Eduardo Jorge Arnoletto
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b) El estado, el poder y el sistema político.(1)
Estado: es el concepto con mayor vigencia tradicional como concepto general de los estudios políticos.
Desde la antigüedad, la "polis", la "civitas", la "res publica"; y finalmente, desde la modernidad, "lo stato", ha estado en el centro de toda reflexión sistemática sobre la política. Es, en realidad, bastante reciente el cuestionamiento que intenta desplazarlo de esa ubicación central; y por otra parte, la crisis del paradigma funcionalista que lo cuestionaba, ha vuelto a otorgarle una importancia prominente, como lo ha reconocido, con gran honestidad intelectual, nada menos que David Easton, el autor de la más difundida teoría sistémica política.
Tradicionalmente el estado ha sido definido por tres elementos: el territorio, el pueblo y el poder político. Algunos autores proponen agregar un cuarto elemento: la legitimidad, lo que nos parece bastante cuestionable porque siempre, en todo sistema político, hay quienes cuestionan su legitimidad.
Para su empleo en Ciencia Política es importante cobrar conciencia de las limitaciones operativas del concepto. La principal dificultad estriba en establecer criterios incuestionables para diferenciar al estado de otras instituciones. Aunque en el lenguaje corriente "todos sabemos lo que es", en el lenguaje riguroso de la ciencia no ocurre lo mismo, y las propuestas que se han hecho al respecto no han dado hasta ahora resultados plenamente satisfactorios. Se han hecho, por ejemplo, afirmaciones como las que reseñamos a continuación, acompañándolas de sus correspondientes observaciones críticas:
1. La condición de miembro de algún estado es obligatoria y no renunciable: cabe la objeción del suicidio, que anotaba Weldon; la emigración, que ya mencionaba Hobbes, y los fenómenos contemporáneos de éxodos masivos de población.
2. Sólo se puede ser miembro de un estado: aparte de los casos reconocidos de doble nacionalidad y del peculiar status jurídico de los funcionarios de la O.N.U., se advierte que la integración de federaciones continentales y el auge de los derechos de libre circulación harán cada vez más probables la doble afiliación y hasta la extinción de la nacionalidad.
3. El estado está circunscripto a un territorio determinado: hay estados que no ejercen dominio sobre la totalidad de su territorio, y hay estados cuyo poder e influencia se extienden mucho más allá de sus fronteras.
4. Los estados se dedican al fomento de los intereses generales, no de los intereses particulares: sin embargo, muchas veces su atención, su poder y sus decisiones, nacionales e internacionales, se dedican a atender intereses paticularísimos; los del gran capital, por ejemplo.
5. El estado es una asociación perdurable: es cierto que el estado tiene vocación de perdurabilidad, pero hay países como Francia, por ejemplo, en los que las asociaciones de patronos y de obreros tienen más larga vida que el sistema político en que nacieron. Hay que apelar a la doctrina (jurídicamente válida pero políticamente ficticia) de la sucesión y la continuidad jurídica de los estados para poder sustentar esa afirmación.
6. El estado es una asociación necesaria: se dice que los hombres no pueden vivir fuera de él, pero muchos lo han intentado, por ejemplo, retirándose a lugares aislados donde no llega o llega poco de su influencia, y muchos han sido obligados a integrarse por la fuerza.
7. El estado posee el monopolio del uso legítimo de la fuerza: sin embargo, hay una gran difusión de las doctrinas que justifican el empleo de la fuerza por parte de sectores o intereses postergados u oprimidos.
8. El estado controla a las demás asociaciones y es soberano: no obstante, las minorías disidentes socavan esa soberanía desde el interior; y las superpotencias la limitan desde el exterior.
Pese a esas dificultades, el estado sigue siendo un concepto clave en las teorías políticas. No está "fuera de circulación" si bien ya no tiene el incuestionado predominio que tenía.
Poder: todos los enfoques teóricos reconocen la importancia del concepto de poder. Según Max Weber, el poder se manifiesta "en toda oportunidad, en la relación social, de imponer la propia voluntad, incluso cuando es resistida, sin importar en que se basa tal oportunidad".
El poder tiene muchas formas de manifestación: la influencia, la persuación, la manipulación, y en caso extremo, la pura fuerza. Si se lo asocia positivamente con el concepto de legitimidad, se lo denomina autoridad. Si una o más personas obtienen la obediencia de un grupo para un determinado asunto o para la generalidad de ellos, se lo denomina mando o gobierno.
El poder ha sido objeto de estudios por parte de muchos enfoques teóricos. Cabe mencionar aquí los siguientes: 1. Teorías Psicologistas: En ellas, en general, el afán de poder es visto como un instinto primario humano. Hobbes, por ejemplo, parte de esa base. Nietzsche afirma: "..lo que el hombre quiere...(es)...un excedente de poder...". Adler, influído en esto por Nietzsche, modificó la teoría psicoanalítica de Freud, ubicando el afán de poder por encima de la libido como factor motriz del psiquismo humano.
Estas teorías, en general, no resultan operativas en el campo de la Ciencia Política porque les falta dimensión sociológica. Una excepción es el enfoque individualista de la llamada "politics of ambition", que suele utilizarse en la investigación sobre élites.
Las teorías del poder de orientación psicológica se han utilizado mucho, en cambio, en las llamadas "corrientes de filosofía política irracionalista", así como en las ideologías del social-darwinismo y del fascismo, en el vitalismo de Bergson y en escuelas como el decisionismo y el pragmatismo. Esta última fue incluída por B. Russell entre las filosofías del poder por su tendencia a considerar "verdadero" lo que produce efectos agradables y se efectiviza.
2. Teorías sustanciales del poder: Hobbes en primer lugar, y después de él muchos otros, consideraron al poder como algo francamente material, muy concreto: la suma de los medios y recursos que el estado puede usar para imponer su voluntad a sus propios ciudadanos y para influir sobre los responsables de la política exterior de los demás estados. Un autor como L. Claude por ejemplo, llegó al extremo de restringir el concepto de poder a la capacidad militar, y definirlo en consecuencia como el conjunto de "..los elementos que...contribuyen a la capacidad de forzar, matar y destruír".
En la teoría de las relaciones internacionales, el enfoque del poder aparece
como una descripción y explicación del poder potencial de los actores
internacionales, en autores como Niebuhr, Kennan o Morgenthau. Para Morgenthau,
la política es "...acción conforme a los intereses, definida en términos de
poder". El poder tiene en Ciencia Política, para este autor, el mismo
significado que tiene en economía el concepto de utilidad, o en el derecho el
concepto de norma. Morgenthau intenta describir y explicar el fenómeno del
poder, planteando una lista de nueve aspectos o temas que se deben tener en
cuenta en el análisis de cada caso:
1. situación geográfica.
2. recursos materiales: alimentación. materias primas.
3. capacidad industrial.
4. equipamiento militar.
5. volumen de población.
6. carácter nacional.
7. moral nacional y cualidades de la sociedad.
8. calidad de la diplomacia.
9. calidad del gobierno: legitimación. apoyo popular.
En un nivel mucho más superficial, W. Fuchs propone una "fórmula de poder": (P.E. + P.A.) n- H donde: P.E.=producción de energía P.A.=producción de acero H.=habitantes
3. Conceptos operacionales del poder: Se trata principalmente de establecer una tipología de las relaciones de poder. En la década de los '60, la teoría del poder fue desplazada en medida apreciable de la atención de los investigadores por la teoría de la influencia, desarrollada a partir del enfoque decisional.
La teoría de la influencia está muy vinculada al nombre de Robert Dahl, y resulta de gran interés porque se trata de un concepto más amplio que el de poder, si bien ha recibido el acertado reproche de no haber considerado suficientemente el caracter interactivo de toda relación de poder.
E.C. Banfield plantea en su obra "Political Influence" una tipología de la
influencia, elaborada en base a su factor principal:
1) influencia basada en un sentimiento de deber.
2) influencia basada en la amistad y el afecto.
3) influencia basada en la persuación racional.
4) influencia basada en el engaño y el terror inducido.
5) influencia basada en la coacción.
P. Bachrach y M.S. Baratz, en "Two faces of power", ven también al poder como
una magnitud relacional, como una relación y no como algo material. Plantean las
siguientes condiciones como propias de toda relación de poder:
1) un conflicto de intereses entre los actores.
2) la coersión a ceder, ejercida sobre una de las partes.
3) la posibilidad dde que al menos una de las partes sea amenazada con sanciones.
4) el entendimiento de dichas amenazas por el adversario.
5) una respuesta racional.
Un contenido clave para entender el concepto de poder según el enfoque
relacional es el de "sanciones". La presencia o ausencia de sanciones permite
distinguir diversas relaciones de poder:
1) relaciones de poder en sentido estricto.
2) relaciones coercitivas (con ejecución de amenazas).
3) relaciones de influencia (sin intimidación).
4) relaciones de autoridad.
5) relaciones manipulativas.
El empleo de la noción de "manipulación" se ha difundido mucho, quizás por
acción de los enfoques neomarxistas y freudianos. Es un tipo de influencia que
se puede llevar a cabo mediante diversos medios, que van desde el efecto
sugestivo sobre deseos latentes (como ocurre con la propaganda con contenidos
eróticos) hasta el empleo de sustancias químicas, en actos que configuran
delitos penales, como el "lavado de cerebro" tan frecuente en el trato que
dictaduras de todo tipo dispensan a sus presos políticos. La manipulación
basada en la estimulación de deseos inconscientes de tipo político es similar al
contenido del "poder persuasivo" del que habla Etzioni. Etzioni presenta un
tipología triple del poder:
1) poder persuasivo: poder normativo, social, que usa símbolos (emblemas, distintivos, banderas, etc.) con fines de control.
2) poder coercitivo: corresponde a las relaciones de fuerza.
3) poder utilitario: usa recompensas materiales.
4. El poder, punto de referencia y mecanismo de control.
K.W.Deutsch no admite que el poder sea el centro o la esencia de la política. Lo toma como una de sus referencias fijas y como uno de los mecanismos de control social. Ese mecanismo se mantiene latente mientras operen otros mecanismos, como la influencia, el hábito y la libre coordinación; y actúa mientras no se deba usar la fuerza.
K.W. Deutsch no busca la manifestación del poder en factores toscos sino en los sutiles, como el flujo informativo del sistema social y las posibilidades de aprendizaje social que plantea un modelo cibernético. Plantea, por ejemplo, que el mayor poder real no suele hallarse en la cúspide del sistema formal sino en los nodos estratégicos de circulación de la información.
K.W. Deutsch sostiene que la autoridad crece en la medida en que desarrolla su aptitud para usar información y para asimilar nuevos aprendizajes. El modelo comunicacional de Deutsch supone que las instrucciones "correctas" de la central de mando serán cumplidas por los subsistemas. No tiene en cuenta el caso de instrucciones correctas que no son cumplidas por políticas obstruccionistas de los subsistemas, que responden a sus intereses egoístas; o por falta de poder para cumplirlas.
En política interior, cuando deja de funcionar el proceso de asimilación de la información, puede predecirse la posibilidad de un cambio disruptivo de la situación (revolución) porque ello significa que el centro de poder existente ha perdido todo su ascendiente.
5. La investigación científica de los fenómenos de poder.
Las teorías descriptas en las páginas precedentes han resultado escasamente operativas en la investigación científica de los fenómenos de poder. Describimos a continuación algunos intentos de aplicación: 1) La medición del poder: se intenta hacerla estableciendo un esquema de técnicas de influencia y de poder. Se diferencian dos situaciones básicas: la persuación y la intimidación. Se establecen unidades de medida para diversas variables: conducta futura preferida, conducta futura pronosticada, percepción de la conducta actual, correlación entre persuación y disuación. Se trata de medir la magnitud de la modificación de la conducta producida por un factor de poder dado, o sea responder a la pregunta: Por qué motivo -castigo, premio, amenaza, promesa- y en qué medida se ha modificado la conducta?.
2) La ubicación del "verdadero" poder: en los estudios sobre élites dirigentes, el estudio primario basado en el "método posicional", que permite identificar a los titulares formales de los cargos, es complementado con encuestas sobre su ascendiente y entrevistas para identificar a los que han participado en la toma de decisiones. No siempre coinciden los más altos cargos con el máximo poder real. Según el modelo cibernético (Deutsch) un puesto de nivel medio, estratégicamente ubicado en la red de circulación de la información, detenta más poder real que una alta posición formal.
3) La medición del afán de poder y la identificación de los factores que lo frenan o estimulan: se ha utilizado el llamado "enfoque de la ambición", a partir de un planteo sobre el limitado número de posiciones de poder y el número mucho mayor de políticos que quieren ocuparlas. Se trata de "cuantificar" el afán de poder y los factores que lo afectan.
La ambición de poder ha resultado ser una variable muy independiente, sin correlaciones claras con otras variables. Se han identificado algunos factores que la afectan, como la estructura gubernamental, el federalismo como ampliación de posibilidades de despegue político, y los intercambios sectoriales de élites, especialmente entre la élite económica y la política.
4) La medición de la concentración de poder: en ese intento, St. J. Brams sólo ha podido llegar a establecer una nueva tipología de los sistemas políticos según su grado de concentración del poder: - sistema jerárquico ("hierarchical system") - compromiso mutuo ("mutual adjustement") - sistema mixto ("mixed system") Sus conclusiones (bastante poco novedosas) son: - la concentración de poder en un ámbito tiende a concentrarlo en otros ámbitos.
- una elevada concentración del poder aumenta la vulnerabilidad del sistema.
- la distribución del poder está en relación con la red de comunicación desde la cual se ejerce el poder.
Ante la escasa operatividad de los modelos construidos en base al concepto de poder, algunos autores, como W. Riker, dudan de su utilidad para la investigación empírica.
6. Como reducir y limitar al poder.
El poder tiene una tendencia innata a concentrarse y a crecer, y a medida que se hipertrofia tiende a hacerse menos benéfico y más dañino y corruptor. Lord J. Acton, en su obra "Essays on freedom and power" decía que "todo poder corrompe; el poder absoluto corrompe absolutamente".
La teoría política siempre ha buscado formas o propuestas para reducir o limitar el poder, para mantenerlo dentro de los límites en que es benéfico, y neutralizar sus excesos. En general, tales planteos responden siempre al principio según el cual el poder sólo puede ser limitado por el poder. La teoría constitucionalista clásica de la división de poderes, por ejemplo, es un intento de evitar la concentración del poder en determinadas personas o instituciones. El constitucionalismo clásico también buscaba mantener el poder del estado fuera de ciertos sectores de la economía y de la sociedad; y configurar para los individuos, por medio de los "derechos fundamentales", un área libre de intromisiones estatales.
La extrema simplificación implícita en esos primeros modelos de división de poderes los hizo fracasar. La función limitativa que les fue encomendada terminó siendo ejercida en gran parte por el enfrentamiento entre el gobierno y la oposición. Por su parte, los partidos políticos se organizaron, se burocratizaron y experimentaron cada vez más la influencia de poderosos grupos de presión, especialmente de origen económico, que surgieron como nuevas manifestaciones de concentración de poder. Para neutralizar en los partidos las consecuencias negativas de esos procesos y presiones es necesario perfeccionar todas las vías de comunicación entre la cúpula y la base y profundizar la efectiva democratización interna del partido.
La concentración del poder económico, que a su vez influye de modo indebido sobre el poder político, puede combatirse con normas antitrust y ampliando los modos de participación de los trabajadores, pero al proceder así los sindicatos acceden a nuevas posiciones de poder, lo que crea nuevos problemas...
La contención del poder puede hoy lograrse por diversos medios nuevos: por ejemplo, la acción de los medios de comunicación, que señalen los abusos, las manipulaciones, los ejercicios no legítimos del poder; también mediante la defensa social y la acción no violenta (por ejemplo, los movimientos de desobediencia civil); y en última instancia, en aquellos países cuyos gobiernos hayan perdido la capacidad de aprendizaje y reaccionen con represiones desproporcionadas, mediante la supresión revolucionaria del poder ilegítimo.
Sistema político: en algunas corrientes teóricas empírico-analíticas, el concepto de sistema político ha desplazado de su posición central a los conceptos de estado y poder, y los ha reubicado en un nuevo contexto significante. "Poder" sigue siendo un concepto muy importante pero sólo como un aspecto parcial de la política. "Estado", a diferencia de lo que ocurre en las ciencias jurídicas, en Ciencia Política es una categoría bastante indeterminada, aunque ahora se la ha vuelto a usar después de un periodo de eclipse. De todos modos, se configura entre esos dos conceptos un vacío teórico, que ha sido ocupado por el concepto de "sistema político".
Su origen es sociológico. La teoría social de Talcott Parsons plantea el llamado "esquema A.G.I.L.", formado por las cuatro iniciales inglesas de los subsistemas que lo forman:
1. subsistema económico ("adaptation").
2. subsistema político ("goal-attainment").
3. subsistema legal ("integration").
4. subsistema cultural ("latent pattern maintenence").
En ese esquema, el sistema político aparece definido por el cumplimiento de una finalidad, de un objetivo. Quizás Parsons no tuvo en cuenta que los fines de un sistema político cambian constantemente. Por ese motivo, K. Deutsch propuso incorporar al esquema A.G.I.L. "la función del cambio político y social", sin lograr con ello superar el sesgo estático con que están planteadas las demás funciones.
El marxismo sólo recientemente ha aceptado el concepto de sistema político, pero como no puede aceptar ninguna noción atemporal, tiende a convertir al concepto de sistema político en algo idéntico al concepto de formación económico-social según el materialismo histórico, o sea como etapa del desarrollo social, que a partir de un modo de producción está configurada por su estructura económica y su correspondiente superestructura jurídica y política.
No siempre hay que ubicar al sistema político como subsistema de una determinada sociedad. A veces puede tener un alcance más amplio; por ejemplo, en las federaciones de estados y en las uniones supranacionales, un sólo sistema político abarca varios sistemas sociales.
El concepto de sistema, desde un punto de vista formal, se caracteriza por dos rasgos: la interdependencia entre las partes del sistema, y los límites del mismo, que lo distinguen de su entorno. En la investigación, es muy amplia la posibilidad de "formar" sistemas con elementos cuya relación existe pero carece de relevancia.
"El peligro del enfoque del sistema -dice von Beyme (2)- radica siempre en que se introduzcan forzadamente los fenómenos en un contexto, y que el ímpetu ordenador de los teóricos del sistema difícilmente les permita convencerse de que en la realidad social existen también abundantes fenómenos desconectados, opuestos y contradictorios, en los cuales sólo con gran arbitrariedad se puede construir un conjunto sistemático".
"Menor dificultad parece revestir la cuestión de la delimitación del sistema...político...a causa...de que el sistema político se ha estimado...como coincidente con los límites del concepto tradicional de estado".
David Easton, en "The political system", sostiene que lo político se puede especificar por dos características:
1. las decisiones del sistema político tienen una relevancia especial porque se
refieren a la distribución de valores efectuada de modo autoritario
("authoritative allocation of values").
2. las sanciones tienen validez en toda la sociedad.
Ambas afirmaciones son bastante cuestionables, como lo han hecho notar, por ejemplo, G. Almond y S. Finer (3), ya que la "authoritative allocation of values" puede producirse también en subsistemas del sistema político, como serían las iglesias y las grandes empresas. Por otra parte, muchas veces, especialmente en periodos de connmoción, las sanciones no llegan a todos los subsistemas.
No resulta tampoco muy satisfactorio el intento de Karl W. Deutsch, de definir los rasgos característicos de un sistema político: cohesión y covariación (al variar un elemento cambian también los otros). Ocurre que con frecuencia se presentan casos de covariación negativa y hasta de covariación mixta, por lo que el rasgo de covariación parece poco adecuado para definir al sistema político. También Deutsch y otros colaboradores han elaborado una "escala graduada del sistema político", en diez grados crecientes desde el individuo aislado hasta la O.N.U. se le han formulado dos objeciones: que algunos grados intermedios han sido elegidos en forma arbitraria; y que, por otra parte, no tienen en cuenta la relatividad de las proporciones. Por ejemplo, a escala mundial, Argentina es un estado mediano, pero en el contexto latinoamericano es un gran estado.
H. Spiro, entre otros, ha intentado ilustrar el sistema político con un cuadrante similar al empleado para graficar el sistema económico: ESTABILIDAD | FLEXIBILIDAD (PROBLEMA CONSTITUCIONAL) | (PROBLEMA ECONOMICO) -----------------------------|------------------------------ EFICIENCIA | EFECTIVIDAD (PROBLEMA DEL PODER) | (PROBLEMA CULTURAL) Este es un esquema aplicable a países relativamente desarrollados y estables, no a países en desarrollo.
Un aspecto importante es que si bien el enfoque de sistemas vino a las ciencias sociales principalmente desde el campo de las ciencias biológicas, el concepto de sistema no se puede introducir en la Ciencia Política con las implicaciones estructurales que tiene en la biología. Al respecto dice Luhmann: "un sistema político no queda fijado con un tipo definitivo, como un organismo. De un burro jamás se podrá llegar a una serpiente, por mucho que tal evolución fuera necesaria para la supervivencia. Un orden social, en cambio, puede sufrir alteraciones estructurales profundas sin perder su identidad y su existencia continuada".
Almond y Coleman han procurado analizar el sistema político en su complejidad por medio de la llamada "Teoría de las siete variables", a la que ya nos hemos referido in extenso (ver capítulo 3). Esta tentativa de encontrar funciones generales comunes a todos los sistemas políticos es muy interesante y valiosa, pero aun no se ha configurado como una teoría consistente. Ha quedado como una tipología, probablemente demasiado esquemática.
La novedad del concepto de "sistema político" en comparación con las doctrinas sobre los fines estatales de las antiguas teorías del estado consiste en que "el sistema político de una sociedad diferenciada no puede ya calificarse como medio para un fin ni tampoco dirigirse por una rígida conducción externa. La estabilidad no se basa en unos fundamentos, integridad o valores establecidos sino que la determinan las espectativas de cambio" (Luhmann - von Beyme).
Respecto de la relación entre sistema político y pluralismo, es muy interesante la clasificación que plantea Spiro de las "funciones vitales" de los sistemas políticos: 1)formulación; 2)discusión; 3) decisión; 4) solución del problema. El pluralismo se manifiesta fuertemente en las dos primeras, no así en las otras dos.
El concepto de "sistema político", y en general el enfoque sistémico político, tiene usos muy amplios y variados:
-en exposiciones descriptivas de procesos políticos.
- en explicaciones orientadas a la conducción y estabilización de procesos
políticos.
- en estudios sobre procesos de cambio político (aprendizaje, crecimiento,
dinámica, etc.)
- en estudios sobre decadencia y hundimiento políticos (tensión, desasosiego,
impaciencia, entropía).
La teoría sistémica política originaria tiene un marcado sesgo estático. Se lo ha tratado de superar por dos caminos: la variante cibernética y la teoría de la sociedad activa.
Variante cibernética: presenta más analogías biológicas que otros enfoques sistémicos, predominantemente ingenieriles, como los de Parsons o Luhmann. A esta "variante cibernética" está muy asociado el nombre de K. Deutsch ("Los nervios del gobierno",1966). La cibernética presupone la existencia de un mando central, lo que resulta muy aceptable en Ciencia Política. En este enfoque, antiguos conceptos como "estado" y "poder" cobran un nuevo sentido; y el sistema político, que aparece reducido a un rol marginal en las teorías generales del sistema social tipo Parsons, recobra un papel protagónico como plano predominante de la decisión. "La política puede considerarse -dice Deutsch (4)- como una esfera decisiva del aprendizaje social, o como una esfera fundamental de la decisión social, precisamente porque se caracteriza por este poder de sobrepasar a otras clases de preferencias. La política es entonces un instrumento decisivo mediante el cual se pueden producir, conservar o cambiar los compromisos sociales".
En el enfoque cibernético hay una preferente atención a la dimensión de "aprendizaje" que contiene la actuación de todo sistema de autogobierno, la cual incrementa con regularidad la capacidad del sistema para afrontar innovaciones y cambios objetivos, confiriéndole gran dinamismo.
La mera adopción de un lenguaje cibernético no preserva por sí sola de tentaciones conservadoras o estáticas. "Es frecuente que se sobreestimen los procesos de dirección centrales -dice von Beyme- menospreciando la capacidad de autodirección y autonomía de los subsistemas, ya que a estos frecuentemente se les concibe tan sólo como receptores de órdenes con funciones de feed-back".
La teoría de la sociedad activa: a este enfoque está asociado el nombre de A. Etzioni ("The active society", 1968). Es una variante de la teoría de sistemas aun más dinámica que la variante cibernética, ya que no sólo considera el incremento de la capacidad de dirección por parte del sistema político sino también el incremento de la participación social.
Etzioni considera que todas las teorías sobre el tema anteriores a la suya pueden ser clasificadas en dos grupos:
- teorías colectivistas: consideran a la sociedad como una "unidad pasiva de
acción" y explican cambios imprevistos.
- teorías voluntaristas: consideran a la sociedad como superactiva y explican
cambios dirigidos.
Etzioni considera que su teoría ocupa un lugar intermedio entre esos dos grupos.
Etzioni tiene un concepto del poder considerablemente más sustancial que las teorías cibernéticas y comunicacionales; y pone el acento en la actividad, dentro del sistema, de aquellas unidades que poseen capacidad de autotransformación, incluyendo entre ellas las unidades sociales. Esto plantea el problema del consenso en términos mucho más intensos que en los modelos cibernéticos.
El consenso es para Etzioni el resultado de un doble proceso continuo de interacción entre las preferencias sociales dadas y los intentos de reforma dirigidos. El consenso ha de ser una creación continua; el consenso institucionalizado es menos efectivo.
Hay dos factores orientadores en la teoría de la sociedad activa de Etzioni: - el control, que expresa el poder y capacidad de información del sistema; - el consenso.
Las sociedades activas presentan altos valores en ambos indicadores. Alto control y bajo consenso es la situación característica de las sociedades hiperdirigidas. Bajo control y alto consenso indica la presencia de sociedades subdirigidas. Las sociedades capitalistas modernas generalmente son subdirigidas; las sociedades socialistas son hiperdirigidas.
Etzioni propugna una especie de convergencia de ambos modelos reales hacia el modelo ideal de una sociedad activa. Como en toda teoría de convergencia hay en esta prognosis un componente utópico; Etzioni habla de una "utopía posible", aunque hay que reconocer que su modelo ideal está muy centrado en los valores occidentales. Su planteo sobre las necesidades básicas, que supone propias de todos los hombres, por ejemplo, es bastante discutible, justamente en cuanto a su universalidad.
"La teoría de la sociedad activa -dice Deutsch- tiene...la ventaja de cuestionar la esquemática contraposición entre la revolución violenta y la evolución pacífica. El cambio...se hace mensurable...mediante criterios como los de control, rendimiento, participación y consenso".
Tanto la variante cibernética como la teoría de la sociedad activa han resultado muy estimulantes para la investigación. La cibernética ha proporcionado un instrumental teórico nuevo, y el enfoque de la sociedad activa ha llevado a estudiar problemas nuevos en el campo de la participación y la democracia, como veremos más adelante en este capítulo (ver "La Democracia. Modelos estáticos y dinámicos"-"Los modelos dinámicos").
El principal problema actual de la investigación política sistémica es cómo establecer la dirección en que marchan los sistemas y como prever sus cambios. Hay bastante escepticismo sobre los resultados de la planificación, pero hay también consenso en que es mejor planificar.
Muchas veces, pese a tener un plan racional, se defraudan las esperanzas; pero peores son los resultados si no hay plan alguno, carencia que puede motivar serios desequilibrios en el sistema.
Finalmente, supongamos un sistema político bien dotado: fortaleza directiva, voluntad innovadora, fluída comunicación, amplitud de ideas: su problema será entonces cómo combinar adecuadamente la dirección central del sistema con las tendencias autónomas y la capacidad de dirección y planificación propias de los subsistemas. Las metodologías de planificación tradicionales son fuertemente centralistas y carecen de recursos para resolver dicho problema. "Es mérito de las nuevas formas de la teoría dinamizada del sistema -concluye diciendo von Beyme- el considerar los esfuerzos para el incremento de la eficiencia y la participación en un sistema, conjuntamente en un modelo teórico".
(3) S.E. Finer "ALMOND'S CONCEPT OF 'THE POLITICAL SYSTEM': A TEXTUAL CRITIQUE", Government and oposition, 1969-1970.
(4) Karl W. Deutsch "LOS NERVIOS DEL GOBIERNO", Paidós, México, 1985, pag.257.