Eduardo Jorge Arnoletto
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP
(393 páginas, 2.11 Mb) pulsando aquí
c) Las teorías crítico-dialécticas en los países del área socialista europea.
La Ciencia Política no constituyó nunca una disciplina autónoma en los países socialistas. Existen Asociaciones de Ciencia Política en casi todos ellos pero están integradas casi exclusivamente por especialistas en Derecho Público. Por otra parte, la Ciencia Política no está presente como cátedra autónoma en las Universidades (1).
Hay pocas referencias bibliográficas. En 1969 fué publicado en la URSS un libro titulado POLITICESKAJA NAUKA, de V. G. Kalenskij, que es una discusión crítica sobre la Ciencia Política norteamericana.
Con anterioridad, en Polonia, se publicó en 1967 una obra colectiva, titulada en inglés STUDIES IN POLISH POLITICAL SYSTEM, compilado por J. Viatr, con colaboraciones de St. Ehrlich, Z. Bauman, M. Sobolewski, V. Suchecki y el mismo J. Viatr, que es un intento de aplicar métodos occidentales al estudio empírico de un sistema socialista. Otro ejemplo similar es el libro de St. Ehrlich sobre los grupos de interés, GRYPY NACISKU (1962).
En los países socialistas es frecuente la descalificación de la Ciencia Política como "ciencia burguesa", a la que en Occidente se le concede un importante papel: "la función del fortalecimiento ideológico del sistema capitalista", cuyos resultados se utilizan "para perfeccionar el mecanismo estatal burgués y los procedimientos de toma de decisiones, etc." Una tercera acusación es la de su em-pleo "para programar el anticomunismo" (1).
Desde el punto de vista metodológico se reprocha a la Ciencia Política prescindir del concepto de CLASE y emplear modos "subjetivistas" de explicación para las conductas políticas. Según la doctrina marxista, la Ciencia Política solo podría ser considerada como tal si partiera de las leyes del desarrollo social y reflejara las exigencias de la vida social, analizando la relación entre clases en función de la relación objetiva de fuerzas entre ellas...en una palabra, si fuera comunismo "científico". Como dice el "Breve Diccionario Político" (Ed. Progreso, Moscú): ..."la teoría del comunismo científico analiza las relaciones políticas no aisladamente sino en ligazón con todo el conjunto de las relaciones anudadas en una sociedad: económicas, sociales e ideológicas. La Ciencia Política burguesa se caracteriza por la ausencia de una concepción científica única e íntegra, por el eclecticismo y el empirismo..." Se trata de una situación muy distinta a la occidental que no se puede comparar. Encontramos aquí una valoración positiva de la "concepción científica única e íntegra", una convicción de estar en el plano de la "verdad". Encontramos objetivos y metodologías consagrados como ortodoxos e identificados además con el sentido de la praxis política ejercida desde el Estado. No es de extrañar la crisis epistemológica que acompaña a la crisis política y social de la construcción soviética, al pasar desde una situación en que la ideología dominante ofrecía respuestas para todo a una situación en la que sólo hay preguntas...
En los países socialistas, la única parte comparable a la actividad politológica occidental (incluyendo en esta última también a los enfoques inspirados en el marxismo) es la que se expresa en obras "disidentes" o "críticas", como LA NUEVA CLASE de Milovan Djilas, el ARCHIPIELAGO GULAG de Soljenistsyn, y otras escritas fuera del mundo socialista por personas vinculadas a él de modo directo, como la NOMENKLATURA de Michael Voslensky o HUMANOMICS de Eugen Loebl.
En el campo marxista ortodoxo, una consecuencia de esa intensa fijación ideológica en la construcción de una ciencia universal, filosófico-social, sin subdisciplinas diferenciadas y sin corrientes teóricas contrapuestas, es el carácter francamente anticuado de su teoría política, muy sujeta a conceptos normativos y formales, como ESTADO y SOBERANIA. Creemos probable que la profunda crisis que está viviendo el mundo socialista tras la perestroika y la caída del muro de Berlin (dicho ésto para aludir simbólicamente a las enormes tensiones estructurales que hoy lo recorren) produzca en los próximos años un resurgimiento de los estudios políticos empíricos con nuevos objetivos y métodos. Esto será así, en nuestra opinión, si la salida de la actual crisis es un nuevo orden flexible y pluralista, vinculado de algún modo al orbe europeo occidental. No ocurrirá tal cosa si la salida es algún "neostalinismo" totalitario y ensimismado, alternativa que desgraciadamente también es posible.
Si la salida es positiva una gran tarea de la Ciencia Política en la Europa del Este será la elaboración de la experiencia vivida y del colapso del sistema, de cara al futuro. Se verá entonces cuánto se alejó dicha experiencia del ideario igualitario y participativo del socialismo para configurar, no un "socialismo real" como se dijo, sino un capitalismo de Estado, pesadamente burocrático y autoritario, inflexible, rutinario y fuertemente imperialista en sus relaciones exteriores. Quizás puedan rescatarse así para el futuro los valores latentes del socialismo, aún no realizados en la experiencia histórica concreta.
Dentro del área socialista, un caso muy interesante según nuestra opinión es el de Yugoeslavia, donde tras una etapa (2) de extrema centralización (1947-1951) en la que siguió estrechamente el modelo soviético de planificación, a raíz de la ruptura política con Stalin y el consiguiente aislamiento dentro del mundo socialista, tuvo lugar una profunda reestructuración de la economía y la planificación: se introdujo el sistema de autogestión de la producción, se descentralizó la planificación, se restableció parcialmente el mercado y se reintrodujo la propiedad privada en el campo, como consecuencia del fracaso de la colectivización forzosa; o sea que se fué más adelante que en otras partes del mundo socialista en el camino de un socialismo liberador. También es interesante el caso porque, a diferencia de otros países, el advenimiento del régimen comunista en Yugoeslavia tuvo apoyo popular inicial, por el desempeño de los comunistas durante la guerra con los fascismos.
Cuando hoy vemos que Yugoeslavia como nación ha dejado de existir y que está inmersa en una cruenta guerra civil que se trata con poco éxito de contener desde la ONU y la CEE, cabe preguntarse qué pasó. Creemos que parte de la respuesta, al menos, está en la re-emergencia de los nacionalismos latentes, al entrar en crisis el régimen que los constreñía a no manifestarse o a manifestarse solo bajo formas larvadas, como fué el "egoísmo de empresa" o de región (3) que fué uno de los problemas que enfrentó el sistema de autogestión.
Es una notoria debilidad de los socialismos marxistas no tomar suficientemente en cuenta la gravitación de los sentimientos nacionales y religiosos sobre los pueblos. Al considerarlos como partes de la "superestructura" supone que, modificando la infraestructura económica rápidamente se pueden controlar aquellos factores, y hacer viables creaciones políticas netamente voluntaristas, como fué la compleja Yugoeslavia. Reiteradas experiencias históricas muestran que ésto no es así. En el caso yugoeslavo, algunos atisbos de la crisis que se les venía encima pueden encontrarse en la obra citada (3) cuya primera edición yugoeslava es de 1971.
(2) Antonio Aponte: LA ECONOMIA DE LOS PAISES SOCIALISTAS, Barcelona, Salvat Ed., 1973.
(3) P. Vranicki et al.: EL SOCIALISMO YUGOESLAVO ACTUAL, México, Grijalbo Ed., 1975.