INTRODUCCIÓN A LAS FINANZAS PÚBLICAS
Alberto Ibarra Mares
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La deuda externa de tener en el pasado un carácter únicamente para situaciones de emergencia, se ha llegado a convertir en ciertos periodos o decadas en un instrumento importante como fuente de financiamiento del déficit público en muchos países emergentes. Es decir, se ha convertido en un ingreso regular.
La deuda externa es tan antigua como los propios Estados soberanos de Latinoamérica. Los motivos que han llevado a este tipo de endeudamiento en muchos países de la región son muy diversos a través de la historia: parten desde propósitos meramente económicos como de hegemonía o militares. Un propósito económico sería el establecer sobre bases sólidas el crédito de la nación. Sin embargo, también se ha contraído deuda externa para mantener el control de ciertos países desarrollados sobre otros países subdesarrollados. Existe deuda que incluso se acredita por su carácter forzoso en cuanto a préstamos dirigidos al sector militar.
La deuda externa en Latinoamérica la han tipificado un sector de economistas como una pesada carga de deudas e intereses extraordinarios, contraídas por gobiernos poco honestos que han desviado el fin principal de dicho mecanismo: cubrir los déficits para cubrir el gasto de la administración pública.
Muchos países faltos de recursos para atender las necesidades públicas, aumentadas considerablemente por prestamos relacionados entre grupos empresariales, militares y gubernamentales desviados del interés público (créditos relacionados) han llevado erróneamente el mecanismo del endeudamiento público externo a sus máximas capacidades negativas, combinado esto con la emisión de papel moneda en exceso (dinero inflacionario). Así la deuda pública repetidas veces a puesto a los países latinoamericanos en situaciones de crisis crediticia que rompe el ciclo productivo, he incrementa los niveles de desempleo y pobreza.
La evolución de la deuda externa en la región durante la época contemporánea, que es la más vertiginosa y dramática en nuestra historia,
4.1. CARACTERÍSTICAS DE LA DEUDA EXTERNA EN LATINOAMÉRICA
De principios de siglo XX hasta su fin fueron cinco las características que asumió la deuda externa latinoamericana:
1. Su Privatización.
2. Su Bancarización.
3. Su Norteamericanización.
4. Su Dolarización.
5. Su Vencimiento a Largo Plazo.
1. Su Privatización. La deuda pública externa se privatizó en el sentido de que los créditos contratados fueron de origen privado y no de origen oficial en su mayoría. Es decir, no provinieron de otros gobiernos extranjeros, pues estos enfrentaron poca capacidad de crear excedente de ahorro que permitiera a su vez otorgar préstamos a otros países que lo requieran (excepto Japón).
2. Su Bancarización. El origen de los créditos obtenidos, estuvo representado por la Banca Privada Internacional y los contratos se realizaron bajo condiciones de mercado, tratando el país receptor del crédito como cliente. Los créditos fueron generalmente a corto y mediano plazo. La Banca Privada Internacional que está ubicada en países altamente industrializados asumió el papel de oferentes de crédito y los países subdesarrollados, que fueron los receptores, asumieron el papel de demandantes del crédito.
3. Su Norteamericanización. La mayoría de la Banca Comercial acreedora de Latinoamérica era estadounidense, siguiendo otros países europeos y Japón.
4. Su Dolarización. La mayoría de los créditos que se hicieron en la región se establecieron en dólares estadounidenses, aunque también existió deuda externa contratada en otras divisas europeas y el yen japonés.
5. Su Vencimiento a Largo Plazo. El mayor porcentaje de la deuda externa se contrató o reestructuró a largo plazo (más de cinco años) lo que pretendió dar un margen de maniobra a los países deudores.
Con lo anterior se puede observar que el cartel de acreedores de los países latinoamericanos estuvo constituido de manera secuencial por:
Los bancos comerciales de Estados Unidos, Japón y Europa.
Por los organismos financieros internacionales en los cuales tiene mayor influencia los Estados Unidos, Japón y Europa respectivamente.
Por los gobiernos de los países más altamente desarrollados, que son los orientadores y mediadores en las negociaciones sobre la deuda externa de la región latinoamericana y en general de los países en vías de desarrollo.