EL IMPACTO DE LA TECNOLOGÍA EN LA TRANSFORMACIÓN DEL MUNDO
Eduardo Jorge Arnoletto
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Por último, cabe analizar aquí las relaciones entre el liderazgo y la cultura organizacional, y muy particularmente las relaciones con el cambio cultural. El liderazgo está entrelazado con la formación, evolución, transformación y destrucción de la cultura. Sobre la base de un trasfondo social insoslayable, los líderes crean, implantan y vigorizan la cultura.
Ese rol es particularmente significativo cuando una cultura se vuelve disfuncional (sobre todo cuando no cumple la función de adaptación al contexto). Allí necesita del liderazgo para el cambio hacia una cultura que resulte funcional ante las nuevas condiciones. No hay cambio cultural sin liderazgo.
Si la cultura es disfuncional puede ocurrir que la organización no sobreviva o que encuentre el modo de cambiar de cultura. El liderazgo necesario para el cambio puede ser jerárquico interno o externo; interno emergente o múltiple (vale decir, grupal).
El líder renovador interno debe tener un grado apreciable de objetividad respecto de la situación, una visión de la propia cultura "desde afuera", destreza e imaginación, y un compromiso organizacional profundo.
El líder renovador externo debe tener un diagnóstico cultural preciso: qué elementos existentes son adaptables y qué elementos son problemáticos; y saber cómo cambiar lo que hay que cambiar.
En todos los casos, las tareas del cambio cultural abarcan: la definición del estado actual de la cultura; el desbloqueo de la cultura existente; la redefinición de la cultura necesaria y posible, el cambio de las pautas culturales; y el rebloqueo de los nuevos valores.
Un líder renovador debe tener una percepción clara del problema de la organización; una aguda visión de la cultura disfuncional; una especial motivación y habilidad para actuar; entrega y compromiso; fuerza emocional; capacidad para cambiar las pautas culturales; y capacidad para implantar en otros el compromiso y la participación.