Alexander Alban Alencar
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF
comprimido ZIP (200 páginas, 3,69 Mb) pulsando aquí
La oratoria ha sido utilizada por el hombre desde tiempos inmemoriales; en su condición natural de ser social y gregario, siempre ha necesitado de un medio efectivo para transmitir sus impresiones y vivencias –la oratoria constituye un medio oral que por miles de años ha demostrado su efectividad- de ahí que, aún, en nuestra moderna sociedad; computarizada e informatizada, su uso continúe vigente y sea motivo de esmerado estudio para lograr su dominio y correcta utilización.
Para efectos de enseñanza de la oratoria nosotros planteamos la siguiente definición:
"CONJUNTO DE PRINCIPIOS Y TÉCNICAS QUE PERMITEN EXPRESARNOS, PRINCIPALMENTE DE MANERA ORAL, CON CLARIDAD, FACILIDAD Y SIN TEMORES, ANTE UN PÚBLICO NUMEROSO Y VARIADO, CON LA INTENCIÓN DE TRANSMITIR UN DETERMINADO MENSAJE".
Es importante precisar, también, que la Real Academia de la Lengua Española define a la oratoria como el “arte de hablar con elocuencia; de deleitar, persuadir y conmover por medio de la palabra.” Un concepto que se complementa armoniosamente con la definición que consignáramos en líneas anteriores.
Por otro lado, la palabra oratoria tiene dos sinónimos de uso frecuente; retórica y elocuencia. El primero, del griego “rhétor” (orador), “arte del bien decir, de embellecer la expresión de los conceptos, de dar al lenguaje escrito o hablado la eficacia adecuada para deleitar, persuadir o conmover” y el segundo, “facultad de hablar o escribir de modo eficaz para deleitar, conmover y persuadir”.
EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO
La oratoria es el “arte de hablar con elocuencia; de deleitar persuadir y conmover por medio de la palabra.” En la imagen Al Gore, ex - vicepresidente estadounidense. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005.
Junto a estos términos suelen aparecer otros que parecieran estar relacionados con oratoria y que bien podríamos tomar por sinónimos, pero no. Sus significados –como bien lo hacen notar otros autores- presentan marcadas diferencias e incluso los hacen ajenos a la práctica oratoria. Estos términos son; verborrea, facundia, labia, parlotería, charloteo, prosopeya y monserga. Todos éstos tienen el común denominador de “hablar mucho y no decir nada”. No confundir al verdadero orador con un charlatán verbielocuente.
Finalmente, recordemos que la oratoria está enmarcada en el ámbito de las ciencias sociales, ella estudia al hombre en su relación con el medio social en el que se desenvuelve. Un medio que no siempre resulta agradable para quienes viven incomunicados con sus semejantes; pero, felizmente, la oratoria nos enseña a expresarnos con propiedad y elegancia, a conocer y a utilizar correctamente nuestro idioma y a transmitir nuestros discursos de manera eficaz. Como toda actividad humana, su dominio exitoso requiere de constante práctica.