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LAS MICRO Y PEQUEÑAS EMPRESAS MEXICANAS ANTE LA CRISIS DEL PARADIGMA ECONÓMICO DE 2009

Genaro Sánchez Barajas



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INTRODUCCIÓN

La crisis financiera internacional cuyos primeros síntomas se iniciaron en octubre del 2008 y cuyo final aun hoy es difícil predecir, obliga a reflexionar sobre el futuro de las micro y pequeñas empresas mexicanas, MYPES, en el contexto de la reacción experimentada por el Estado mexicano a través de una política pública que en 2009 pretende reactivar la economía a través de su mayor intervención en la economía por medio un presupuesto de egresos que incidirá significativamente en las áreas de infraestructura básica, social y productiva, sin abandonar o desprenderse del paradigma de más mercado y menos Estado. Esta contradicción entre la acción gubernamental y su forma de pensar, que por cierto, es generalizada en el ámbito internacional ( véanse las acciones emprendidas en los Estados Unidos y las conclusiones de la Cumbre de los 20, celebrada recientemente en Londres, Inglaterra) produce confusión y obliga a deliberar sobre las perspectivas que tiene el desarrollo empresarial como piedra de toque para la reactivación de la economía mexicana en el corto plazo.

En este contexto es que he juzgado oportuno hacer un estudio referido principalmente a estos dos estratos empresariales, por ser los más vulnerables ente los cambios de política económica que realiza el Estado para superar situaciones críticas como la que se está viviendo en la actualidad. Dicho estudio tiene un enfoque sistémico con objeto de identificar la normatividad institucional, las fortalezas y debilidades de estos dos segmentos empresariales, los programas instrumentados para su fomento y la evaluación de los mismos a lo largo del periodo en que se realiza esta investigación.

Este interés por estudiar las perspectivas que tienen las micro y pequeñas empresas (MYPES) para superar la crisis y para contribuir significativamente al desarrollo económico de México, en particular para incidir en el abatimiento del desempleo y el mayor aprovechamiento de la planta productiva nacional en un contexto de desarrollo sustentable, nació de la conjetura que me hice sobre lo que ha sucedido a consecuencia de la importancia que en la década de los ochenta le asignó la OCDE a la micro empresa (1991a:11) como fuente de empleo para absorber los desempleados que provocó el ahora discutido paradigma de “mas mercado y menos Estado”.

Así, para determinar la posibilidad de salir bien libradas de la situación crítica y la factibilidad que pueden tener estas empresas en el desarrollo económico, se hizo el estudio sobre el impacto que tuvieron los programas institucionales de fomento desde 1978, en que el gobierno puso en marcha el Programa de Apoyo Integral para la Mediana y Pequeña Industria (PAI) en Nacional Financiera, consciente de que debía apoyarlas con un enfoque integral considerando que el crédito no era el principal problema de las empresas y de que debía de apoyar preferentemente a las unidades productivas de menor tamaño para estar en congruencia con las tendencias internacionales. Así, a lo largo de este trabajo describo las fortalezas y debilidades que obtuvieron las empresas a consecuencia de la promoción institucional realizada en los últimos 30 años, periodo en el que también coincidentemente en el ámbito de la producción, se experimentó de manera regular la operación del sistema de organización del trabajo denominado “posfordiano” o de producción flexible que en los países industrializados favoreció la incorporación de la pequeña industria a las cadenas productivas, comerciales y de servicios de las grandes escalas de producción y de exportación, y, en el terreno económico, la aplicación del modelo neoliberal en México con las políticas públicas de estabilidad macroeconómica con crecimiento hacia fuera.

O sea que la viabilidad que tienen las MYPES de ser instrumentos del desarrollo en una perspectiva que va más allá de esta crisis, se fundamenta en la evaluación que se hizo de los resultados que se obtuvieron con la normatividad expresada en políticas, estrategias y programas de fomento del periodo en análisis, misma que revela el impacto que tuvieron los programas institucionales en este lapso, en particular no sólo en su eficiencia administrativa operativa individual, también sobre el éxito que se tuvo promoviendo en ellas su asociación correspondiente para operar con economías de escala, factor importante en la competitividad de cualquier empresa, así como sobre su articulación con las cadenas productivas, comerciales y de servicios de las maquiladoras, trasnacionales y con las grandes empresas exportadoras de México.

Como se muestra más adelante, uno de los resultados es la conclusión de que no fueron promovidas con medidas apropiadas, oportunas ni suficientes, lo cual se demuestra con el desarrollo gradual del guión temático establecido. No obstante, derivado del resultado anterior, quizás lo más importante es que encontré la manera de supera sus problemas sustantivos con medidas correctivas que se pueden implementar sin modificar las políticas públicas en el futuro inmediato, es decir, hallé que muchas debilidades de las MYPES pueden eliminarse o reducirse y que varias de sus fortalezas pueden consolidarse o ampliarse si se instrumentan políticas públicas de fomento empresarial adecuadas.

Considero que de haber sido promovidas oportuna y apropiadamente se habrían convertido en la alternativa al éxodo de compatriotas hacia el extranjero, tanto de los que sólo ofrecen su fuerza de trabajo como de los emprendedores cuya formación empresarial es aprovechada en los países hacia donde emigran en busca de las oportunidades de desarrollo que no encuentran en México.

Esta opinión se deriva de la evaluación sobre el efecto que han tenido los programas institucionales de fomento, que revela que no fueron ni han sido instrumentados para resolver los problemas estructurales de las MYPES, sino para resolver sus problemas operacionales en el entorno adverso que propició la política económica de estabilización con crecimiento hacia afuera, puesto que se obtuvo estabilización con estancamiento, situación que en nada beneficia a las MYPES como instrumentos estratégicos para la consecución del crecimiento y visualiza lejanamente su aportación al desarrollo socio económico del país.

Si bien es cierto que con base en las recomendaciones de la OCDE de fomentar estos estratos empresariales, que en México, en 1983, el gobierno federal creó la Dirección General de la Mediana y Pequeña Industria en la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial para normar e impulsar estos dos estratos empresariales; y que en 1985, se estableció el Programa para el desarrollo integral de las industrias, mediana y pequeña; y que en consonancia con ello en 1987 se instituyeron las bases jurídicas para impulsar este estrato empresarial, al entrar en vigor la Ley Federal para el Fomento de la Microindustria y la Actividad Artesanal, y que en los años siguientes como en los recientes en que entraron en vigor otros ordenamientos para su promoción, también es cierto que siempre hubo un divorcio entre la problemática de MYPES y los programas institucionales para su fomento, ya que no atacaron de raíz sus problemas sustantivos..

Estas vicisitudes ocurrieron en los últimos veintiocho años, lapso suficiente para identificar el perfil o potencial económico que adquirieron, así como para determinar el impacto que pueden tener en el desarrollo económico de México con medidas correctivas apropiadas y por supuesto, en el ámbito de la globalización, en particular ahora que se observa que enfrentan los siguientes problemas:

A consecuencia de la aplicación de la política económica neoliberal, las MYPES disponen de un mercado crediticio con términos difíciles de cumplir como sujetos de crédito e intereses altos, una demanda reducida por los salarios bajos que se pagan para apoyar la política de estabilización de la economía, y, por el lado de la oferta, las MYPES enfrentan un gran número de competidores expulsados del mercado laboral, situación que las conduce a bajos niveles de ventas y de utilidades ( INEGI, 1992c, 1998d y 2002e ).

Estas condiciones adversas ponen de relieve la urgencia de buscar opciones para aumentar su competitividad, para fortalecerlas y hacerlas bastión del desarrollo, como sucede en otros países.

Con base en lo anterior es esta investigación se plantea como objetivo principal evaluar los avances o retrocesos que tuvieron las MYPES principalmente en el periodo de 1983 a 2006; es decir, verificar si con los programas institucionales se fortaleció su competitividad y si pudieron cumplir con los siguientes propósitos: a) contribuir al crecimiento de la economía; b) coadyuvar al incremento del empleo; c) participar directa o indirectamente en las exportaciones; d) estar vinculadas a las redes internacionales de tecnología. No se hace énfasis en los actuales programas de fomento puesto que en mi opinión, sólo han cambiado de nombre dado que con ellos como antaño, se pretende resolver problemas operacionales y no estructurales de las empresas, o en el mejor de los casos, ahora como antes, no han consolidado la asociación de las diferentes escalas de producción, distribución y comercialización, por lo que las cadenas de valor siguen estando constituidas en su mayor parte por eslabones correspondientes a la mediana y gran empresa. En este sentido cabe señalar que dentro de las limitaciones que se tuvieron para realizar o verificar lo anterior, destacan la ausencia de una teoría de las MYPES mexicanas, la heterogeneidad detectada históricamente en la normatividad establecida para su fomento y, derivado de lo anterior, en la inconsistencia de los datos y ausencia de series históricas para hacer análisis de tendencia, estructura y dinamismo.

Por otra parte, como referencia histórica es interesante mencionar que antes de 1978, año en que fueron consideradas estratégicas para el desarrollo en México, en muchos círculos se suponía que estas empresas desaparecerían; se pensaba que pertenecían a un proceso económico en extinción. Había confianza en que el impulso dado por el Estado al “sector moderno”, el industrial, generaría los empleos suficientes para el número creciente de trabajadores que se integraban al sector en las nuevas y crecientes zonas urbanas de los países “industrializados”.

Así, lejos de promover las MYPES, deliberadamente fueron abandonadas al suponer que desaparecerían gradualmente a medida que la gran empresa se consolidara como eje rector de la economía mundial. El apoyo institucional visible en México se reducía al otorgamiento de créditos blandos a una minoría de pequeñas y medianas industrias, por medio de fideicomisos instituidos en Nacional Financiera, Banrural y el Banco de México, principalmente.

No obstante, posteriormente, al agotarse el paradigma fordiano de la producción masiva en la década de los 80 y, ante el creciente desempleo, el Estado le dio importancia a las MYPES al considerarlas como fuentes de empleo dentro del paradigma de la producción flexible.

En este contexto, tres fueron los grandes objetivos que me tracé y pretendí alcanzar con el estudio:

1º contextualizar el análisis de las MYPES dentro de la economía mexicana inmersa en el sistema capitalista, privilegiando el análisis de su evolución y de la influencia que recibieron de los aspectos internacionales, principalmente del TLCAN.

2º Conjuntar, comprender y divulgar el universo de las micro y pequeñas empresas mexicanas, con sus características y problemas centrales emanados del entorno institucional existente.

3º Someter a discusión los procedimientos, llámense técnicas o políticas que hasta ahora se aplicaron para resolver los problemas de las micro y pequeñas empresas, así como la experiencia internacional y los caminos nacionales que han resultado más recorridos, para derivar de ellos una propuesta sobre cómo aumentar la competitividad de las MYPES, en beneficio del desarrollo económico futuro de México.

Dentro del primer objetivo se sitúa el tema en el contexto real en que opera la economía mexicana: es decir, en la globalización del capitalismo, última expresión de su trayectoria internacional. A través del análisis correspondiente se identificaron los elementos que constituyen el entorno macroeconómico de las MYPES, que constituyeron la fuente de las estrategias que se formularon para que mejoren su competitividad. Para ello se hizo énfasis en las características de la evolución del capitalismo a que arriba me referí, en su penetración y asentamiento en México, así como en las políticas económicas instrumentadas para el desarrollo hacia adentro y hacia afuera, al igual que a su efecto en el desarrollo empresarial vinculado con las exportaciones y con el impacto que han provocado sobre las MYPES.

El segundo objetivo fue lograr mediante el análisis de la información disponible la identificación y cuantificación de las características y problemas que las aquejan como resultado de haberse gestado en el entorno macroeconómico del principal período de análisis: 1982-2006. En la medida que tuve un diagnóstico satisfactorio estuve en condiciones de adentrarme en el tercer objetivo: la propuesta de solución a los problemas sustantivos de las MYPES para superar la crisis actual, aumentar su competitividad y así convertirlas en elementos importantes del desarrollo económico de México.


 

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