Eduardo Jorge Arnoletto
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e) Consideraciones generales sobre modelos de integración y modelos de conflicto.
Durante la mayor parte del siglo XX, es decir, hasta no hace más de treinta o cuarenta años, la ciencia política ofrecía la imagen de una ciencia en búsqueda de su identidad. Como parte de esa búsqueda se plantearon las polémicas sobre su objeto, y para muchos politólogos, esas polémicas tomaron la forma de una discusión sobre qué concepto debía ser considerado como concepto central de la ciencia política.
El tradicional enfoque institucionalista, para quien el concepto central es el estado, fue cuestionado por quienes, en aras de un mayor realismo, reclamaban ese lugar para el poder. Otros, con un enfoque más tecnocrático, decían que el poder es sólo el medio de acceder a las palancas de la decisión, y reclamaban la precedencia para el concepto de proceso de toma de decisión, etc.
Sinceramente creemos que hoy esas polémicas son anacrónicas; que hay que abandonar la búsqueda de un concepto central y aceptar que hay varios conceptos fundamentales, en el marco de un pluralismo teórico mucho más amplio incluso que el evidenciado por aquellas disputas.
En varias partes de este libro hemos manifestado nuestra opinión de que la investigación científica no es una actividad abstracta o impersonal (aunque aspire y procure lograr la máxima objetividad posible) sino una faceta más de la gran aventura humana del conocimiento y de la acción. Ella está influída por sus fundamentos metateóricos, o sea por el trasfondo cosmovisional e ideológico de su labor.
En la investigación política, esos trasfondos cosmovisionales se expresan en la elección del modelo teórico al que se va a referir un planteo o una conclusión.
Básicamente hay dos tipos de modelos en el campo político: los modelos de integración y de orden y los modelos de conflicto. Cada tipo de modelo erige ciertos conceptos como fundamentales para sus construcciones teóricas, y a la vez marca su preferencia por ciertos enfoques metodológicos (1).
El capítulo 6 de esta obra va a tratar de los modelos de integración y orden, y de los conceptos que preferentemente utilizan: estado, poder, sistema político, socialización política, cultura política, estilo político, democracia.
El capítulo 7 se ocupará de los modelos de conflicto, y de sus conceptos preferidos: pluralismo y conflicto de grupos; lucha de clases; y la confrontación élite-masa.
Desde la década de los setenta, han comenzado a utilizarse en Ciencia Política modelos mixtos, que combinan características de integración y de conflicto. Están construídos a partir de un modelo de conflicto pluricausal, con el agregado de características de un modelo de equilibrio dinámico. Tal es el caso, por ejemplo, del modelo adoptado por Helio Jaguaribe para su teoría del desarrollo político, que analizaremos detalladamente en el capítulo 10 apartado d). Favorece esa reciente convergencia el hecho de que los modelos de orden rara vez fueron tan rígidos como para no poder acoger la noción de conflicto, tan evidente, por otra parte, en la experiencia histórica. Las "tensiones del sistema" y las "alteraciones del equilibrio" fueron siempre reconocidas, aunque se las considerara patológicas y se privilegiara la búsqueda de mecanismos equilibradores.