Ricardo V. Santes-Álvarez
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La gobernación fronteriza ha estado a prueba desde que la dinámica de desarrollo de algunas áreas empezó a generar problemas que afectaban a los residentes de la región y la relación bilateral en general. La demanda de ciudadanos y organizaciones de hallar solución a los problemas se acompañó de un interés por adquirir un papel prominente en la toma de decisiones. La postura de los nuevos actores y la reacción gubernamental han sido determinantes en el rumbo y calidad de la gobernación fronteriza, y es lo que llevó a su consideración como tercer objetivo de este libro, que se trató en la Parte 3.
En el Capítulo VIII se esbozó el marco metodológico de la investigación; el análisis de discurso, el análisis cuantitativo y el uso de indicadores permitieron construir el escenario de trabajo. Se recurrió a tres estudios de caso representativos de los temas prioritarios de atención ambiental en la frontera, residuos peligrosos (Alco Pacífico y Sierra Blanca) y calidad de aire (Paso del Norte). En el Capítulo IX se desarrolló el trabajo analítico de la corresponsabilidad en la gobernación, para lo cual se recurrió a un procedimiento de varias etapas, que permitiera, primeramente, analizar la gobernación ambiental a la luz del criterio de corresponsabilidad; enseguida, reconocer y comparar el desempeño de las instancias involucradas; finalmente, caracterizar los casos empíricos por una serie de modelos que pretenden escenificar el marco evolutivo de la gobernación.
Se concluye que la Franja exhibe más de una forma de gobernación; esto es algo que desde el inicio pareció razonable en función de que se trata de una región de vecindad internacional. Se detectaron tres estadios de gobernación, que corresponderían grosso modo, a etapas evolutivas distintas, pero que no escapan a un estatus de gobernación insatisfactoria: 1) La gobernación inaceptable se caracteriza por el control gubernamental exagerado, que implica un contrasentido a los principios de libertad, participación y respeto a la ley de las sociedades democráticas; por la existencia de autoridades irresponsables; y por una sociedad que ejerce poca o ninguna influencia en la cosa pública, y escasa preocupación por el cuidado ambiental. Alco Pacífico resalta en esta categoría; 2) La gobernación baja muestra una persistente falta de interés por parte de algunos actores políticos principales para responsabilizarse de los asuntos ambientales. El caso de Sierra Blanca ejemplifica esta fase; 3) La gobernación moderada presenta a un gobierno relativamente más comprometido al cuidado ambiental y a la inclusión social; asimismo, una sociedad con mayor capacidad de organización de cara a la tarea ambiental. Paso del Norte se adscribe a este estadio.
Los tres tipos de gobernación responden a un esquema convencional, que adolece de debilidades institucionales y es, por consiguiente, inadecuado para atender los problemas ambientales de manera eficiente. Por razón del universo espacio-temporal examinado no se afirma que son ejemplos únicos, pero es factible asumir que corresponden a los de presencia más recurrente.
Viabilidad de la gobernanza ambiental
En esta obra se enunció la pretensión de definir un diseño de gobernación que coadyuve a resolver problemas de manera eficiente, uno que apunte a la consecución de la gobernanza ambiental. El examen realizado permitió descubrir las especificidades institucionales que determinan la existencia de diversos esquemas de gobernación, a la vez que sentó las bases para construir un modelo de gobernanza. Nótese que un modelo alternativo no propugna, necesariamente, por algo completamente diferente, sino más bien por una reforma a lo vigente. Se busca un esquema que surja a partir de cambios sustanciales a los arreglos institucionales actuales, que facilite actitudes de corresponsabilidad y preocupación ambiental por parte de gobernantes y gobernados. La pregunta es si el modelo puede tener sustento en la realidad.
Un aspecto a subrayar es que la circunstancia ambiental fronteriza muestra poca relación con la propuesta predominante de gobernación, de ahí que el interés por un esquema alternativo implicó construir una perspectiva diferente; esto llevó a descubrir que la gobernación fronteriza exhibe dos tendencias o “velocidades”; se denominó a una ‘tradicional’ y a la otra ‘de reforma’. Ambas representan las modalidades de acuerdo débil prevaleciente frente a los problemas ambientales. Los estudios de caso muestran que las tendencias aparecen entremezcladas, y representan necesariamente los estilos de gobernación que privan en uno y otro país, a la vez que ofrecen patrones intrínsecos a la misma región; fue evidente, no obstante, que la tendencia de reforma se encuentra apenas en proceso de crecimiento y, por tanto, sin fuerza suficiente para promover cambios a la manera como la gobernación ambiental trabaja en la región. La evidencia empírica demuestra, por tanto, que no hay una aproximación que por sí sola conduzca a niveles de gobernanza. Debe ofrecerse un modelo alternativo.
La condición de responsabilidad compartida implica un conjunto de seis variables: acceso a y análisis de la información, inclusión y participación, y rendición de cuentas y requerimiento. Las variables forman tres pares de responsabilidad, en los que se ubica en un lado el gobernante y en otro el gobernado; el grado de equilibrio al interior y entre los pares define el rumbo y la calidad de la gobernación. En tal suerte, cualquier avance que realice la autoridad en favor de las características atribuibles a su responsabilidad (acceso a la información, inclusión, y rendición de cuentas) favorece también el propósito de la gobernanza, seguramente de manera más contundente que aquella que proviene de actores ubicados fuera del círculo de toma de decisiones. De similar manera, cualquier avance que realicen grupos no gubernamentales o ciudadanos interesados en favor de las características atribuibles a su responsabilidad (análisis de la información, participación, y requerimiento) revela su deseo incrementado por ser considerados en los asuntos, lo cual es en sí mismo encomiable, pero cuya prosperidad depende, en gran medida aún, de otras voluntades.
En la región fronteriza, la posibilidad de la gobernanza es lejana, no obstante, es una aspiración legítima de quienes viven los problemas y se interesan por resolverlos. Este trabajo demuestra que es necesario avanzar en ese propósito y, para ello, el modelo alternativo que se propone parece asequible. Para su logro, entonces, ha de impulsarse un conjunto de tareas. Las siguientes son las más importantes: 1) Revisar nuevas formas de cooperación transfronteriza; 2) Estrechar la comunicación y la colaboración entre gobiernos locales; 3) Fomentar la participación social con inclusión gubernamental; 4) Mejorar los arreglos institucionales, tanto normativos como burocráticos; 5) Eficientar mecanismos de acceso a la información; 6) Pugnar por la certidumbre jurídica, en un ánimo de distribución equitativa de derechos y obligaciones; 7) Construir mecanismos claros y estrictos para la rendición de cuentas; 8) Establecer mejores sistemas de control ambiental y promover el uso de tecnologías “amigables” en los procesos productivos; 9) Fomentar la capacitación del personal de las burocracias locales y otorgarles atribuciones legales para desempeñar su tarea; 10) Hacer compatibles los esquemas reguladores y de control y vigilancia de ambos países.
Desde los inicios de la relación bilateral, las claves de la estabilidad han sido la diplomacia y la cooperación. La agenda común ha expandido su rango de temas de gobernación en la frontera, desde arreglos relacionados con los límites territoriales, a otros como desarrollo económico y preocupaciones ambientales más vastas. Y así hasta llegar a un punto donde el comercio y la seguridad nacional y transfronteriza son privilegiados a costa de otros temas... el cuidado ambiental entre ellos. Cabe resaltar, sin embargo, que el tema ambiental ha llegado a la agenda bilateral “para quedarse”. El reto es mantenerlo en los primeros niveles de atención. Sin lugar a duda, la experiencia de la gobernación ambiental fronteriza resulta útil para los propósitos de otros temas de la agenda bilateral, y coadyuva a la reformulación y consolidación de criterios de política pública en el escenario nacional.