German Lopez Noreña
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3.1 Del Epicureismo
Epicuro (nacido en Samos, 341 a. de C. y muerto en Atenas, 270 a. de c.), uno de los grandes filósofos de la antigüedad, fue gestor de ideas poco comprendidas en su tiempo plasmadas ellas en una gran variedad de sus escritos, de los que apenas se han conservado tres cartas y algunos breves fragmentos de su prolija producción de más de 300 manuscritos . Filosofo, nacido de padres pobres (Neocles, maestro de escuela y Querèstrates, su madre, adivina), del que según Demetrio de Magnesia, en palabras de Diógenes de Laercio, fue discípulo de Xenòcrates. La historiografía de la filosofía da cuenta de la creación de su escuela a la que llamó El Jardín, y de la que de su sitio de creación no existe un lugar definido: para unos fue creada en la ciudad de Làmpsaco y, para otros la ciudad de Lesbos; para finalmente trasladarla a Atenas.
En torno a una semblanza moderna del pensamiento de Epicuro, veamos lo que nos dice Javier Antolín Sánchez (2000), en la introducción y más específicamente en lo que corresponde al ítem de la motivación de la realización de su tesis doctoral:
“Dentro la historia del pensamiento Epicuro no destaca por ser un gran teórico o por ser el creador de un innovador sistema de pensamiento, pero hay algo que le hace especialmente atractivo. Según el, la reflexión filosófica sólo tiene sentido si nos ayuda a ser felices en el mundo en que vivimos, en medio de la sociedad que nos rodea. Lo esencial del saber es que reside en tranquilizar el ánimo y proporcionarnos la vida feliz. Y toda su filosofía es, precisamente una invitación, a la felicidad, por otra parte, Epicuro no se limitó sólo a teorizar sobre esto, sino que predico con ejemplo de su vida, supo dar testimonio de su vida feliz a pesar de distintos avatares, sufriendo múltiples dolores corporales e inmerso en un tiempo de crisis, de desastres políticos y económicos.
El camino hacia la felicidad abierto por Epicuro no es un camino individual, pues da importancia a la vida en compañía con los amigos, en comunidad. Aunque uno puede vivir sin necesitar de nadie, el sabio tendrá amigos. El filósofo de Samos se caracterizó también por ser una persona que cultivaba las amistades y que dejó una perenne huella en la memoria de sus seguidores después de su muerte. Epicuro no recomienda al sabio vivir aislado como un anacoreta. Conociendo bien la fragilidad humana, no cree que esta paz se pueda alcanzar en soledad. Exhorta en la Epístola a Meneceo a meditar con la compañía de algún amigo (Ep. Men. 135). Para èl, la amistad no es solo un medio para conseguir la felicidad, sino la felicidad misma, pues sin amigos no existe vida feliz.
La filosofía Epicúrea está centrada básicamente en la realidad sensible y corporal, es una filosofía materialista que no desatiende el aspecto del cuidado del alma, nos dice que la preocupación fundamental, para los jóvenes como para los viejos , es el cuidado de nosotros mismos (Ep. Men. 132), es decir, una vuelta hacia el mundo interior. En su teoría del placer revindica el placer sensible, pero, por otro lado, nos dice que el placer superior es la ausencia del dolor. La felicidad, meta de su filosofía, se identifica con el placer en no sentir dolor en el cuerpo ni el espíritu.
La filosofía de Epicuro está enmarcada en la Grecia del siglo IV a. C.y es una respuesta a la caída de la Polis. Epicuro vive unos años marcados por una crisis política, interna y externa. Descubre que el hombre no puede encontrar la felicidad en aquellas violencias e intrigas sanguinarias que generaba el poder; por eso considera que la política era una actividad despreciable para el filósofo.”
Vemos pues, un acentuado alejamiento en Epicuro del pensamiento Platónico, para quien el político y el gobernante ideal, lo era, el filosofo. Veamos entonces los fundamentos teóricos y características del Epicureismo:
La Física epicúrea se inspira en Demócrito. Siendo los dos principios en esta física: “nada nace de la nada” y “el Todo consiste en átomos y vacío, y es infinito” y “Los cuerpos son sistemas de átomo”. Aspecto que colige a pensar, en razón de ser la existencia de los átomos infinita, el poder existir también infinitos mundos analógicamente al nuestro que nace, se desarrolla y a la vez perece.
La existencia de los dioses en Epicuro es aceptada; considerándolos inmortales y con forma de hombres antropomorfos, viviendo en los espacios intermundanos totalmente felices y sin tener ninguna ingerencia en la vida de los mortales y en los sucesos propios de la naturaleza, de los que no hay nada que temer. Distanciándose del pensamiento de Platón en lo concerniente a su religión popular y la teología astral. Decía que los fenómenos naturales debían tener explicaciones más cercanas a la naturaleza misma, y no a los mitos. La concepción, de blasfemar para Epicuro, no es negarla existencia de los dioses, sino la aceptación popular de las características que el pueblo le atribuye.
• Del conocimiento, consideraba como cosas reales únicamente aquellas factibles de ser captadas por los sentidos. Alrededor de esta concepción, argumentó sus tres criterios de la verdad: La sensación, la anticipación y la afección.
• La Ética en Epicuro, hedonista por naturaleza, para el mundo griego fue algo novedoso, dando ruptura al paradigma vigente hasta ese entonces. Distingue dos tipos de deseos en el ser humano, los naturales y los por él llamados vanos deseos, de los que los primeros son necesarios y los segundos no. Para finalmente concluir que la salud del cuerpo y el bienestar del alma, estaba directamente ligada en una buena elección y selección de ellos.
Muy probablemente, la procedencia humilde y su acentuada deficitaria salud en sus aproximadamente nueve últimos años de vida, marcó el pensamiento Epicúreano. Centrémonos entonces en lo relacionado con el Epicureismo y la educación, es decir su incidencia en la Paideia griega. “Los del Jardín” como se le solían llamar a los discípulos de Epicuro, se encontraban en un lugar lejano de la ciudad, alejados del ruido y los avatares de la misma, persiguiendo lograr la felicidad espiritual:
“Los epicúreos fueron filósofos que optaron completamente por vivir fuera de la ciudad, fundaron comunidades “alternativas” y tuvieron los bienes materiales necesarios para vivir plenamente la autosuficiencia, con el cuidado espiritual de las enseñanzas de su maestro. No sabemos mucho sobre lo que sucedió en el Jardín original y sobre otras comunidades epicúreas. Pero podemos pensar que el Jardín simbolizó, y hasta cierto punto satisfizò, la provisión de las necesidades externas que la felicidad epicúrea requería para el individuo” .
El Jardín se distancia enormemente en cuanto a la metódica de enseñanza, contenidos y objetivos del Liceo Aristotélico y la Academia Platónica. Epicuro, busca una enseñanza más íntima, a diferencia del elevado numero de estudiantes del Liceo y la Academia. Y no propicia la formación investigativa de la escuela de Aristóteles, ni persigue la instrucción para la política, presentada en sus inicios por la Academia.
Le pertenece a la escuela Epicúreana en la historia de la educación, la alta distinción, de el haber sido pionera en dar posibilidades educativas a las mujeres y esclavos aceptándoles como estudiantes del Jardín, lo que hoy por hoy en los tiempos de la posmodernidad se enuncia como las necesidades educativas de inclusión y de género. De este avance en la Paideia griega, Javier Antolín Sánchez, en su tesis doctoral ya referenciada, citando a R Happiness, nos argumenta:
El esclavo Mys junto con otros esclavos eran miembros de la escuela; también estaba abierta a las mujeres, otro contraste entre la escuela epicúrea y las otras instituciones filosóficas de la Grecia antigua. Los investigadores generalmente creen que el Jardín de Epicuro fue la única de las escuelas de filosofía en Grecia que admitía esclavos.
Pero, volvamos una vez más a la posible vigencia y las diversas actualizaciones del Epicureismo en el transito de la crisis de la modernidad a la posmodernidad. Iniciemos diciendo con Jesús i Hernández Dobon de la Universidad de Valencia, como:
En la ciencia de la naturaleza, Prigogine y Stengers (1986) han replanteado la hipótesis del clinamen de Epicuro, el momento de imprevisibilidad que se opone al determinismo. Según ellos, los procesos irreversibles de la naturaleza –asociados a la flecha del tiempo cosmológico, determinada por la segunda ley de la termodinámica, a saber, la ley de la entropía son tan «reales» como los procesos reversibles –descritos por las leyes tradicionales de la física, desempeñan un papel «constructivo» en la naturaleza y plantean una reformulación de la dinámica. Por cierto que la desconsideración de este tema –el clinamen de Epicuro en las Lecciones de historia de la filosofía de Hegel fue el tema de la disertación doctoral de Karl Marx, en la tradición del hegelianismo de izquierda. Aunque tal vez sin advertir el precedente marxiano, I. Wallerstein recupera este tópico, destacando que la crítica de Prigogine y Stengers a la distinción entre sociedad y naturaleza produce un cierto «reencantamiento del mundo» (cit. Teodoro 2003: 20). Prigogine (1997), que reclama también un cierto escepticismo, ha continuado esa teorización criticando la interpretación probabilistica de la ley de la entropía, un teorema de Boltzmann que ya había sido duramente cuestionado por Nicholas Georgescu-Roegen (1971) en sus derivaciones para la economía.