Comunicación móvil y sociedad, una perspectiva global
Manuel Castells
Mireia Fernández-Ardèvol
Jack Linchuan Qiu
Araba Sey
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La conectividad mediante telecomunicaciones es un prerrequisito esencial para el desarrollo en nuestro mundo globalizado. La brecha de la conectividad es uno de los mayores obstáculos de los países en vías de desarrollo y de las regiones pobres para engarzarse en la economía dinámica global y con las redes de comunicación global que ofrecen acceso a la información, la educación y los servicios. Las tecnologías de comunicación inalámbrica ofrecen la posibilidad de saltarse alguna etapa en el proceso de desarrollo evitando el coste y el tiempo que implica la construcción de infraestructuras de líneas fijas en los territorios actualmente desconectados o mal conectados. Sin embargo, nuestras observaciones documentan el excesivo optimismo que rodea a esta nueva panacea del desarrollo. La infraestructura de la comunicación inalámbrica y el uso de los teléfonos móviles y de la internet inalámbrica requieren, todavía, la resolución de importantes temas relativos a la inversión, el despliegue, la educación de los usuarios y la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población. Todavía es necesario mejorar la infraestructura de telecomunicaciones fija y encontrar el modo de establecer una complementariedad efectiva entre las diferentes tecnologías de la comunicación. El papel de los reguladores sigue siendo indispensable para asegurar la calidad, así como el acceso universal de la población a la red, sea de forma fija o inalámbrica. Esto resulta especialmente importante para la difusión de la banda ancha y su promesa de los nuevos servicios dependientes de la capacidad de transmisión.
En las actuales condiciones, marcadas por la escasez de recursos y las estrategias competitivas con poca visión de futuro de muchos operadores, se observa la aparición de iniciativas a nivel local, así como esquemas innovadores para acceder a la comunicación inalámbrica a través de caminos insospechados. Hemos documentado la necesidad y el deseo de la población de los países en vías de desarrollo, así como también por parte de empresas e instituciones, de reafirmar su derecho a la conectividad utilizando la tecnología flexible que representa el sistema inalámbrico. La evidencia que hemos sido capaces de exponer nos muestra la penetrante difusión de la comunicación inalámbrica en todas las esferas de la vida social y de la actividad económica. Hemos observado, asimismo, la capacidad de personas y comunidades para adaptar las tecnologías a sus posibilidades reales y a sus objetivos específicos de comunicación. La comunicación móvil no es la panacea del desarrollo, pero los proyectos de desarrollo de cualquier parte del mundo abrazan el potencial de las nuevas tecnologías para cubrir sus necesidades en función de sus posibilidades.