Comunicación móvil y sociedad, una perspectiva global
Manuel Castells
Mireia Fernández-Ardèvol
Jack Linchuan Qiu
Araba Sey
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Los temas relacionados con los factores culturales o étnicos que facilitan, inhiben o conforman el uso de la tecnología pueden ser motivo de controversia, ya que las representaciones o explicaciones pueden ser más estereotipadas que reales, especialmente ante la ausencia de datos empíricos. Sin embargo, se han observado algunas tendencias que parecen distinguir a los usuarios de diferentes etnias y culturas.
Por el momento, lo que nos dicen los datos es que la etnia y/o la cultura no suponen una barrera de adquisición de los aparatos de comunicación móvil, pero pueden limitar el alcance de las aplicaciones y servicios a los que los usuarios tienen acceso, y/o están interesados en usar. Es más, ciertos tipos de comunidades están en desventaja ya que sus patrones de uso les obligan a dedicar grandes cantidades de recursos a las tecnologías de la comunicación. Debido a las limitaciones de los datos, no presentamos una sección completa de la difusión de las tecnologías de comunicación móvil entre las diferentes etnias, si bien nos referiremos a las estadísticas de que disponemos a lo largo de la discusión general.
Al estar limitadas las etnias a los grupos sociales culturales o tribales dentro de un mismo país, podemos hablar de la cuestión de su influencia en la telefonía móvil desde dos perspectivas: la exclusión social y los patrones/niveles de uso. En general, cuando se trata de las tecnologías de la comunicación, se incluye la etnia como potencial barrera de uso. En otras palabras, el foco tiende a situarse en lo que se consideran las minorías étnicas, y en cómo su lugar específico en la sociedad (por ejemplo, las barreras lingüísticas, los bajos niveles de educación, la falta de atractivo para los intereses comerciales) las coloca en desventaja desde la perspectiva del acceso a la tecnología y de la habilidad para usarla. Esto es lo que ha ocurrido con el uso de internet en EE.UU., por ejemplo,376 aunque no tiene por qué suceder lo mismo con las tecnologías de comunicación móvil, especialmente en el caso de los teléfonos móviles. Ciertamente, los pocos datos de que disponemos actualmente indican que la etnia supone una barrera únicamente si interactúa con otros factores tales como la residencia en áreas con un bajo nivel de servicios, las diferencias lingüísticas, la necesidad de hacer costosas llamadas internacionales y los bajos niveles de renta.
En este sentido, puede haber tendencias paralelas en EE.UU. Por un lado, se ha hecho necesario el desarrollo de programas especiales para proveer teléfonos móviles asequibles377 y acceso Wi-Fi378 a los nativos americanos que viven en algunas reservas, donde generalmente la telefonía es limitada. Por ejemplo, el programa Vision One, desplegado por Cellular One junto al gobierno federal y el fondo de Universal Service proporciona teléfonos móviles por un dólar al mes a los nativos americanos que viven en zonas con un bajo nivel de servicios.
A finales de 2002 el programa ya había suministrado teléfonos móviles a más de 25.000 residentes.
Por otro lado, las poblaciones afroamericanas e hispanas parecen haber dado un paso de gigante en la adquisición y uso de telefonía móvil sin la necesidad de ayuda externa. Debido a la introducción de los sistemas previo pago, el patrón de propiedad de telefonía inalámbrica entre blancos, afroamericanos e hispanos ha cambiado en el periodo 1999-2002.Mientras que en 1999 los afroamericanos se situaban a la cola de la adopción, desde 2001 ya han sobrepasado a los blancos y se sitúan a la cabeza de los porcentajes (tabla 8). Tanto la población afroamericana como la hispana (en especial los adolescentes) tienen un índice mayor de obtención y de uso que el de la población caucásica.
Utilizan más los mensajes de texto, tienen una mayor tendencia a comprar nuevos teléfonos móviles y adoptan rápidamente los nuevos servicios.379 Por ejemplo, Scarborough Research descubrió que los hispanos gastan más en facturas inalámbricas: 67 dólares frente a los 62 dólares de media nacional.380 La penetración del teléfono móvil en la cultura afroamericana puede verse en las frecuentes apariciones de los nuevos modelos de teléfonos móviles en los vídeos de música rap.381 Un estudio realizado entre la población juvenil noruega (13-15 y 16-19 años) para averiguar si la etnia, entre otros factores, afectaba a los patrones de uso de las TIC, descubrió que la propiedad de teléfonos móviles resultaba menos común entre los niños de padres nacidos fuera de Noruega que entre los de padres nacidos en Noruega.382 En el Reino Unido, una mayor proporción de población no blanca depende únicamente de los teléfonos móviles (tabla 9). Probablemente, se deba más a su renta que a la etnia, ya que un estudio cualitativo de grupos de renta baja en el que se incluía a turcos, bangladeshíes, chinos, afrocaribeños, solicitantes de asilo y británicos blancos, concluyó que la etnia no constituía un factor importante a la hora de determinar el uso de las telecomunicaciones, incluidos los teléfonos móviles.383 De hecho, ningún encuestado se sentía excluido de la sociedad ni sentía reducida su seguridad, principalmente porque la mayoría poseía teléfonos móviles.
Hasta cierto punto, el idioma puede actuar como una barrera étnica para el uso de las tecnologías de comunicación móvil, incluso para los servicios de voz. Por ejemplo, en el Reino Unido, los hablantes de lengua no inglesa tenían más problemas que los hablantes de lengua inglesa en materias relacionadas con los servicios de consultas, el acceso a la información y a la interacción con el personal de ventas.384 A la inversa, el suministro de servicios en múltiples lenguas puede promover el uso de servicios por parte de los hablantes de lengua no inglesa. La existencia de plataformas operativas en español en la mayoría de sistemas telefónicos de EE.UU. ha hecho posible que los hispoanohablantes puedan navegar con tecnología móvil y obtener una mayor comprensión de las capacidades y limitaciones de los teléfonos móviles.385 Desde otra perspectiva la tecnología puede usarse para reforzar las divisiones étnicas. En Bosnia, en lo que puede que sea una situación única, se ha observado que aunque existe poca diferencia en los planes de precio de las operadoras de teléfono móvil, «casi sin excepción los bosnios utilizan la compañía de Sarajevo, los serbios la de Banja Luka y los croatas la que provee el servicio desde Mostar».386 Un reportero de una revista de noticias nos sugiere que se trata de una reminiscencia de la guerra: «la gente no quiere contribuir a la prosperidad económica de los que estuvieron al otro lado durante la guerra».387 Más aún, la todavía existente división étnica de Bosnia puede verse reflejada en el hecho que tanto los musulmanes como los croatas viven separados, hasta el punto de que tienen diferentes códigos para las áreas de teléfonos móviles.388 Por otra parte, en el actual clima de inseguridad motivado por los ataques terroristas en EE.UU. y Europa, determinados grupos étnicos pueden ver en las capacidades de rastreo y localización de teléfonos móviles un medio para facilitar la vigilancia de sus comunidades, en particular, como se evidencia en los comentarios realizados por los encuestados en el estudio de Green y Singleton, sobre grupos de jóvenes negros y de minorías étnicas en Gran Bretaña.389 Una particular manifestación de lo étnico en el uso del teléfono móvil que aparece en algunas regiones es la tendencia de las minorías étnicas a convertirse en usuarios más habituales de la telefonía móvil que el público en general. Una compañía británica de móviles informa que las minorías étnicas realizan más llamadas internacionales y utilizan los teléfonos móviles y los mensajes de texto más habitualmente que el cliente medio.390 Además, como ya se ha comentado anteriormente, las minorías étnicas de EE.UU. presentan un mayor uso de la telefonía móvil que otros usuarios.391 En el caso de los afroamericanos y de los latinos de EE.UU., no resultan obvias las razones para su frecuencia de uso. Sin embargo, se ha sugerido que puede haber una razón cultural. Por ejemplo, existen ciertas evidencias que indican que los hispanos dan una gran importancia a la comunicación familiar.
Esta actitud positiva resultó ser particularmente significativa al contrastarla con la actitud hacia los ordenadores e internet. A pesar de sus indiscutibles beneficios, se consideraba que dichas tecnologías impedían la comunicación interpersonal y que, por tanto, se las veía en términos relativamente negativos. Por otro lado, los teléfonos móviles se consideraban una necesidad y no un lujo de la sociedad contemporánea.
Es más, la mayoría de los inmigrantes hispanos están acostumbrados a utilizar los teléfonos móviles desde que las líneas fijas se convirtieron en un lujo en sus países de origen.393 Allí donde las minorías étnicas son inmigrantes o descendientes de inmigrantes, se explica la gran frecuencia de uso de los teléfonos móviles por la necesidad de estar en contacto con la familia de los países de origen. Éste parece ser el caso de los solicitantes de asilo en el Reino Unido,394 los hijos de los inmigrantes chinos de Canadá395 y los originarios de Sudán que se establecen en Canadá mientras que sus familias lo hacen en Kenia.396 Parece lógico que suceda esto donde hay una comunidad significativa de inmigrantes o refugiados. Las ventajas de la telefonía móvil para los inmigrantes, sin embargo, están asociadas a importantes gastos por parte de esta población. Como en su mayoría tienen que hacer llamadas internacionales, acaban gastando gran parte de su presupuesto doméstico en comunicación. Por ejemplo, en el Reino Unido, los grupos no blancos tenían más problemas y generalmente incurrían en más gastos que los grupos blancos por la necesidad de realizar llamadas internacionales y a la incapacidad para evitar los costes de las horas punta debido a las diferencias horarias.397 Por tanto, aunque expresaban su aprecio por los beneficios de la telefonía móvil (especialmente en lo que se refiere a la mayor facilidad en el control y seguimiento de los costes), todos los encuestados que no disponían de línea fija aspiraban a tenerla. Los solicitantes de asilo y los inmigrantes en particular se enfrentan a un dilema, ya que no sólo tienen que hacer costosas llamadas internacionales mediante el teléfono móvil, sino que a menudo tienen que llamar a los móviles de sus parientes, ya que ésta es la única forma de telefonía asequible en sus países de origen. Así, en el estudio Oftel, la mayoría de los solicitantes de asilo afirmaron utilizar teléfonos públicos en lugar de teléfonos móviles para hacer llamadas internacionales. De igual modo, aunque tenían acceso a los teléfonos móviles, los refugiados sudaneses que vivían en un campamento de refugiados en Kenia eran clientes habituales de un cibercafé que ofrecía llamadas de teléfono por satélite porque era la opción más barata.398 Más que las variaciones nacionales, lo que ha llamado poderosamente la atención de los investigadores y los periodistas son las diferencias internacionales en el uso de la comunicación móvil. Como ya mencionamos en el capítulo 1, además de las diferencias en las tasas de difusión de la comunicación móvil, los países se distinguen por ciertos patrones de comportamiento, en parte atribuidos a características culturales nacionales. En primer lugar, existen ciertos argumentos sobre el hecho de que las tendencias culturales son en parte responsables de la rápida difusión de la telefonía móvil en algunos países, y de la lenta difusión en otros. Por ejemplo, se ha sugerido que la población de culturas sociables y colectivas acepta ciertos comportamientos de uso que no serían aceptados en sociedades más individualistas.
Por ejemplo, en Tailandia o Italia, donde hay un alto nivel de uso de los teléfonos móviles, existe poca preocupación por el volumen, la localización o la naturaleza de las conversaciones públicas.
Por el contrario, en EE.UU. la tendencia a ser extremadamente cauteloso con la privacidad y el espacio personal ha inhibido la adopción de la telefonía móvil.399 La adopción de ciertas aplicaciones móviles también puede ligarse a las diferencias culturales. La popularidad de los mensajes de texto entre los jóvenes japoneses ha sido atribuida a las pequeñas dimensiones de la vivienda, y, por tanto, a la limitada privacidad, como apuntó la antropóloga Genevieve Bell.400 También esto puede contrastarse con EE.UU. y algunos países europeos, donde los niños poseen a menudo habitaciones propias.Mientras que la demanda por el contenido móvil está significativamente relacionada con la edad, los factores culturales también entran en juego. Por ejemplo, al parecer los residentes británicos tienden hacia el material que puede consumirse rápidamente, como vídeos musicales y los clips cómicos de un minuto, ya que tan solo buscan contenido para matar pequeños periodos de tiempo libre.401 Al comparar Japón y Corea, Lee et al. (2002) concluyen que importantes diferencias estructurales entre los dos países acaban afectando tanto a la adopción de internet móvil como a los patrones de uso. En Corea, los usuarios prefieren descargar contenido de entretenimiento, como TV en directo, vídeos musicales o juegos, lo que está ligado tanto al mayor hincapié de esta cultura en los valores emocionales como a la gran tolerancia del uso público del teléfono móvil.402 En consecuencia, el correo electrónico móvil, más discreto, resulta menos popular. Por el contrario, en Japón, «aunque se considera que internet móvil es una buena herramienta de comunicación, los usuarios japoneses quizás no suelen usarla para socializar con otros».403 Aquí la funcionalidad es mucho más apreciada y la sociedad es bastante introvertida; de ahí que el correo electrónico sea la aplicación de internet más usada y que, en general, los servicios de información sean muy populares. En Japón, la preferencia por una imagen hecha por uno mismo o un vídeo correo también ha sido relacionada con la cultura: puesto que se considera de mala educación hacer llamadas de teléfono en lugares públicos, la alternativa es el envío de fotos por correo electrónico.404 La literatura popular ha analizado y comentado dichas tendencias, pero todavía se necesita una mayor cantidad de datos para apoyar las explicaciones culturales. Las aportaciones preliminares de un estudio que exploraba los factores que afectaban el uso de aparatos móviles portátiles entre individuos de EE.UU., Noruega, China, Corea y Tailandia, indicaban que las características individuales, tecnológicas, de comunicación de tareas, el contexto y las modalidades de móvilidad contribuyeron conjuntamente al establecimiento de los diferentes patrones de adopción y de uso.405 Se evidenció la influencia del origen cultural en los mensajes de texto: en culturas caracterizadas por una «gran distancia en relación al poder»,406 como en el caso de Corea, se consideraba inaceptable el hecho de enviar mensajes de texto a un superior; por el contrario, en las culturas con una menor distancia, como la noruega, no se considera ofensivo, aunque sí potencialmente inapropiado en el caso de los extraños, que puede que no conozcan las abreviaturas y el argot.407 Un estudio que recientemente ha intentado examinar de forma sistemática este tema a escala global, analiza los datos de difusión de 64 países entre 1981 y 2000.408 Dicho estudio pretendía establecer el modo en que los factores culturales y el tiempo de adopción condicionan las diferencias en los procesos de difusión del teléfono móvil en diversos países. Finalmente, los investigadores hallaron evidencias que apoyaban la hipótesis de que los países409 de cultura similar poseen un comportamiento análogo de adopción. Identificaron cuatro grupos (o clusters) de adopción: el Grupo 1 contenía a los adoptantes tardíos, principalmente de América del Sur y Europa del Este. Se trata de culturas colectivistas con una «gran distancia al poder» y con una «gran prevención de incertidumbre». El Grupo 2 lo formaban los países ricos, de pronta adopción, con unas tasas de penetración del 70 %. Principalmente, se trataba de la Europa Occidental y Norteamérica, con culturas individualistas y masculinas, con una «distancia al poder baja». El Grupo 3 lo formaban los países asiáticos con altos índices de desarrollo. Este grupo era similar al Grupo 1 pero con una «baja prevención de incertidumbre», aunque los resultados no eran concluyentes. Finalmente, los de adopción más temprana formaban el Grupo 4, con unas tasas de penetración del 100 %, en su mayoría países escandinavos y de Europa Central, con un alto grado de individualismo, feminidad y una «distancia al poder extremadamente baja».
Parece ser que dichos resultados demostrarían que el individualismo, la «baja distancia al poder» y la aceptación de riesgos facilitan la adopción de la telefonía móvil, ya que éstas eran las características que definían las naciones que la adoptaron en primer lugar (Grupos 2 y 4). Sin embargo, resulta interesante observar la incapacidad para explicar los patrones de adopción de los países asiáticos recién industrializados, que tienden hacia el colectivismo y a una «distancia al poder alta», pero que aparentemente no sienten aversión al riesgo.
Por tanto, la explicación cultural para las tasas de adopción no se cumple en todas las situaciones.
Aparte de las tendencias generales ya discutidas, existen unas cuantas prácticas culturales relacionadas únicamente con el teléfono móvil y que han sido observadas en todo el planeta. Éstas ofrecen evidencia de interesantes modos de obtener las tecnologías y estructuras de la comunicación para satisfacer las necesidades, intereses y creencias locales. Por ejemplo, en un pueblo indio, la gente utiliza productos de granja como la leche, el trigo o el azúcar de caña para pagar el uso del teléfono móvil público que posee otro granjero. Éste recibe productos en lugar de dinero en metálico, si bien paga en metálico a la compañía del teléfono móvil.410 La religión también ha encontrado un lugar en el marco de la tecnología de la comunicación móvil. Prueba de ello es el desarrollo de un teléfono móvil en Corea que lleva implantada una brújula (utilizando tecnología GPS) para permitir a los usuarios musulmanes localizar la dirección de la Meca para realizar sus oraciones.411 Es más, la práctica de usar mensajes SMS para el talaq (proceso por el cual un hombre puede divorciarse de su esposa al pronunciar la palabra talaq tres veces) ha sido reconocida en diversos países como un medio válido de divorcio en una serie de comunidades musulmanas, por ejemplo, en la India, los Emiratos Árabes Unidos y Malasia.412 La Sharia reconoce la tecnología como medio de comunicación (inclusive la telefonía fija, el correo convencional y el telegrama, que ya se usaban para declarar el divorcio), de modo que es posible el «divorcio digital», siempre y cuando el mensaje pueda ser autentificado (dos testigos tienen que estar presentes durante el proceso de divorcio).
Dicha práctica se ve de diferente modo en distintos países, e incluso dentro de los mismos. Por ejemplo, mientras que en los Emiratos Árabes Unidos parecer estar generalmente aceptado, una mujer en Malasia ha impugnado su divorcio comunicado de este modo, y el Gobierno de dicho país no reconoce el divorcio vía SMS.413 En Asia se ha observado que las familias queman efigies de papel de teléfonos móviles para que puedan usarlo los familiares fallecidos en el más allá. En China, algunos propietarios de teléfonos móviles los llevan al templo para que sean bendecidos.414 En Alemania, en mayo de 2001, se transmitió un sermón religioso a través del teléfono móvil, en un intento por conseguir que la juventud alemana se interesara en mensajes espirituales comprimidos, distribuidos a sus teléfonos: 1.300 jóvenes se suscribieron al sermón.415 No está claro si tuvo éxito o no. Un servicio finlandés, actualmente clausurado, incluso se aventuró a afirmar que proporcionaba mensajes de texto enviados por Jesús.416 Las autoridades religiosas han restringido la tendencia emergente en Filipinas, donde la gente se confesaba y recibía la absolución a través de mensajes de texto.417 Lo sobrenatural aparece en la telefonía móvil cuando las creencias culturales sobre el poder de los números entran en contacto con números de teléfono específicos potencialmente capaces de cambiar la vida. Así, se dice que un vecino de Beijing ha pagado más de 200.000 dólares para conseguir un número de teléfono «de la suerte».418 Y en Nigeria, los teléfonos móviles se están convirtiendo en una fuente de «miedo, pánico y ansiedad..., por la creencia de que la gente cae muerta tras recibir llamadas de ciertos números misteriosos».419