CLIMA Y COMPROMISO ORGANIZACIONAL
Rubén Edel Navarro
Arturo García Santillán
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Una de las preocupaciones centrales en la investigación acerca de las actitudes reside en el hecho de determinar si las actitudes dirigen el comportamiento humano y, de ser así, hasta que punto lo hacen.
Aún, cuando en diversas ocasiones parece existir cierta incongruencia entre las actitudes manifestadas por una persona y las conductas observadas, no se puede afirmar que no existe ninguna relación entre la actitud y el comportamiento.
Al contrario, se considera que el comportamiento de los seres humanos es muy complejo para asegurar que se conforma exclusivamente por las actitudes que se poseen, más bien, la conducta es el resultado de una combinación de variables personales, contextuales y socioculturales, entre las que se encuentran las actitudes.
Como lo manifiestan Guillén y Guil (2000:68):
“El hecho de que las actitudes sean internas y la conducta se manifieste abiertamente en acciones evidentes y observables, provoca que la conducta sea sometida con frecuencia a las circunstancias del momento y a las presiones sociales, aunque las propias opiniones y sentimientos estén en contra, por ejemplo, como cuando somos respetuosos con un directivo que no nos merece respeto. Tal vez por esta razón, resulta considerable difícil predecir con total seguridad los comportamientos de una persona a partir de las actitudes que manifiesta”.