EL IMPACTO DE LA TECNOLOGÍA EN LA TRANSFORMACIÓN DEL MUNDO
Eduardo Jorge Arnoletto
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Un intento de explicar nuestra actual situación ( que en mayor o menor grado e intensidad afecta a las organizaciones en todas partes) hace referencia a la acción combinada de tres factores concurrentes: la nueva tecnología (algunos autores hablan de una “revolución tecnológica”) que se manifiesta en un acelerado desarrollo de nuevos productos y servicios, de nuevos procesos y materiales, con innovaciones que abren sorprendentes posibilidades; la globalización, que se expresa en una apertura de los mercados, en especial en el campo financiero, en una red cada vez más compleja de mejores comunicaciones y transportes y en organizaciones cada vez más grandes, complejas e interactivas y a la vez descentralizadas; y los cambios en las expectativas , que es un acostumbramiento a la innovación, una precarización creciente de las relaciones proveedor - cliente, que acorta la vida de los productos y servicios y conduce a una rápida obsolescencia de casi todo, y por consiguiente a un notable endurecimiento de la competencia, en el marco de esa interacción que en muchos casos alcanza nivel planetario.
Uno puede preguntarse: Cómo comenzó esta historia? Conviene buscar una explicación múltiple: un factor muy importante (pero no único) es la revolución científico-tecnológica, y esto tuvo que ver con la Segunda Guerra Mundial, con la Guerra Fría que le siguió o el conflicto Este-Oeste; tuvo que ver con la carrera espacial, en una serie de compromisos y juegos de fuerza en algunos casos y de prestigios en otro, que le dieron al desarrollo científico-tecnológico enormes medios que pusieron en marcha todo un proceso donde aparecieron nuevas formas de energía, nuevos materiales, nuevas maneras de realizas los procesos industriales, formas de organización y de gestión, etc. La revolución científico-tecnológica abrió entonces, y lo sigue haciendo, posibilidades de hacer cosas que antes no se hacían. Por ejemplo ese movimiento de los flujos financieros no podría existir si no hubiera satélites, buena calidad en las comunicaciones, etc.
Algunos autores ven a la revolución científico-tecnológica como factor único, pero hay otros factores, como por ejemplo, en el tema de la política internacional, el colapso de los socialismos reales de la Europa del Este, que dejó al capitalismo occidental virtualmente sin contrincante y a su vez como única alternativa ya que no hay otro sistema que se le pueda oponer con la misma fuerza. También han influido mucho los temas relacionados con las comunicaciones, la expansión de las mismas y el acceso que hoy podemos tener a información proveniente de todo el mundo. Otro tema es el incremento del comercio y el abaratamiento de los transportes, que hizo pensables alternativas de producción que en otros tiempos eran totalmente impensables, como el hecho de fabricar piezas en un país , armar subconjuntos en otro y terminar armando los productos terminados en un tercer país, al compás de los intereses y conveniencias, buscando lugares donde haya factores de producción más baratos o en condiciones más favorables que otros. Así por ejemplo la industria francesa de la moda conserva en Francia solo los salones de difusión de la moda y las redes de comercialización, pero la confección de las prendas se hace en Tailandia, Indochina, etc., es decir en lugares donde la mano de obra es, con el mismo o superior nivel de calidad, mucho más barata.
Veamos las consecuencias positivas y negativas. Dentro de las primeras entrarían:
• Un mejor aprovechamiento de los recursos de la producción; pues evidentemente cuando uno lo mide en términos fríos, desde el punto de vista de la eficiencia, el salto ha sido enorme. En la Argentina desde el noventa en adelante la productividad de la mano de obra ha subido el 300%, sin que suban en forma paralela los sueldos, sino que, por el contrario, han bajado, pues si se toma el año 1991 como valor 100, hoy estamos en 81,5 como salario promedio total del país. Ahora como aumentó la productividad? Se eliminaron muchos puestos que en realidad no eran productivos, se mecanizó y automatizó, aumentado la relación entre inversión y puesto de trabajo creado. Por ejemplo en el caso de la industria lechera actual, la relación suele ser de seiscientos mil a un millón de pesos por cada puesto de trabajo creado. Esto no es así, en cambio, en el campo de los servicios, y esto es un motivo del auge de los mismos. Esto además marca que la industria nunca más volverá a ser la gran absorbedora de mano de obra, como lo fue antes. Esto se pudo ver fácilmente en Córdoba, donde se hicieron grandes inversiones, se instaló la FIAT, la CRYSHLER, la GENERAL MOTORS, etc., y sin embargo esto no ha alcanzado ni siquiera para modificar la tasa de desocupación. Cabe destacar aquí también que el nivel de educación y capacitación requerido por los empleos es cada vez mayor. Además hay que mencionar que se ha aprendido a utilizar mucho mejor la energía, a usar y reciclar mucho mejor los materiales, se ha bajado el costo de la no calidad, etc.
• Un segundo aspecto es la sobreoferta de bienes, lo que no quiere decir que toda la humanidad satisfaga sus necesidades, sino que, con respecto a la demanda de los que efectivamente están en condiciones de pagar, hay sobreoferta, y es por esto que hoy el cliente es el rey y todos estamos buscando satisfacer sus requerimientos. Por esto para quienes quieren producir algo estoy son tiempos muy difíciles.
Estas ventajas existen, pero hay también consecuencias negativas: • Hay una redistribución regresiva del ingreso que se viene produciendo invariablemente en todos los países.
• Hay una creciente marginación social.
• Hay desempleo estructural.
Cabe preguntarse porqué se produce esa redistribución negativa del ingreso, desempleo y marginación, y porqué la famosa teoría del derrame ha fracasado tan estruendosamente. La explicación de esto puede plantearse a partir de la revolución científico-tecnológica, pues esta le ofrece continuamente al aparato productivo nuevos materiales, productos, procesos, etc., que le permiten lograr simultáneamente tres cosas:
) incrementar el volumen de producción, a) incrementar el valor de la producción, es decir sofisticar, perfeccionar, etc., b) disminuir la ocupación de mano de obra.
De manera que puede darse el caso, como se ha dado en nuestro país, de que haya crecido extraordinariamente el producto nacional bruto sin que paralelamente crezca la demanda de ocupación, sino que por el contrario disminuye, de manera que se produce una situación en la cual la gente que está empleada, ocupando algún puesto, tiene al lado muchísima gente que lo podría reemplazar, y entonces en el tema de la oferta y la demanda en la mano de obra no hay ninguna capacidad o fuerza de negociación, porque el que está con trabajo sabe que al lado hay mucha gente que puede ocupar su lugar, y entonces, lógicamente, los salarios se van deteriorando, pero sin que esto implique una merma en el valor del producto: lo que disminuye es el porcentaje en que la mano de obra participa en la construcción de ese producto.
Está claro que esto, en realidad, encierra una contradicción muy grande, porque en definitiva la sociedad es el mercado, y si el grueso de la gente se ve privada de medios adquisitivos, queda una parte de la producción sin vender. Una solución es la exportación, pero si el deterioro de la capacidad adquisitiva cunde por el mundo, a quién vamos a vender nuestros productos? Otra salida son las facilidades crediticias para vender. Esto ya está ocurriendo en algunas industrias y por eso se ven tantas promociones de ventas en cuotas, con o sin interés, etc. En definitiva el negocio de la empresa termina siendo el financiamiento, u otras ventas derivadas de la principal, como las de accesorios o actualizaciones tecnológicas, como en la informática, o el pago del servicio, como en la telefonía móvil. En muchos casos, el producto es algo así como el pretexto del negocio financiero, y en estas condiciones lógicamente el ingreso de la mano de obra se vuelve regresivo.
Según datos estadísticos tomados desde el año 1975 hasta hoy, el 30% más pobre de la población en aquel entonces participaba con un 12% del ingreso y hoy participa con el 8%, el 30% medio-bajo que tenía algo así como el 22% hoy tiene el 17% y solamente el sector del 10% más rico ha mejorado su participación de entonces hasta acá y en un porcentaje muy alto, superior al 30%. Es decir que se ha producido una enorme transferencia de ingresos de los más pobres hacia los mas ricos.
Esto, según la receta liberal pura, es algo positivo, porque según dicen, eso aumenta la capacidad de inversión, pero el tema es saber si se invierte realmente, y si se lo hace, dónde se invierte Se calcula que hay algo así como 80 mil millones de dólares de origen argentino en los circuitos financieros internacionales, casi el mismo monto en que se incrementó nuestra deuda externa desde que se implementó este modelo.
Estamos incursionando en un tema muy complejo y que nadie termina de entender bien. Por ejemplo, desde año 1991 hasta hoy el producto bruto interno global del país creció más del 40%, y cabe preguntarse cómo es compatible eso con una desocupación del 17%, según los datos oficiales, lo que sumado al 13% de sub-ocupación, da al menos un 30% de la población económicamente activa que esta sin trabajo o sub-ocupada. Estas son las realidades que muestran que, paradojalmente, hay más eficiencia y crecimiento global del sistema, pero que a nivel de la gente hay evidentemente una situación de deterioro.
En los países desarrollados, en las economías centrales, ocurre que, o la tasa de desocupación es muy baja, como en EE.UU. o Japón (4 a 5%) o hay recursos para plantear otras soluciones, como el acortamiento de la jornada laboral o el seguro de desempleo. En España, por ejemplo, que es un caso algo más comparable con nuestro país, ellos han tenido inclusive una desocupación aún mayor que la nuestra, pero la diferencia grande es que ellos pudieron brindar un “paraguas social”, es decir, que la gente que está sin trabajo cobre un subsidio de desempleo que le permita vivir.
Sin embargo, esta no es una solución del todo buena, porque aquí aparecen los factores sociales y culturales, que convierten a esa situación de paro en algo destructivo para la personalidad del individuo. Una Asistente Social española contaba que muchas veces, cuando aparece la posibilidad de un trabajo y van a buscar a la persona, esta ya no sirve más, porque está en el alcoholismo, en la droga, en la depresión, etc. Es decir que ya ha experimentado un proceso de degradación, pese a no tener la angustia que se vive aquí por la falta objetiva de dinero.