ANÁLISIS DE LA PRÁCTICA PROFESIONAL DE LOS TRABAJADORES SOCIALES EN EL ÁMBITO ESTATAL
Andrea Antonia Oliva (editora)
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La educación siempre es un hecho político, no hay educación neutra, de acuerdo a la direccionalidad que se le imprima, toman su contenido los objetivos de la asistencia y la gestión. En este sentido, es la categoría central dado que se sintetizan las perspectivas que van a orientar las tácticas y estrategias. Queremos remarcar que no existe un corte tajante que separe acciones entre lo asistencial, de gestión y lo educativo. Pero es necesario tener claro que precisamos marcar objetivos en los tres ejes para poder desarrollar estrategias, de lo contrario quedamos inmersos en la inercia de la direccionalidad que imprimen las políticas sociales. A su vez la educación trasciende las actividades que se realizan en función de la asistencia o gestión, es decir que, hay actividades específicas de educación ya sea con talleres, charlas, video-debate, etc. En una entrevista se puede entregar alguna prestación, realizar una contención emocional, relevar datos y sin embargo no apuntar a ningún objetivo educativo. Por otra parte, podemos estar refiriéndonos también a una entrevista o reunión grupal, donde se desarrolla una intervención con objetivos que responden a las tres funciones. Consideramos que existen dos elementos básicos que van a influir en el carácter educativo de la intervención profesional, ellos son el lenguaje y la experiencia. El Trabajador Social incide (y decide) sobre conductas, valores, a través de "la otra" compresión sobre el problema, siendo este un acto educativo. Cuando nos referimos a lenguaje no nos remitimos solo a la expresión verbal, sino a todo el conjunto que se expresa en gestos, en ademanes, tonos de voz, así como, todo lo que referimos como recursos visuales, ya que la comunicación es un elemento fundante de la educación. En cuanto a la experiencia, nos referimos a la instancia necesaria de la práctica, que requiere ser reflexionada para poder ser modificada. Es decir, si bien, toda experiencia deja una huella, desde el punto de vista de la práctica profesional, ponemos como objeto, problematizamos esa experiencia, y nos anticipamos a otras experiencias apuntado a darle una direccionalidad que cumpla con fines educativos. Claro que, también el profesional aprende en ese mismo movimiento, y en la medida que reflexiona sobre su práctica e incorpora mayores elementos de análisis, tiene mayores posibilidades de una acción educativa intencionada. Teniendo presente, entonces esos dos elementos, lenguaje y experiencia, pasamos incorporar lo que se constituye como un punto de partida fundamental de la función educativa, que es la vida cotidiana.
... el Asistente Social ejerce una acción eminentemente "educativa", "organizativa", en las clases trabajadoras. Su objetivo es transformar la manera de ver, de actuar, de comportarse y de sentir de los individuos en su inserción en la sociedad. Esa acción incide, por lo tanto, sobre el modo de vivir y de pensar de los trabajadores, a partir de situaciones vivienciadas en su cotidiano...(Iamamoto,1992:40).
En este planteo se presenta la cuestión educativa con un objetivo de transformar la vida cotidiana. Nos remitimos a J.P.Netto que, desde la perspectiva luckacsiana, nos proporciona elementos fundamentales para la comprensión de la vida cotidiana
La vida cotidiana puesta así en su insuprimibilidad ontológica, no se mantiene como en una relación seccionada con la historia. Lo cotidiano no se despega de lo histórico - antes, es uno de los niveles constitutivos: el nivel en que la reproducción social se realiza en la reproducción de los individuos en cuanto tales (Netto, 1996:66).
Comprender que la vida cotidiana es insuprimible y que es un nivel constitutivo de la reproducción social es de fundamental importancia no solo para el análisis de la vida cotidiana de los usuarios, sino para ubicarse el propio Trabajador Social, como sujeto inmerso en la historia, en relación a su propia vida cotidiana. Esto le permitirá un análisis objetivo de sus intereses y posicionamiento en su práctica profesional. Es decir, que al hablar de vida cotidiana no nos referimos solo a la vida cotidiana de los usuarios, sino que el propio Trabajador Social tiene que tener claro de qué manera su vida cotidiana está presente, y es insuprimible. Quizás podamos dar más claridad a la idea que queremos expresar con un ejemplo que se presenta a menudo: Es el horario del mediodía y el Trabajador Social está entrevistando a un usuario, pero tiene hambre, entonces tiende a dar fin a la conversación, para poder ir a comer. Tiene que analizar lo que le está ocurriendo, y como eso está influyendo en esa entrevista, solo de ese modo podrá ubicarse de acuerdo a su perspectiva ética, y no caer por inercia en una acción asistencialista y/o burocrática.
Ninguna existencia individual cancela la cotidianeidad. De allí es que ésta impone a los individuos un padrón de comportamiento que presenta modos típicos de realización, asentados en características específicas que cristalizan una modalidad de ser del ser social en lo cotidiano, figurada especialmente en un pensamiento y en una práctica peculiares(ibid.: 68).
En relación a la comprensión del ser social en lo cotidiano de los sectores con los cuales se trabaja, es preciso entender cuales son sus condiciones de vida, dado que se presenta generalmente un problema objetivo para analizar la magnitud de las múltiples determinaciones que se resumen en la categoría pobreza. Es necesario comprender las implicancias de vivir en circunstancias de precariedad permanente, en un presente contínuo71, en un entorno de violencia, con enfermedades crónicas, riesgos de accidentes domésticos, etc. La vida cotidiana nos proporciona un significado diferente de los elementos que genera la sociedad.
Hay más aún: aquellas determinaciones de la cotidianeidad hacen que todo y cada individuo solo se perciba como ser singular vale decir: la dimensión genérica (la referencia a la pertinencia al humano-genérico) aparece subsumida, en la vida cotidiana, a la dimensión de la singularidad (ibid.: 68).
Aquí se encuentra uno de los problemas más difíciles a vencer, y es superar esa percepción de ser solamente singular, dado que obstaculiza la comprensión de las determinaciones que operan en vida cotidiana. Es decir, si una persona que no tiene trabajo, se percibe sólo como ser singular, atribuye a sus actitudes las causas que generan su situación de desempleo. Con esto queremos poner de manifiesto que de acuerdo a la comprensión de los componentes particulares que hacen a la vida cotidiana, la educación adquiere características muy diversas dentro de la intervención. Por otra parte, no restringimos el carácter educativo solo a la vida cotidiana, ya que en el trabajo con organizaciones que presentan demandas, sus participantes en algún modo no se perciben solo como singulares, y es posible profundizar sobre un carácter educativo en otros niveles de la reproducción social. El movimiento de demanda, por ejemplo de servicios, aparece cuando existe una comprensión de sus beneficios y cuando se presentan como recursos inasequibles en términos individuales. Quien no experimentó nunca el beneficio del servicio de agua corriente, tiene una limitación para comprender los beneficios. Por el contrario, quien siempre vivió con el servicio tiene una limitación para comprender las implicancias que se generan cuando no existe el servicio. Con esto estamos planteando que lo que acontece en la vida cotidiana puede generar demandas colectivas, de acuerdo a la comprensión de la experiencia. Recurrimos a algunos párrafos de las entrevistas para mostrar de qué manera se presenta la función educativa.
...tiene que ver con la comprensión frente de la lógica hospitalaria. Cómo deben manejarse en el hospital. A qué hora puede ir al comedor, cuáles son los otros lugares que el hospital tiene conveniados para poder ir a dormir la gente que no tiene recursos. Hasta la comprensión de las enfermedades de alta complejidad: cómo ayudar al chico, cómo hacer frente a la enfermedad, cómo convivir en el hospital. Cómo interpretar lo que le pasa al chico.
Aquí se presenta la gran cantidad de informaciones que el Trabajo Social intenta transmitir a los usuarios, pero también el modo en que está planteado
En la entrevista se pone en juego el vínculo de confianza que estaría permitiendo avanzar más allá de lo aparente. Es lo que permite que el Trabajador Social sea escuchado. Por otra parte, vemos que lo que "se le aparece a la gente" es la función de un psicólogo, es decir supone un profesional que trabaja sobre el individuo, sobre los problemas que ese usuario está percibiendo como singulares, como fruto de sus propias culpas o modos de actuar que son los que lo llevan a tener problemas.
...también sentía por momentos que lo que yo podía proporcionarle a la gente, era tratar de ayudarle a hacer su propia reflexión [E-1].
La educación también está determinada por la exigencia de los usuarios, como planteamos, al referirnos a la asistencia, las personas que se convierten en usuarios han dado el paso de convertirse en demandantes, ya sea en la búsqueda de una prestación definida o en el "ser escuchado" poniendo como objeto la propia situación cotidiana.
...en algunos casos vos le devolvés al otro la descripción de su situación en otras palabras. Y a mí me parece que eso en algunos casos, le estás mostrando otra forma de plantear el problema. Es decir le devolvemos la descripción de la situación con los elementos que la misma persona dijo, pero puesto con otras palabras sirve para ver diferente. Le estás devolviendo a la persona otro texto de su situación[E-3].
Educación nos remite a un proceso que al involucrarse en la socialización, dando cuenta de la dimensión política de la práctica, puede adquirir un carácter adaptativo al orden actual o de enfrentamiento, a partir del acto intencionado de educar.