EL TURISMO EXPLICADO CON CLARIDAD
Autopsia del Turismo, 2ª parte
Francisco Muñoz de Escalona
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Termino este libro el día de la retransmisión televisiva de la entrega de los Premios Goya de la Academia Española de Cinematografía. Su presidenta, la actriz Marisa Paredes, afirma que debemos tener miedo de la mentira y del dogmatismo, no de la verdad. La frase refleja bien el espíritu con el que he escrito este libro raro dirigido a lectores imaginativos. Como la imaginación y la paciencia no suelen ir unidas, no todos los lectores imaginativos habrán leído íntegramente todas sus páginas. A los que lo hayan hecho quiero dirigirme ahora para expresarles mi agradecimiento y para decirles que espero que, si no todos, al menos algunos se decidan a interactuar conmigo a través de la Red. Sé que he dicho menos de lo que tenía que decir y de una forma menos clara de lo que me habría gustado. También sé que podía haber eliminado muchas cosas en beneficio de la brevedad y de la sencillez. Pretendía que el libro fuera básicamente conceptual pero podría haberlo hecho más ameno ilustrándolo con ejemplos tomados de la realidad, anécdotas esclarecedoras y algunos datos estadísticos, siguiendo la moda de los libros que se escriben hoy, sobre todo en USA, y ahorrando al lector la avalancha de citas y referencias a épocas pasadas, algunas demasiado lejanas en el tiempo. Faltan en el libro reflexiones sobre la realidad de los consumidores actuales, los problemas de las empresas turísticas, incentivadoras y facilitadoras. También faltan en el libro consideraciones más detalladas sobre la promoción y la publicidad del turismo y de sus servicios auxiliares. Muchas razones podría yo aducir para justificarlo, pero puede bastar con decir que he intentado imitar la fórmula que se utiliza en matemáticas para demostrar un teorema. Las carencias del libro son muchas. Casi todas, por no decir todas, las puede encontrar el lector imaginativo y paciente en libros dedicados al marketing de los servicios facilitadores y de los llamados destinos turísticos.
Si logro que algún lector se sitúe en la rampa de lanzamiento que lleva a romper la dura coraza del modelo convencional del turismo me daré por satisfecho. A partir de esa ruptura, se percatará de que la literatura convencional del turismo cae en el reduccionismo más pertinaz, por un lado, y en el anecdotismo más agobiante por otro. Por una parte, el turismo se agota en el vacacionismo y por otra se abre a tantas formas de turismo como motivaciones existen para viajar. Se habla de turismo de placer y de turismo de negocios, de turismo activo y de turismo pasivo, de turismo de aventura y de turismo de descanso, de turismo religioso y hasta de turismo teológico, místico y esotérico, y también de turismo de sexo, de turismo de estancia y de turismo de paso, o de turismo aéreo y marítimo y de turismo hotelero o de habitación. Tanto el reduccionismo como el anecdotismo del modelo convencional quedan superados cuando nos percatamos de que todas las formas y variantes de la fase del consumo tienen en común la fase de producción que se lleva a cabo en el seno de empresas especializadas dueñas de tecnologías específicas. La fase de producción no se olvida al estudiar ningún producto, bien o servicio con la excepción del turismo. Según Camilo José Cela, se cometen dos errores con respecto a la novela, proclamar desde principios del siglo XX la muerte de este género literario y creer que novela es tan solo una manara determinada de novela. Pues bien, en materia de turismo acontece algo parecido. Desde mediados del siglo pasado se cree que no podemos saber con certeza lo que es el turismo por su extrema complejidad y que turismo es tan solo una forma determinada de turismo, limitando la actividad a la etapa consumidora y olvidando la etapa previa, la productora, sin la que aquella no es posible, como es obvio.
Madrid, 2002 - Oviedo, 2003
Corrección terminada en octubre de 2004