Federico Novelo Urdanivia
fjnovelo@correo.xoc.uam.mx
Comprender los acontecimientos que agobian al capitalismo internacional, desde muy diversas ópticas de la teoría económica, ortodoxa o no, parece un esfuerzo despojado de referentes históricos y, por ello, tiende a convertirse en una suerte de voluntarismo economicista que, en lo personal, ni puedo ni quiero compartir; una forma aceptablemente confiable de evitar la repetición de los errores pasados, que la historia generosamente nos cuenta, es la de conocerlos conociéndola, sin pretender apreciar a los momentos culminantes, ahora de la crisis en curso, como relámpagos carentes de entorno y antecedentes. Hoy se trata, en mi opinión, de realizar un ejercicio braudeliano, de recorrer y rescribir una historia de larga duración (más o menos), desde los amplios antecedentes de los años ochenta del siglo pasado hasta la nueva incertidumbre que acompaña al momento económico global que vivimos, incluyendo –por supuesto- la reivindicación de especulaciones válidas sobre el porvenir.
En el desarrollo del tema relativo a los cambios globales, el punto de partida más conveniente parece ser el del inicio de lo que Eric Hobsbawm llamó el siglo XX corto (1914-1991); esta historia, desde el fin de la Paz de los Cien Años hasta el de la era soviética, es el período al que Hobsbawm dedicó sus indagaciones para el estupendo producto que nos ofreció en 1994. A nosotros corresponde, ahora, dedicar las nuestras sobre los aspectos centrales de lo acontecido en las dos últimas grandes depresiones: La que arranca en 1929 y aquella cuyo inicio podemos fechar en enero de 2007, sin que su duración, al mediar el 2009, sea ni remotamente predecible.