Econ. Galo Viteri Díaz
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A partir de los años ochenta, pero de manera particular en el transcurso de la década del noventa, la descentralización ocupa un rol fundamental dentro del ámbito de las políticas públicas en América Latina; existiendo dos razones explicativas de tal situación, que constituyen sus objetivos principales. En primer lugar, promover una mayor participación de la población en la toma de decisiones a nivel local, lo que significa el fortalecimiento de la democracia; y, en segundo lugar, aumentar la eficiencia en la prestación de los servicios públicos, adecuándolos a las preferencias de la población.
No obstante lo expuesto relativo a los "beneficios" de la descentralización, es necesario tener presente que la misma implica "riesgos", situación que debe ser cuidadosamente observada por los países latinoamericanos. Sobre el particular, Hausmann y Stein destacan los siguientes: surgimiento de relaciones clientelares entre grupos de poder minoritarios y las autoridades o la captura por parte de dichos grupos de los gobiernos locales, quienes dejan de lado los objetivos del bienestar general; escala insuficiente de los gobiernos locales para suministrar de manera eficiente los servicios públicos; debilidad institucional de los gobiernos locales en lo relativo a su capacidad para generar recursos y emplearlos eficazmente; y, establecimiento de restricciones presupuestarias débiles, que posibilitan tanto el gasto fiscal irresponsable como el endeudamiento sin control de los gobiernos locales, situación que afecta los esfuerzos de estabilización macroeconómica del Gobierno Central.