BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CURSO DE TEORÍA POLÍTICA
 

Eduardo Jorge Arnoletto

 

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Evaluación crítica de la teoría sistémica política.

En el enfoque sistémico convergen todos los esfuerzos intelectuales que configuran las corrientes teóricas que hemos venido describiendo. Al evaluarlo críticamente, pues, en cierto modo evaluamos a todo el grupo.

Si bien la teoría sistémica política no se reduce solamente al trabajo de David Easton, puesto que otros investigadores importantes, como S. Beer, M. Kaplan, H. Spiro, K. Deutsch, G. Almond, etc., también hicieron valiosas aportaciones, es innegable que Easton ha sido el más influyente, el más conocido y, probablemente, el más representativo del grupo, razones por las que vamos a tomarlo como ejemplo paradigmático para esta evaluación.

Quizás esté de más aclarar que de ninguna manera pretendemos erigirnos en jueces de tan importantes y originales estudiosos. Criticar aquí no significa considerarse por encima de ellos, ni tan siquiera a su altura, sino simplemente tomar nota de lo que el tiempo y la evolución posterior de la ciencia mostraron, sin negar el valor de originalidad, de innovación y hasta de audacia intelectual que cada uno de ellos en su momento significó. Pero, como herederos de esos aportes, también tenemos que preguntarnos sobre la utilidad y limitaciones actuales de esas teorías, que son nuestras herramientas para trabajar la dura roca de la realidad...hasta que logremos fabricarnos otras mejores...

D. Easton permanece, en lo fundamental, muy cerca de la Teoría Sistémica General. A pesar de que su motivación principal es "posibilitar la investigación politológica empírica", uno de los puntos más débiles de su teoría se relaciona justamente con este punto: su difícil, y a veces imposible, operacionalización.

Dos deficiencias recurrentes pueden encontrarse en este aspecto en todo su trabajo: 1) Las aplicaciones empíricas de su marco teórico son dejadas por él para ser realizadas en el futuro y, según se infiere, por terceros ajenos a él, que se animen a hacerlo ante las posibilidades que dicho marco teórico ofrece; 2) Formula muchas definiciones, pero ninguna de ellas resulta plenamente operativa. Easton no indica cómo hacerlas operativas en el momento de realizar una investigación empírica.

Hasta ahora nadie ha logrado hacer una verdadera "investigación científica empírica sistémica" de orientación cuantitativa, en el campo político. Esto es debido a que son muchos los impedimentos que deben enfrentar estos intentos, entre los que cabe mencionar: 1) Es prácticamente imposible "medir" toda la información, el ruido y la información errónea existentes, no sólo en el sistema en sí sino también en su medio ambiente y en las complejas interacciones entre ambos; 2) La estrategia habitual de todo investigador empírico consiste en orientar su trabajo de investigación sobre un sector de la realidad bien definido y concreto, aislando para su análisis unas pocas variables. La teoría sistémica política pretende abarcar y tomar en consideración todos los aspectos involucrados, lo que evidencia una aspiración holística muy sana como ideal teórico, pero en el plano concreto de la investigación empírica ésto complica mucho las cosas; 3) Si se toman algunos casos concretos, cómo podemos, por ejemplo, investigar empíricamente y con espíritu cuantitativo un insumo? Es un insumo lo que cualquiera desea del Gobierno? Easton contesta que insumos son sólo aquellos deseos que son demandas, es decir, que pueden ejercer cierta presión sobre el Gobierno. Conceptualmente ésto está muy bien, pero qué es esa presión? Cuál es su umbral? Tomando otro caso, se sabe que algunos insumos no proceden del "entorno societario" sino del interior del sistema político mismo, como consecuencia de la actuación de algunos subsistemas o actores sobre otros. En cierto sentido, no serían insumos pero actúan como tales en cuanto presionan para conseguir la producción de algún exumo. Easton habla de "intra-inmisiones" ("withinputs"), concepto muy importante, que plantea pero que no desarrolla, sobre todo en el aspecto de la relación de esas intra-inmisiones con los insumos societarios propiamente dichos; 4) En el caso de los exumos, el camino de la investigación empírica tampoco queda claro en la teoría de Easton. Por ejemplo, cuando el sistema político produce una ley (supongamos, educación para todos, o derecho a una vivienda digna) pero no hay dinero para ponerla en ejecución, o el dinero que hay es malgastado o malversado, es ésto un exumo o no? Desde el punto de vista de la efectivización material de una política, desde luego que no lo es, pero desde el punto de vista de la generación de espectativas (para ganar tiempo) y de su posterior eventual frustración, sí lo es. Recién en los últimos años, el desarrollo de ese nuevo campo de estudios politológicos que se denomina "análisis de las políticas públicas" ha iluminado el tema del estudio de los exumos del sistema político como productos de complejas interacciones entre actores societales y estatales.

5) En el caso de la "sobrecarga del sistema", la teoría sistémica nos dice que la sobrecarga depende de la capacidad del sistema para convertir los insumos en exumos, y que sólo cuando dicha capacidad es superada puede hablarse de sobrecarga. Esto es muy lógico como modelo teórico, pero no nos permite saberlo antes que se produzca. Lo podríamos saber a posteriori, cuando (en términos de política práctica) ya es demasiado tarde. En realidad, ni siquiera en el momento del hundimiento de un régimen político tendríamos la seguridad de que el fenómeno se debe a una sobrecarga, porque podría deberse a otras causas.

6) Con respecto al apoyo y a la falta de apoyo, el enfoque sistémico acertadamente reconoce la necesidad de apoyo para todo régimen político, aunque sea autoritario, pero si se quiere hacer una investigación empírica de orientación cuantitativa (que es la aspiración del enfoque teórico que estamos comentando) surgen algunas preguntas: Cómo establecer la cantidad de apoyo que necesita un régimen político? Cómo determinar el punto crítico en la provisión de apoyo? Cómo diferenciar el apoyo espontáneo de la sociedad del promovido desde el régimen? Cómo cuantificar factores como el consenso, los hábitos de obediencia, la coacción o la amenaza de emplearla? 7) Con respecto al "stress" y a su resolución, la teoría dice que un sistema reduce el stress mediante cambios. Según la intensidad del stress el cambio puede ser adaptativo (modificaciones dentro del mismo sistema) o disruptivo (disolución del sistema). Es la cantidad de stress en relación con la capacidad del sistema lo que determina qué tipo de cambio se va a producir. Esto implica la existencia de un punto crítico de ruptura del sistema. Cómo determinarlo cuantitativamente? Como ese punto depende de la capacidad del sistema, nuevamente aparece el problema que ya vimos anteriormente: sólo se lo puede determinar a posteriori, o sea cuando ya es demasiado tarde...

8) Con respecto a los procesos de cambio, cuya consideración protagónica es un grande y novedoso aporte del enfoque sistémico respecto de sus antecesores estructural-funcionalistas, Easton afirma la existencia de dos tipos de cambio sistémico no disruptivo: el "cambio en un sistema" (que implica cambios adaptativos en el sistema, o sea respuestas adaptativas ante estímulos corrientes del ambiente); y el "cambio de sistema" (que designa transformaciones profundas, cambios estructurales, de desarrollo o involución permanentes). Por otra parte, según Easton, el "cambio disruptivo", provoca "la disolución del sistema, con caída de su neguentropía a cero".

El tema del cambio, adaptativo o disruptivo, ha sido uno de los aspectos de la teoría sistémica más atractivos para los politólogos americanos y europeos posteriores, y ha suscitado también varios interrogantes. Hasta qué punto puede hablarse del cambio de sistema como un cambio no disruptivo? Se puede, por ejemplo, cambiar de régimen político pero no de sistema? Detrás de estas preguntas está latente el interrogante sobre el verdadero "nivel de profundidad" de los cambios políticos, especialmente de las reformas (que pueden ser casi-cosméticas pero también pueden llevar por acumulación a modificaciones estructurales políticamente profundas, como ocurrió, por ejemplo, en Suecia) y de las revoluciones (que son definidas tradicionalmente como "cambios rápidos, violentos y profundos", pero que en general no son tán profundos como para modificar aspectos centrales de la identidad nacional de los pueblos que las viven: los franceses siguieron siendo franceses y los rusos, rusos, después de sus revoluciones, e incluso retomaron posteriormente aspectos momentáneamente dejados de lado).

Las lecciones recientes de la historia parecieran indicar que hay niveles culturales de mayor nivel de profundidad que los cambios políticos estructurales, lo que replantea, entre otras cosas, el tema de la primacía de la política.

Los puntos expuestos intentan mostrar el conjunto de dificultades que ha enfrentado la investigación empírica sistémica (1). Todos los enfoques sistémicos o sistémico-funcionales presentan similares características, porque son construcciones abstractas muy elaboradas de la realidad política, alejadas del plano empírico, indudablemente útiles para visualizar estructuras globales en su funcionamiento general, pero no tanto para acercarse empíricamente a la explicación de fenómenos puntuales.

Quizás el principal error inicial de estos teóricos fue mantener la impostación cuantitativista que caracterizaba la investigación empírica desde el behaviorismo, mientras que el desarrollo científico posterior mostró la conveniencia de afinar primero el instrumental de los conceptos y los sistemas de conceptos (el uso representacional del lenguaje) antes de intentar un tratamiento cuantitativo de las variables y sus relaciones (2). De hecho, hoy en día, por obra de muchos autores americanos y europeos, el enfoque sistémico ofrece un elaboradísimo arsenal conceptual, que conserva los grandes esquemas de la teoría pero permite aproximarse mucho más a los fenómenos puntuales, que caracterizan al grueso de la investigación empírica (3).

En general, el análisis sistémico parece poner énfasis, bajo una nueva forma, en la necesidad del equilibrio. Tiende a concentrarse más en la explicación de los mecanismos de autorregulación y de preservación de los sistemas políticos que en los procesos de conflicto interno, de contradicciones y de choque de fuerzas contrapuestas internas y externas, que originan el dinamismo de tales sistemas. Tienden a destacar la estabilidad y la permanencia como valores subyacentes al quehacer teórico, a diferencia de otros enfoques que, por el contrario, prefieren describir los conflictos que todo sistema social (y particularmente el sistema político) presenta dentro de su estructura y en su entorno ambiental. En nuestra opinión son dos lecturas indudablemente complementarias pero que en la polémica teórica se presentan como contrapuestas.

Creemos que en este énfasis puesto en el orden, el equilibrio, la autorregulación y la preservación de estados (que está tán cerca de la ideología del statu-quo y del "optimismo metafísico" que hace creer que vivimos en el mejor de los mundos...posibles) hay una manifestación de ese fenómeno al que ya hemos aludido varias veces: el condicionamiento de la labor teórica por los marcos cosmovisionales e ideológicos de los autores y de su momento-lugar históricos. En este caso, el fenómeno es particularmente visible porque los ha llevado con frecuencia a pasar por alto algunas posibilidades abiertas por su propio marco teórico general, o sea la Teoría General de los Sistemas. Veamos ésto con mayor detalle.

El enfoque sistémico político parece basarse en que todo sistema perdura por obra de un equilibrio dinámico y por un proceso homeostático. Este concepto proviene de la Teoría General de los Sistemas pero no es válido en todos los casos, y mucho menos en los que trascienden lo puramente biológico, como es el plano psicológico y el social. En realidad, según la teoría del "organismo como sistema abierto" (von Bertalanffy), su actuación no es "un mantenimiento o restauración del equilibrio" sino, por el contrario, "un mantenimiento de desequilibrios". (4) El esquema homeostático es especialmente inapropiado como principio explicativo para las actividades humanas que van más allá de la satisfacción de las necesidades primarias de la sobrevivencia, desde el desarrollo de las técnicas hasta el arte, la filosofía y la religión. Qué tienen que ver con el ajuste homeostático o la sobrevivencia, la evolución de la escultura griega, la pintura italiana del Renacimiento o la música barroca alemana? se pregunta von Bertalanffy.

Para describir, explicar y comprender las manifestaciones de la vida humana que trascienden las necesidades primarias (y que en realidad abarcan la mayor parte del quehacer propiamente humano) hay que adoptar, como dice von Bertalanffy, "un nuevo modelo o imágen del hombre": es el modelo del hombre como "sistema activo de personalidad", que hace hincapié en el lado creador de los seres humanos, en la importancia de las diferencias individuales y en el valor de la solidaridad consciente, o sea en aspectos que no son meramente utilitarios y están más allá de los valores biológicos de subsistencia y superviviencia, comprensibles en términos de homeostasis y de equilibrio elemental.

En contraste con el modelo del organismo reactivo -prosigue von Bertalanffy- expresado por el esquema estímulo-respuesta, es preferible (y más próximo a la realidad) considerar al organismo psico-físico como un sistema primariamente activo. Es acaso "homeostático" el hombre de negocios que lleva adelante su frenética actividad? La Humanidad, inventando superbombas, intenta satisfacer acaso necesidades biológicas? se pregunta nuestro autor. Por nuestra parte diremos que, a veces, hemos tenido la impresión de que autores que dicen basarse en la Teoría General de los Sistemas se han saltado la lectura del capítulo que habla sobre los sistemas abiertos...

Las dificultades presentadas aquí no invalidan, desde luego, el enfoque sistémico, y sus posibilidades están muy lejos de estar agotadas, pero es bueno tener conciencia de sus limitaciones para intentar superarlas, como viene haciéndose en las últimas décadas con cierto éxito, especialmente al tener en cuenta dos aspectos: por una parte, que el sistema político de las sociedades y el comportamiento político de los hombres están estrechamente relacionados con el sistema de valores sociales fundamentales; y por otra, que la investigación empírica no sólo requiere macromodelos que tracen en grandes rasgos "visiones de conjunto" del mundo político sino también conceptos capaces de aferrar aspectos particulares de la realidad. La crisis de paradigma del enfoque estructural-funcionalista-sistémico viene superándose, a nuestro entender con bastante éxito, por medio de la adición de planteos culturalistas y del desarrollo de conceptos y sistemas de conceptos de corto y medio alcance, que hacen más asequible el estudio empírico de fenómenos específicos y los estudios de política comparada.


(1) Eugéne J. Meehan, PENSAMIENTO POLITICO CONTEMPORANEO, Madrid, Revista de Occidente, 1973.

(2) Giovanni Sartori: LA POLITICA - LOGICA Y METODO EN LAS CIENCIAS SOCIALES, México, FCE, 1984.

(3) Véase, por ejemplo, Domenico Fisichella: LINEAMENTI DI SCIENZA POLITICA - CONCETTI, PROBLEMI, TEORIE, Roma, NIS, 1990.

(4) Ludwig von Bertalanffy: TEORIA GENERAL DE LOS SISTEMAS- FUNDAMENTOS, DESARROLLO, APLICACIONES, México, FCE, 1981.

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