Rogelio Martínez Cárdenas
Compilador
rmartinez@lagos.udg.mx
La apertura comercial que ha llevado a cabo México durante los últimos 6 años con diferentes países ha generado que las organizaciones tanto públicas como privadas tengan que enfrentar un entorno político, normativo, económico e incluso cultural cada vez más complejo. Los procesos de transformación en la concepción del Estado y de la gestión de lo público en el contexto de la globalización, han impuesto nuevos desafíos al ejercicio del gobierno, como queda claro en la voz de M. Olson “cuando se pregunta uno: ¿por qué algunas naciones son ricas mientras otras son pobres?, la idea clave es que las naciones producen dentro de sus fronteras no aquello que la dotación de recursos permite, sino aquello que las instituciones y las políticas públicas permiten.”
La economía internacional ha crecido en importancia debido a la integración de los mercados, cada vez más los gobiernos, las empresas y la población en general recienten los efectos de este desmoronamiento de fronteras en términos económicos, culturales y sociales.
Esta apertura se ha transformado en una competencia mucho más agresiva entre empresas, una necesidad de mayor especialización de la mano de obra, mayor requerimiento de tecnología por parte del sector productivo, modernización de los esquemas de producción y necesidades de dirección diferentes a las de unos cuantos años atrás.