CLIMA Y COMPROMISO ORGANIZACIONAL
Rubén Edel Navarro
Arturo García Santillán
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Hablar de organizaciones en la sociedad actual no sólo es reconocer su existencia, también es afirmar que la sociedad es una sociedad organizada, en la medida que ordena las funciones que debe realizar, se apoya de la multiplicidad de organizaciones y depende de ellas y su evolución.
Por ello, Méndez (1996) explica que el concepto de organización admite vinculación con diferentes disciplinas; encontrando su punto de partida en la sociología. Sin embargo su aplicación es muy amplia y puede tratarse el concepto de organización, principalmente en dos campos de estudio y aplicación; el que corresponde a las ciencias sociales y del comportamiento (sociología, antropología y psicología), y el específico el económico empresarial. El primero designa una formación, y el segundo se refiere a una actividad y sus resultados, orientados hacia un objetivo.
En este sentido, León (1985) señala que una organización puede concebirse como un acuerdo entre personas para cooperar en la consecución de alguna meta. Las organizaciones existen por las necesidades de la sociedad, y por la búsqueda de eficiencia; por lo mismo los seres humanos se organizan para alcanzar colectivamente alguna meta que no puedan lograr individualmente; además debido a la escasez de recursos tratan de hacerlo eficientemente con menores costos y esfuerzos. En consecuencia la organización básica se creó para lograr un propósito en común.
Así pues, como afirma Domínguez y colbs. (1996) surge una organización del trabajo ligada a la distribución de funciones, a la secuencia de tareas y a la mejora de rendimientos.
Y posteriormente, la amplitud de servicios que ofrece la sociedad y su creciente complejidad impulsa el nacimiento y desarrollo de unidades de especialización. Con ello, nacen las instituciones como estructuras específicas dirigidas al cumplimiento de determinados fines.
Las instituciones se pueden definir como “un sistema de pautas sociales relativamente permanente y organizado, que formula ciertas conductas sancionadas, con el propósito de satisfacer y responder a las necesidades básicas de una sociedad”, (Cohen, 1980:61).
Por lo tanto, las necesidades básicas de la sociedad cubiertas por las instituciones son; la supervivencia, mantener el orden en grupo y motivar a sus integrantes mediante un sistema de valores y objetivos que definen el propósito de la vida en sociedad. Al satisfacer estas necesidades las instituciones canalizan las acciones humanas para el bien de la comunidad. De modo que, las funciones más destacadas de las instituciones son; la religión, el gobierno, la economía y la educación, (Cohen, 1980).
Si bien, durante siglos, el hombre ha transmitido sus conocimientos a las siguientes generaciones de diversas formas, desde la forma tradicional oral en la cual cada persona transmitía a través de la palabra hablada sus conocimientos, es hasta el momento en que se crean las instituciones de educación formal cuando se brinda la oportunidad a los estudiantes de aprender en un lugar específico, con programas específicamente diseñados para la formación educativa, con profesores que facilitan e imparten sus conocimientos, (ANUIES, 2001).
En este sentido, la educación se presentó con la finalidad de dotar a cualquier persona, de las herramientas indispensables para forjarse un porvenir, adquirir conocimientos y promover iguales condiciones para competir en la vida laboral y cotidiana. Las primeras universidades públicas nacen con este fin.