a discrepancias, a distintas versiones (y esto no es el problema, el problema surge cuando s�lo ciertas versiones pueden ser conocidas), y toda previsi�n est� sujeta a un margen de error nada despreciable. Incluso, si alg�n d�a somos capaces de establecer ecuaciones para explicar los fen�menos del pasado o para prever los del futuro, esto no debe asustarnos porque no significa necesariamente que todo est� predeterminado. Una ecuaci�n puede tener una fuerte componente aleatoria. Existen ecuaciones en la teor�a estad�stica que pueden prever los acontecimientos futuros con cierto margen de error. Por ejemplo, se puede calcular la probabilidad de que en determinado juego de azar se d� cierta jugada. Pero no hay que confundir la probabilidad con la certeza. Si alg�n d�a somos capaces de desarrollar una teor�a cient�fica que explique la historia humana, no cabe duda de que las ecuaciones de dicha teor�a ser�n ecuaciones probabil�sticas. El ser humano, y por extensi�n la sociedad humana, tienen una alta componente aleatoria, de imprevisibilidad (�afortunadamente!).

La ley del desarrollo desigual y combinado de la sociedad, como toda ley cient�fica, nos ayuda a explicar por qu� ocurri� lo que aconteci� en el pasado, pero tambi�n nos puede ayudar a intentar prever lo que puede ocurrir en el futuro. En el resto de este libro intentar� demostrar que en Espa�a se dan unos factores que pueden posibilitar dar un salto importante en la historia. Espa�a, pa�s atrasado, puede, al dar dicho salto, adelantar a sus pa�ses vecinos desde el punto de vista pol�tico. Nuestro pa�s es uno de los principales candidatos de Europa para impulsar el desarrollo de la democracia. Pero, como toda ciencia humana, es decir, como toda ciencia inexacta, todo cuanto se diga est� sujeto a un importante margen de error. Que en Espa�a pueda producirse un gran salto, no significa autom�ticamente que vaya a producirse. De lo que se trata en la ciencia revolucionaria es de transformar una probabilidad en una certeza, de que el puede ocurrir d� lugar al ocurra. El movimiento republicano debe trabajar para que ese gran salto ocurra y merezca la pena. El salto no ocurrir� por s� mismo. Y para ello es ineludible analizar la situaci�n actual para ver si puede ocurrir y para ver c�mo hacer que ocurra.

La ciencia revolucionaria, como cualquier ciencia, debe analizar el universo objeto de estudio, en este caso la sociedad humana, para comprender sus leyes, pero, a diferencia de otras ciencias, en ella se pretende adem�s alterar dicho universo. La ciencia revolucionaria tiene como objetivo �ltimo la transformaci�n de la sociedad. Las leyes de la sociedad humana, a diferencia de las leyes de la naturaleza, no son inmutables. Los humanos tenemos cierta capacidad de alteraci�n de dichas leyes. Aquellos que aspiramos a una sociedad mejor, necesitamos conocer c�mo funciona la sociedad para transformarla, para alterar, en la medida de lo posible, su funcionamiento. A diferencia de otras ciencias, en las que nos limitamos a ser espectadores del universo estudiado, en las que s�lo podemos conocer sus leyes y someternos a ellas o en todo caso en las que s�lo podemos usarlas para nuestro propio beneficio, leyes inmutables que no dependen de nosotros, en las ciencias humanas, las leyes las hacemos, con cierto margen de libertad (no infinito desde luego) los propios humanos. En la sociedad humana somos a la vez v�ctimas de sus leyes y hacedores de las mismas. En la sociedad humana somos protagonistas, no s�lo espectadores.

Esto lo expresaba muy elocuentemente Engels en su libro �Anti-D�hring�:

Las fuerzas activas en la sociedad obran exactamente igual que las fuerzas de la naturaleza �ciega, violenta, destructoramente�, mientras no las descubrimos ni contamos con ellas. Pero cuando las hemos descubierto, cuando hemos comprendido su actividad, su tendencia, sus efectos, depende ya s�lo de nosotros el someterlas progresivamente a nuestra voluntad y alcanzar por su medio nuestros fines. Esto vale muy especialmente de las actuales gigantescas fuerzas productivas. Mientras nos neguemos tenazmente a entender su naturaleza y su car�cter �y el modo de producci�n capitalista y sus defensores se niegan en�rgicamente a esa comprensi�n�, esas fuerzas tendr�n sus efectos a pesar de nosotros, contra nosotros, y nos dominar�n tal como detalladamente hemos expuesto. Pero una vez comprendidas en su naturaleza, pueden dejar de ser las demon�acas due�as que son y convertirse, en manos de unos productores asociados, en eficaces servidores. Esta es la diferencia entre el poder destructor de la electricidad en el rayo de la tormenta y la electricidad dominada del tel�grafo y del arco voltaico; la diferencia entre el incendio y el fuego que act�a al servicio del hombre.


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