Comunicación móvil y sociedad, una perspectiva global
Manuel Castells
Mireia Fernández-Ardèvol
Jack Linchuan Qiu
Araba Sey
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Podemos considerar que, desde hace unos años, la información que las fuentes oficiales proporcionan sobre la penetración y los usos de la telefonía móvil son bastante exhaustivos. El Instituto Nacional de Estadística (INE) realiza desde el año 2002 la encuesta de tecnologías de la información y las comunicaciones a los hogares, más conocida como encuesta TIC-Hogares. De periodicidad inicialmente anual, en 2005 ha pasado a ser de frecuencia semestral. De esta encuesta se extrae, entre otras, información sobre los hogares en que algún miembro posee un teléfono móvil, así como datos del uso que hacen del mismo los niños y niñas entre 10 y 14 años.
Por otra parte, el Observatorio de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, dependiente de la empresa pública Red.es, complementa y amplía el trabajo del INE. Desde mediados de 2003 realiza una encuesta trimestral tipo panel con el objetivo de describir la «demanda de servicios de telecomunicaciones y sociedad de la información que se ofertan al segmento residencial en España».
Publica, asimismo, informes específicos dedicados a temas de especial interés resultantes de la explotación exhaustiva y particularizada del panel.
Finalmente, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se interesa por los usos de la telefonía móvil de forma irregular. Comenzó a estudiar el fenómeno en 1998 y, hasta llegar a 2004, ha incorporado preguntas específicas sobre esta cuestión en alguno de sus barómetros, así como en algunas encuestas de temáticas específicas.1311 Las tres fuentes mencionadas se ocupan de la penetración de la tecnología móvil desde la óptica de los usuarios finales; es decir, desde el lado de la demanda. El sector de las telecomunicaciones, de la mano de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) publica estadísticas homogéneas con regularidad trimestral y anual.
Estos datos describen la realidad de la penetración y uso de la telefonía móvil desde el lado de la oferta y son, además, los que nutren las estadísticas internacionales publicadas por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT, o ITU en sus siglas en inglés).
Se observan discrepancias entre los datos de las operadoras, que recogen el número de líneas móviles operativas, y los datos obtenidos mediante encuestas oficiales. En concreto, las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) obtienen, siempre, datos de uso de telefonía móvil inferiores a los de penetración publicados por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) (tabla 18).
Una primera causa de discrepancias se halla en la contabilización que las operadoras hacen de las líneas móviles, que pueden tardar en dar de baja a pesar de que éstas están efectivamente inactivas. Esta estrategia provoca un alza en las cifras, inflación que se corrige de forma periódica. Por ejemplo, según los datos disponibles en 2004, la penetración de la telefonía móvil en España era del 91,6 % (ITU, 2004).
La misma cifra fue revisada de manera que, en versión definitiva, la penetración de la telefonía móvil en España es del 87,2 % (ITU, 2005).
Se trata de un hecho habitual que también se observa en otros países (Italia, etc.). Por otra parte, hay personas que tienen más de un teléfono móvil que usan de forma habitual. Este fenómeno, que en el caso de España no se ha cuantificado, también es otra causa de diferencia entre los datos de las fuentes que estamos comparando.
El universo objeto de estudio es diferente en los datos del CIS y en los de la CMT. Las encuestas sociológicas no incluyen niños y, en algunas ocasiones, puede que excluyan a los adolescentes o, al contrario, que sólo estudien las edades más jóvenes de la población. En este sentido, la adopción del móvil es asimétrica entre edades y será una causa importante de discrepancias entre ambas fuentes. Como la tasa de penetración es más alta entre jóvenes y adolescentes, hasta cierto punto es plausible que los datos agregados relativos a toda la población no reflejen todos los aspectos del fenómeno. En primer lugar porque no se estudian determinados grupos de edad adolescente y, en segundo lugar, porque su comportamiento puede quedar oculto tras el dato agregado.
La tabla 19 muestra cómo la tasa de penetración publicada por el INE en 2002 (55,5 %)1312 es incluso más baja que la del CIS (77,2 %), pero en determinados rangos de edad las cifras crecen superando incluso el promedio del CIS, y en el segmento de 16 a 24 años (80,4 %) casi igualan el valor agregado de la CMT (81,6 %). En este mismo sentido, el universo objeto de estudio del CIS en 2003 es la población de 15 a 29 años y la tasa de penetración en este grupo de edad coincide con los datos de la CMT (87,9 y 87,2 %, respectivamente).
Así pues, y con toda la cautela metodológica necesaria cuando tan solo se dispone de dos observaciones, podría decirse que en el caso de España el número de líneas móviles disponibles por cada 100 habitantes puede funcionar como un indicador de la tasa de penetración efectiva de esta tecnología entre el segmento de población adolescente y joven. En el resto de cohortes la penetración es, siempre, inferior. Sería necesario, en este sentido, ampliar los estudios exhaustivos que, desde el punto de vista de la demanda de los servicios, obtenga información detallada relativa a los diferentes segmentos de edad.
Los resultados más relevantes de todas las fuentes citadas en esta nota metodológica, sin entrar en detalle comparativo sobre los datos por ellas aportados, constituyen el núcleo del análisis sobre las comunicaciones móviles en España. Cuando ha sido oportuno se han incorporado los resultados de investigaciones de carácter puntual promovidas por investigadores y entidades privadas de diferente tipo que, mediante encuesta, han querido conocer mejor los procesos de apropiación de las tecnologías de comunicación móvil.