EL IMPACTO DE LA TECNOLOGÍA EN LA TRANSFORMACIÓN DEL MUNDO
Eduardo Jorge Arnoletto
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• Conceptos básicos de dinámica grupal
La gestión participativa requiere una actitud de compromiso y de iniciativa individual. Pero también requiere que los individuos de diferentes niveles jerárquicos y de diferentes oficios interactúen entre sí para solucionar problemas y mejorar procesos. Es fundamental, pues, aprender a trabajar en equipo, aprovechando todas las ventajas operativas que ofrece la dinámica de grupos.
En general, la noción de grupo alude a una pluralidad de individuos con vínculos implícitos de solidaridad, que configuran una fuerza social, capaz de realizar objetivos o metas. La expresión equipo, por su parte, suele ser utilizada para aludir a un conjunto de individuos iguales entre sí, reunidos en torno a un jefe, para realizar una determinada misión.
Hay diversas clases de grupos: institucionales o espontáneos; formales o informales; de base o de trabajo; naturales o de laboratorio.
Se llama cohesión al conjunto de fuerzas que mantienen unidos a los miembros de un grupo, y que resisten a las fuerzas desintegrantes.
Una vez establecido en un grupo un cierto modo de ser, de relacionarse y de obrar, la introducción de cambios provoca (sobre todo al comienzo) resistencias a menudo considerables.
Las fuentes de esa resistencia al cambio son variadas: el carácter mas o menos coercitivo del cambio, la inercia y rigidez (a menudo agravada por la edad o la fatiga), la solidaridad grupal y la presión colectiva sobre los integrantes del grupo, el temor a apartarse individualmente de las normas del grupo y a quedar aislado.
Paradójicamente, por ese mismo motivo es más fácil cambiar las costumbres de un grupo que las de un individuo aislado.
La necesidad de afrontar los cambios y la presencia de las resistencias al cambio suelen producir en los grupos estados de equilibrio casi-estacionarios, para resolver los cuales se suele recurrir al aumento de las presiones hacia el cambio o a buscar disminuir las resistencias al cambio. En ese sentido, es dable advertir que la participación directa de los integrantes del grupo en la elaboración de las normas del cambio suele, en general, facilitar la adaptación del grupo y disminuir la resistencia al cambio.
Cabe aclarar, sin embargo, que si bien en general la participación es atractiva y motivante, las reacciones reales de las personas son complejas y no fácilmente predecibles. Hay quienes prefieren evitar el compromiso que entraña la participación y conservar su margen de independencia (apartamiento); hay quienes evidencian un superficial apegamiento al orden establecido mientras disfrutan de sus ventajas (ritualismo); hay quienes no se interesan en cambios parciales, reformas o mejoras graduales y plantean cuestionamientos globales al sistema (rebelión), etc.
Los aspectos de la dinámica grupal que más nos interesan aquí en relación con la actividad de los equipos de trabajo en el seno de las organizaciones sociales son los siguientes:
1) La labor de los grupos interdisciplinarios e ínter jerárquicos, interactuando intensamente a los fines de tratar cualquier tema que interese al grupo, produce siempre un resultado que es más que la mera suma de los aportes individuales: hay un plus (sinergia) generado por la interacción, que beneficia en definitiva a la organización.
2) Cuando los individuos participan grupalmente en la definición de los objetivos, estrategias y reglas de su acción futura, su grado de compromiso moral en la acción es mucho mayor que cuando esas pautas les vienen impuestas desde afuera. Ese compromiso permite una actuación posterior autónoma, de esfuerzo sostenido, y posibilita toda clase de mecanismos de delegación, descentralización y autoconducción.