ANÁLISIS DE LA PRÁCTICA PROFESIONAL DE LOS TRABAJADORES SOCIALES EN EL ÁMBITO ESTATAL
Andrea Antonia Oliva (editora)
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En el contexto global de redefiniciones y cambios a nivel planetario, la profesión de Trabajo Social tiene su propio proceso interno de transformaciones plagado de contradicciones.
En Argentina, el Trabajo Social se ha legislado como una profesión que se puede ejercer autónomamente, y se rige por distintas leyes nacionales y provinciales las que han dado lugar a los Consejos Profesionales a nivel nacional y provincial. Sin embargo, históricamente vinculados a las políticas sociales y en relación de dependencia con el Estado, los Trabajadores Sociales se han desempeñado como empleados dentro de las estructuras estatales. Su principal fuente laboral ha sido, y continúa siendo, dentro de la esfera estatal las instituciones públicas de educación, salud, justicia, las dependencias de acción social o (actualmente) desarrollo social, tanto a nivel nacional, provincial o municipal.
A pesar de las políticas de achicamiento del Estado, hay estudios que demuestran que esto no ha provocado un corrimiento de los trabajadores sociales hacia el sector privado o hacia el ejercicio independiente. 5 Si bien, han surgido nuevas organizaciones no gubernamentales, esto no tiene fuerte incidencia en el tipo de empleo de los trabajadores sociales.
Las instituciones o reparticiones que los emplean se ven afectadas por recortes presupuestarios muy significativos, a partir de los cuales se procede a la precarización de trabajo, con el deterioro de las condiciones laborales. Ese deterioro es tanto desde el punto de vista salarial, como de la prestación de servicios. El drástico recorte del "gasto social" provocó que se modifiquen las condiciones laborales del Trabajador Social como asalariado y a su vez se transformen las funciones profesionales en su accionar cotidiano.
Se pueden caracterizar dos procesos que han acrecentado las demandas que atienden los Trabajadores Sociales: * Los despidos masivos han llevado a una altísima tasa de desocupación provocando, que grandes cantidades de población no puedan cubrir sus necesidades. * Los sectores asalariados han sufrido pérdidas considerables del poder adquisitivo y la ampliación del trabajo "en negro" conllevando a aumentar las necesidades no cubiertas por el salario6.
Se conjugan la desocupación y el acrecentamiento de necesidades no reconocidas en el salario, con las deficiencias y recortes en el sistema público de salud, educación, vivienda, previsión, lo que provoca en el espacio profesional de Trabajo Social, mayores demandas con menores recursos.
El deterioro del presupuesto, también se pone de manifiesto en la falta de mantenimiento de las instituciones, tal como expresa una entrevistada:
En cuanto a las condiciones de trabajo son deprimentes .La oficina toda, desde la puerta, que le faltan los vidrios...[E-3]
En los servicios sociales de las instituciones estatales se acostumbraba a tratar, casi exclusivamente, con sectores de pobreza extrema, carentes de medios económicos y culturales para plantear reclamos desde un punto de vista reivindicativo. Comúnmente se establecía una relación de poder derivada del binomio asistente-asistido, que ponía en un plano de superioridad al profesional.
El Trabajador Social encuentra hoy, además, a otro tipo de usuarios que pertenecen a sectores sociales que son o fueron asalariados. Estos sectores, a diferencia de los tradicionalmente atendidos, tienen en su mayoría un bagaje de conocimientos sobre derechos, tareas organizativas y de gestión con los que se establece una nueva forma de relación.
Lo que quiero decir es que la gente no se calla. No está dócilmente respondiendo las preguntas del profesional[E-3].
Producto de la caída del poder adquisitivo de los sectores medios, no solo se presentan con demandas individuales, sino que han surgido dirigentes de asociaciones de mujeres, grupos de autoayuda, comisiones de padres de distinta índole que son profesionales, pequeños comerciantes o cuentapropistas7.
Estos sectores se expresan de formas variadas, ya sea con denuncias en medios de comunicación masiva o en formas organizativas de distintos niveles.
Faleiros, que trata el tema desde la perspectiva del empowerment plantea:
Los actores sociales con los cuales tradicionalmente ha trabajado el Servicio Social también vienen cambiando. Los pobres, las mujeres, los enfermos, los jubilados, los niños, los adolescentes que constituyen los usuarios de los servicios sociales se están constituyendo como sujetos políticos, como ciudadanos, participantes de pequeños y grandes movimientos específicos de su categoría, diversificando su proceso de inserción social, pero también consolidándose como consumidores individuales de los servicios sociales (Faleiros ,1996:14).
Lo que queda aquí planteado, según el autor, es que también se han transformado los mismos sectores con los que se venía trabajando.
En las tareas, que el Estado como empleador, le asigna al Trabajador Social, encontramos que le atribuye particularmente funciones de asistencia, educación y gestión. Esto significa que más allá de la institución o repartición, se desarrollan actividades que son comunes, estando atravesadas por las mismas contradicciones.8
A su vez se presenta una complejización en la definición del área o campo ya que requiere hoy mayores precisiones.
Hablar del área salud implica incluir una gama muy variada de problemáticas que no pueden ser estudiadas e intervenidas de igual manera. Dentro de salud tenemos, a modo de ejemplo, que se ha complejizado la atención de adolescentes, que hoy cuentan con áreas exclusivas dentro de los hospitales públicos. En cuanto nuevas problemáticas encontramos la derivada de los transplantes de órganos, que se han desarrollado en los últimos años, y donde el Trabajador Social ocupa un espacio dentro de los equipos interdisciplinarios. Asimismo el trabajo con pacientes de enfermedades terminales o de alta complejidad, dista mucho del que se realiza, por ejemplo, en los centros de atención primaria de la salud, o en un Hospital psiquiátrico.
De este modo tenemos que dentro de un mismo área existen especificidades que requieren un estudio particular para el desarrollo de distintas estrategias de acción.
En este sentido se han modificado las condiciones laborales del Trabajador Social como asalariado y han surgido nuevos campos o se han desagregado los existentes, transformándose las funciones profesionales en el accionar cotidiano.
Para comprender un cierto tipo de problemas de la práctica profesional en las instituciones estatales hay que tener presente la relación con la formación de los profesionales que se desempeñan allí.
La cuestión de la formación de los Trabajadores Sociales es uno de los temas de preocupación en el marco de los profundos cambios actuales. Existen distintas instituciones de formación dependientes de Universidades Nacionales9; dependientes de Institutos de Formación Terciaria; dependientes de instituciones privadas religiosas; Universidades privadas. Esta diversa gama de unidades académicas de formación profesional provoca un abanico de perfiles que van desde propuestas muy ligadas al campo de la psicología social hasta proposiciones voluntaristas de tipo filantrópico/caritativa.
La formación de profesionales del Trabajo Social en Argentina post'8310 estuvo centrada en lo que fue el signo de la época, la oposición entre democracia o autoritarismo; participación o verticalismo; asistencia o asistencialismo; dependencia o liberación. Estas contradicciones, presentes en la sociedad, eran vistas como puntos de elección entre un Trabajo Social "crítico, comprometido y liberador"11 o de lo contrario se designaba un Trabajo Social "autoritario al servicio de las clases dominantes".
La discusión del posicionamiento del Trabajador Social estuvo en el centro de toda la actividad académica de la época. Obviamente esto respondió a un momento histórico de marcado enfrentamiento a todo aquello que provenía de la dictadura militar. Esto provocó la negación de las funciones del trabajador social como asalariado dependiente del Estado, por lo tanto, no se investigó sobre como trabajar en el marco de las instituciones estatales.
Este vacío en el análisis contribuyó a que varias camadas de profesionales se vean frustradas en el ejercicio de la profesión, principalmente al no encontrarse preparados para analizar y enfrentar los condicionamientos que impone la relación salarial en la esfera estatal.
Cuando los Trabajadores Sociales hablan sobre su práctica, en pocas ocasiones mencionan su condición de asalariado como condicionante, sin embargo mencionan siempre las dificultades que se presentan en determinada institución que no permite desarrollar la intervención12.
Aparecen expresiones tales como "No puedo hacer lo que quiero" o "tengo demasiadas trabas por eso no puedo hacer nada". En el trasfondo aparece una idea de trabajo profesional con el sello de la formación de la década del ´80 que apuntaba a ubicar en el centro el compromiso, sin profundizar sobre otros aspectos constitutivos de la práctica profesional del Trabajo Social.13
La esfera de la asistencia, ha sufrido una negación que implicó la subestimación de la utilización de los recursos destinados a la política social.
En la actualidad los Trabajadores Sociales posicionados desde una visión crítica de este sistema económico, no cuentan con un bagaje teórico para desempeñarse como profesionales capaces de intervenir en las particularidades que adquiere la cuestión social en la actualidad.
Instancias y niveles del análisis de la práctica profesional
Desde la perspectiva de Piet Reckman y Rudi Van Roon 14 el concepto de práctica es trabajado como pensar actuando y actuar pensando15.
Según Reckman y Van Roon (1991) la práctica no es la suma de acciones sino que atraviesa distintas instancias que incluyen la experiencia cotidiana, su análisis y la transformación de esa experiencia; asimismo contiene niveles que recorren desde lo individual hacia lo social.
Esta claro que no existen fronteras fácilmente detectables entre los distintos niveles de actuación a nivel micro, intermedio y macro pero se puede afirmar que los niveles e instancias son cualitativamente diferentes. Analizar la práctica en estos niveles es valorar la acción cotidiana como parte de los procesos sociales de cambio. Existen distintos niveles de cambios o de práctica cambiante que van desde lo micro hasta lo societal, así presenciamos como las leyes y políticas sociales son consecuencia de distintos movimientos que se fueron construyendo desde lo micro. Reckman y Van Roon nos introducen en el estudio de la dinámica de la práctica, cuyos conceptos nos aportan una relación entre la acción cotidiana de los individuos, la constitución de grupos y los movimientos sociales.
En la comprensión del interjuego universalidad /particularidad / singularidad se debe agregar el carácter contradictorio contenido. El complejo movimiento de la práctica no se agota en la declaración de la existencia de las contradicciones sociales. La Associação Brasileira de Ensino de Serviço Social en un documento publicado en 1989, nos advierte sobre esta cuestión:
No se consiguió avanzar lo suficiente en el carácter contradictorio de la práctica profesional. Al mismo tiempo, en que la práctica se ejerce, ella reproduce las contradicciones que caracterizan la sociedad de clases. Con todo, el examen de esas contradicciones precisa superar el análisis mecánico de la relación capital/trabajo que muchas veces cae en un economicismo estéril16 ( ABESS, 1989:18).
De este modo pasaremos a trata las contradicciones en torno a la relación salarial.