CONSIDERACIONES TEÓRICAS ACERCA DE LA ECONOMÍA INFORMAL, EL ESTADO Y LA GERENCIA
Alexei Ernesto Guerra Sotillo
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Uno de los efectos más visibles de la Globalización, en el plano económico, administrativo y empresarial, es la emergencia de una nueva arquitectura organizativa que, asumiendo ciertas características de la tradicional noción de “empresa” y desde ámbitos mucho más particulares y populares, participa en la libre oferta y demanda de productos y servicios, en mercados signados cada vez más, sobre todo en Latinoamérica y Venezuela, por la recesión y la contracción económica, junto a los imperativos de la competitividad y la eficiencia gerencial.
El tema del desarrollo, o de la lucha contra la pobreza y la exclusión, han estado incorporados en la agenda del Estado en América Latina, con un impulso e ímpetu creciente, en la medida en que los enfoques teóricos y sus correlatos en políticas públicas, con éxitos esporádicos y cíclicos, no han atenuado lo urgente de su tratamiento estatal. Se establece así una compleja relación entre la informalidad, el Estado y la praxis gerencial, al hacer referencia a los cambios en el sector productivo y en las relaciones de trabajo, a la persistencia estructural de prácticas económicas alejadas en grados variables de la esfera regulatoria, previsional e institucional, y al rol del Estado en tanto articulador de políticas públicas que afronten y resuelvan estas situaciones.
El concepto de la economía informal, a más de treinta años de su aparición formal como constructo, sigue generando polémica por su utilización por parte de académicos y políticos. La polisemia del término es tal, que la noción se confunde en muchos casos con otras categorías y denominaciones (economía social, popular, subterránea, cooperativa, asociativa, no lucrativa, empresas populares, empresas del hogar, microempresas, tercer sector, entre otras) lo cual no oculta la persistencia del fenómeno o del conjunto de actividades, relaciones y situaciones que con él, se pretenden caracterizar y aprehender, en Venezuela, en América Latina y en el mundo.
Se observa como realidad actual en todo el mundo, y particularmente en América Latina y en nuestro país, un contexto de cambios políticos, económicos, sociales e institucionales generados en los últimos años, que han implicado con las especificidades de cada país, sucesivamente el ascenso, apogeo y crisis en la esfera del poder político y gestión del Estado, de discursos y programas diversos en lo ideológico y lo económico, y conflictos abiertos o latentes en torno a la noción de democracia y participación.
En su rol planificador, el Estado se enfrenta así al dilema de la apertura y competitividad de la economía como imperativos de la globalización, y a los reclamos ciudadanos por una mayor protección y regulación en lo social y lo laboral. La desregulación de los mercados de productos, y la correlativa reducción de la exigencia de la protección laboral, se constituyeron en factores de peso en el llamado conjunto de reformas del Consenso de Washington aplicadas en América Latina a principios de la década de los ochenta. Según Tockman (2007), las medidas neoliberales, buscaban reestablecer equilibrios macroeconómicos, y cambiar la estrategia de sustitución de importaciones a través de la apertura de los mercados, la privatización y la liberalización. Estas medidas, aplicadas en la región con intensidades y a ritmos diferentes, y en la búsqueda de la adaptación productiva de las economías para competir, trasladó el peso del ajuste al mercado laboral, generando vulnerabilidades, pobreza, desempleo, y la persistencia del variables que se conjugan en el fenómeno de la informalidad.
Hoy, la economía informal en la región es una realidad insoslayable, en su extensión, cuantificación y presencia. Muestra de ello son las cifras que aporta la Organización Internacional del Trabajo: Se calcula que la economía informal emplea al 75 por ciento de los trabajadores de América Latina, que contribuye con alrededor del 40 por ciento al PIB de la región y que, durante los 15 últimos años, ha supuesto el 70 por ciento del total de empleos creados. (OIT, 2007)
Pese a las diferencias conceptuales, parece existir consenso en relación a la idea de que el Estado, cuya actuación y gobernabilidad se ha visto afectada por la nueva realidad global, tecnológica y la influencia de las grandes empresas transnacionales, sigue y seguirá desempeñando un papel fundamental e insustituible, en tanto ámbito o instancia llamada a dictar los lineamientos y pautas para el adecuado funcionamiento del mercado, y como actor vigilante o activo rectificador de sus distorsiones e inequidades. Las políticas públicas, en tanto acciones de este actor que persiguen atender determinada necesidad social o resolver una situación problemática, reflejan en su diseño, elaboración y ejecución no sólo la intención formal o declarada de atacar una realidad determinada, sino que muchas veces aportan elementos de juicio sobre la concepción, valoración o postura ideológica de quienes desde el gobierno, perciben y entienden de una forma específica dicha realidad, y de los responsables que, en el plano operativo, las aplican.
En el terreno de la actividad económica privada, y de la Gerencia como acción o función esencial para el logro de los objetivos que en su seno se plantean, también se hace presente el debate en torno a la informalidad, al hacer referencia o alusión al impacto, cambios y asignación de nuevos sentidos y significados, que la globalización, como dinámica histórica, ha planteado a la economía capitalista, y por ende, a la noción de organización, de empresa, y la actividad gerencial misma.
La flexibilización, adaptación y horizontalización de estructuras, reducción de costos, la referencia que se hace junto al usual capital contable o financiero, al capital humano, y la reestructuración capitalista de procesos de gestión y producción, plantean la emergencia de un nuevo paradigma de organización o de empresa, (Guerra, 2004), nuevas modalidades y lógicas de relaciones de trabajo y de estructuración socio-productivas, en las cuales, “lo informal”, en tanto flexibilidad, subjetividad y humanización, se estaría haciendo presente.
En su relación con la Gerencia, la “informalización” de la economía, con vínculos igualmente notables con la conformación de un nuevo paradigma organizativo en lo empresarial, plantearía así la discusión en torno a los esquemas, formas y modalidades bajo las cuales la población excluida de ese sector formal, o en todo caso imposibilitada de acceder a él, se organiza, asocia y agrupa en pequeñas unidades productivas para lograr como objetivos, o bien de la subsistencia o sobrevivencia, la acumulación, o bien la consolidación plena en términos empresariales.
Por otra parte, el análisis de la economía informal, en tanto ámbito o dimensión específica del mercado de bienes y servicios, refiere no sólo a su presencia o manifestación concreta como dimensión urbana y local, sino a su funcionalidad y legitimidad como oferta que, ante la inflación, la escasez y la defensa del poder adquisitivo, satisface a una demanda persistente en las aceras, calles, avenidas y asentamientos del denominado comercio ambulante.
Otro elemento que refleja la complejidad aludida, es la delgada línea divisoria (que suele borrarse al profundizar en el análisis sistemático) entre la economía informal y sus relaciones dialécticas con fenómenos como el desempleo, la desregulación laboral, el replanteamiento de la racionalidad empresarial, la organización o participación ciudadana en la gestión de lo público, y el rol del Estado en la definición de políticas en el área económica, por mencionar sólo algunos.
En este sentido, la economía informal puede ser visualizada como espacio socio-productivo objeto de debate político, problema de orden público-urbanístico-ambiental, justificación o escape aparente al desempleo de la fuerza laboral; expresión de la reestructuración del mercado global capitalista y de la relación capital-trabajo. Puede asumirse además, como evidencia de las iniciativas sociales y populares hacia el emprendimiento empresarial y la asociatividad, o simple respuesta ciudadana a las restricciones, costos y obstáculos estatales al libre juego de la oferta y la demanda y al ánimo lucrativo de grupos sociales excluidos del sector “moderno” o “formal” de la economía. Por todo lo anterior, la economía informal constituye una realidad compleja y altamente estructurada con múltiples aristas analíticas, cuyas dimensiones teóricas y prácticas justifican su análisis riguroso y sistemático.
Como realidad económica, el sector informal en Venezuela agrupa, para Junio de 2007 y según cifras del Instituto Nacional de Estadística, el 44,1% de la población ocupada, pese a la intención del referido ente de cambiar la metodología estadística y reflejar con ello, una supuesta menor cuantía del sector.
Por ello, el presente trabajo de investigación se plantea el análisis del concepto de economía informal, de cara a la persistencia de fenómenos de exclusión o marginación de actividades, relaciones y situaciones productivas, junto a la emergencia de nuevos vínculos y racionalidades económicas y sociales, intentado al mismo tiempo establecer una visión sistémica en las conexiones de dichos fenómenos con el rol del Estado como generador de políticas públicas y garante de la esfera legal y normativa de la actividad económica, y la Gerencia, en tanto función organizacional que afronta, en todas sus dimensiones, a la informalidad como tendencia.
El propósito general de la presente indagatoria, sustentada fundamentalmente en la revisión de la literatura académica y documentos de organismos vinculados a su análisis, es el de contribuir a una mejor comprensión teórica de un fenómeno persistente en las estructuras económicas latinoamericanas y en la nacional, intentando establecer relaciones con el Estado y la Gerencia, a partir de las transformaciones que en todos los órdenes, y resumidas en la dinámica Globalizadora, han afectado tanto a la actuación y concepción del Estado, como al concepto de empresa, y a la función gerencial inherente a su existencia.
La investigación se considera relevante y pertinente debido, entre otras razones, a la ausencia de consensos teóricos alrededor de la caracterización del fenómeno, a la persistencia de las prácticas, actividades, organizaciones y relaciones a los que el concepto alude, y particularmente, a que en la literatura y elaboraciones teóricas analizadas, no se plantea comúnmente la relación esbozada entre economía informal, Estado y Gerencia. Dicha relación, parece evidenciar un problema: El diagnóstico del fenómeno, conlleva a una manera de abordarlo desde el Estado, diferenciada según el enfoque adoptado. La informalidad como ámbito, remite al no desdeñable tema de la regulación y del fomento de la actividad económica, como tareas de la gestión pública. Mientras en el ámbito de la empresa privada, la gerencia incorpora a la informalidad como tendencia que pudiera asociarse a la noción de flexibilidad, desconcentración, y reestructuración productiva, ajustando su racionalidad a la competitividad, pero trastocando la esfera regulatoria de lo laboral.
Algunas interrogantes orientan la presente investigación: ¿Es posible establecer relaciones entre la informalidad como ámbito económico, la actuación del Estado, y la praxis gerencial? ¿Qué caracteriza al concepto de Economía Informal, y qué lo diferencia de otros enfoques teóricos? ¿Tiene vigencia el concepto? ¿Cuál es la visión actual del Estado Venezolano ante la informalidad? ¿Qué ha implicado la incorporación en la norma constitucional y en el contexto normativo e institucional venezolano, del concepto economía social o popular, en su abordaje y tratamiento desde el Estado? ¿Qué efectos genera la economía informal en tanto tendencia del entorno, para la actividad gerencial? ¿Cuál es la influencia de la informalidad para el concepto de empresa? ¿Es válida la asociación de la informalidad con flexibilidad, como rasgo del cambio organizacional? ¿Cuál es la percepción de la economía informal, por parte de sus usuarios o demandantes, en el caso concreto de la ciudad de Barquisimeto?
Estas interrogantes, intentarán ser respondidas, a partir del desarrollo del trabajo, en los capítulos siguientes: En el primer capitulo, se analizará el origen, los antecedentes teóricos y los enfoques existentes en torno a la economía informal. En el segundo capítulo, se realizará una breve aproximación a la relación Estado-economía informal, con base en algunas elaboraciones teóricas, y a la luz de los cambios normativos e institucionales generados en Venezuela, a partir del nuevo texto fundamental de 1999. En el tercer capítulo, se revisará la vinculación entre la Gerencia y la informalidad como variable del entorno, noción incorporada a la praxis gerencial, y a la concepción de la organización empresarial. Finalmente, se presentarán un estudio de opinión realizado en la ciudad de Barquisimeto, con la intención de identificar la percepción de sus habitantes en relación a la economía informal.
El trabajo planteado, no pretende agotar el debate sobre los factores y elementos englobados en la economía informal, arrojar resultados concluyentes en términos absolutos, o ahondar en el análisis cuantitativo o estadístico de la economía informal reducida a un mero indicador, sino describir los fenómenos aludidos, y establecer relaciones teóricas y analíticas de manera sistémica, entre economía informal, Estado y gerencia.
Se espera que las conclusiones que se generen con la presente investigación, puedan constituir no sólo un sencillo aporte como aproximación teórica, al debate en torno a la economía informal, al proceso de diseño e implementación de políticas públicas en materia económica y social, y al análisis de los cambios organizacionales y gerenciales actuales, sino un material referencial y de consulta, para las asignaturas del eje curricular administrativo del Decanato de Administración y Contaduría, en las unidades temáticas referidas a las nuevas tendencias gerenciales, organizativas, y de gestión estatal.