Ricardo Contreras Soto
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Este trabajo se gesta en el aniversario 436º de la fundación de Celaya (2007), ante un contexto social, cultural, económico y político, por cierto no muy prometedor para la sociedad. En esta época hubo trabajos de cronistas, historiadores e intelectuales que abordaban el pasado de Celaya la mayoría sin un mínimo de crítica, mucho menos de reflexividad para su evaluación con el presente, donde destaca en esa forma de hacer historia: la hagiografía, la historia de “hombres ilustres”, el mito, la nueva historia oficial, cronologías de sucesos inconexos, la historia de los engaños y de los “triunfos”, apologías de gobernantes, anecdotario de eventos asombrosos de “famosos”, etcétera, ganaban espacio en la información que circula al respecto.
Olvidándose de las otras historias, las de la injusticia con lo indígena, la guerra Chichimeca, la exclusión de los pobres, el silencio procesado, etcétera, volviéndose así los productos intelectuales de “un viento armado” a un “tibio susurro”.
En la historia cultural de Celaya, hemos encontrado algo que llamamos las dos Celayas, son testimonios que hacen referencia a las desigualdades económicas, sociales y culturales (demológicas), que se viven y se han vivido en este territorio, pero no exclusivo de este municipio, por cierto es muy matizado en el estado de Guanajuato en general, pero corresponde a una problemática más amplia y más compleja en el capitalismo. Señalo algunas partes de este conflicto en eventos dentro de estructuras sociales: Entre el mundo indígena y el mundo colonizado; de los castizos y mestizos; hacendados y peones; comerciantes ricos e informales; grandes y medianos industriales, los pequeños y micros; la institución religiosa y la religiosidad popular; religiosos dogmáticos y religiosos liberales; la cultura machista y las reivindicaciones feministas, etcétera. Estos contrastes sociales de prácticas en procesos y entramados simbólicos son los que se pretenden revelar/develar como historia cultural demológica.
Ya Pomian en Rioux y Sirinelli (1999) planteaba la historia cultural como historia de los semiósferos donde el acercamiento semiótico y el acercamiento pragmático a las narrativas permiten comprender la diversidad de interpretaciones (semiósferos) de los actores que participan en un momento histórico.