German Lopez Noreña
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Dejemos ya al Escepticismo e incursionemos en el Neoplatonismo. Término que denomina conjuntamente a las doctrinas filosófica y religiosas de una escuela no homogénea, la que se centró en lograr llegar a una síntesis y desarrollo de las ideas metafísicas de Platón, especialmente en lo relacionado con la teoría de las formas . De Ammonio Saccas, su posible fundador fue un filósofo del siglo III de nuestra era, iniciado en el cristianismo para luego acogerse al paganismo, oriundo de Alejandría y, del que no se conserva nada escrito, maestro de Plotino su discípulo más importante, Longino y Herenio.
Plotino formado filosóficamente en el pensamiento Aristotélico, y especialmente, en el de Platón, nacido en el 205 en la ciudad egipcia Licòpolis, hoy Assiut, y muerto en el 270 de nuestra era, de quien se conservan 54 tratados en los que – a decir de los expertos de los más completos y sólidos tratados conceptualmente de la antigüedad, comparables a los de el creador de La Academia y el fundador del Liceo-; postula su teoría de la Trinidad compuesta por:
• El Uno, de naturaleza indescriptible, lo más grande, lo perfecto, infinito e incognoscible, emergiendo de él varias instancias de la realidad, correspondiéndole al nous (la inteligencia pura) su más alto nivel. Denominado por el propio autor como el mismo Dios. El Logos emanado de la unidad como ser supremo, conlleva el verbo, la inteligencia que propicia y contiene las ideas de las cosas posibles. El Uno va y está más allá del ser, es decir de lo material, es lo incompresible.
• El segundo elemento de la triada de Plotino, es el nous, es decir, la inteligencia pura, engendrada por el ente supremo. En términos analógicos, Plotino, nos dice que el Uno y el Nous, son como el Sol y La Luna, siendo el Sol, el Uno, que emana la luz para hacer visible la Luna, el nois. Ahora la función del nous, ya dotada de luz, es que el Uno Pueda verse a si mismo. Pero como ha sido creación y es imagen del Uno, se convierte en la puerta o el medio para que nosotros los humanos logremos ver el ser supremo, al Uno. En términos generales, podemos ver en esta analogía la Dialéctica de La República de Platón, la que en uno de sus pasajes de manera similar, conduce a una visión de la forma del bien, no del bien mismo.
• La última Hipóstasis de la terna teórica de la doctrina de Plotino, la constituye el alma .Originada por el nous, la inteligencia pura. Al ser el nous creación e imagen del Uno, y el alma del nous, entonces el alma es de la misma sustancia e imagen del Uno -Juego dialéctico en el que hace presencia el principio matemático de la forma A = B y B = C entonces A=C. Ahora, el alma universal, gracias a su actividad creadora, se convierte en un puente entre la inteligencia pura y el mundo material, y tiene el libre albedrío de andar por la senda del bien o del mal; es decir conservar la naturaleza e identidad del ser supremo –la perfección y las características del Uno-, o corromperse, dando origen a dos tipos de alma, superior e inferior.
El neoplatonismo, plantea la posibilidad de que esas almas inferiores tienen la oportunidad de enmendar y corregir en su mal camino, alejándose voluntariamente gracias a su liberad de esa errónea elección.
Desde un enfoque doctrinal, la característica predominante del neoplatonismo es la contrastación terminante planteada entre lo espiritual y lo material. Oposición movilizada partiendo del dualismo platónico de lo ideal con lo material, a través de una hipótesis metafísica mediada por, el nous y el alma universal, que al ser cosustanciales con el Uno, deben conllevar un desapego del hombre de lo material, gracias al rigor y la practica de una vida disciplinadamente virtuosa.
Ahora bien, ya establecidos los fundamentos epistémicos del Neoplatonismo, argumentaremos sobre su posible necesidad de su presencia en la actualidad en la educación, remitiéndonos a pensar en ese ideal de Paideia Griega, en este cronos de implosión social, de corrupción total en todas las esferas del hombre social y de redes de comunicación. Es decir en la complejidad del hombre como integralidad, tan certeramente explicitado por Morin en El Método; porque para nadie es un misterio el estado actual de descomposición y de perdida de valores de la sociedad actual. Parafraseando a Nietzsche ¡somos humanos muy humanos!
La añeja pugna entre el bien y el mal, contemplada en el corpus teórico del Neoplatonismo ha estado presente en todas las épocas históricas del hombre, y tiene vigencia en la sociedad posmoderna. Es menester que los sistemas educativos –reconociéndose el no ser la educación la panacea desde la cual se da solución a todos los problemas del orbe, pero si sus posibilidades de contribuir desde ella a la erradicación de los mismos- del mundo, retomen algunos elementos de la doctrina platónica y procuremos volver en nuestros estudiantes y, por ende a la sociedad en el buen camino que trasegan los adeptos de la vida ascética. Mediada, por una libertad con niveles de autonomía en el decidirse por el bien o por el mal:
El individuo humano, no puede ciertamente escapar a su suerte paradójica: es una pequeña partícula de vida, un momento efímero, una insignificancia, pero al mismo tiempo despliega en sí la plenitud de la realidad viviente: la existencia, el ser, las actividades, y así contiene en sí el todo de la vida sin dejar de ser una unidad elemental de la vida. Al mismo tiempo, despliega en sí la plenitud de la realidad humana, con la consciencia, el pensamiento, el amor, la amistad. Contiene en sí el todo de la humanidad, sin dejar de ser la unidad elemental de la humanidad.
(Edgar Morin: Antropología Social)