Eduardo Jorge Arnoletto
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b) Behaviorismo, Estructural-funcionalismo y Enfoque Sistémico.
El enfoque comparatista.
Estos enfoques guardan entre sí estrechas relaciones de continuidad y de conflicto y hasta expresan, con frecuencia, momentos evolutivos o facetas en la labor de los mismos autores. Con todas sus complejas variantes configuran el esquema conceptual y metodológico predominante en la Ciencia Política actual, si bien ya afectado por la crisis de paradigma a que se enfrentan las ciencias sociales en los últimos años, y que a nuestro entender alcanza a todos los enfoques conocidos.
Aún así, en medio de muchos problemas no resueltos, quedan en pié sus innegables virtudes: flexibilidad, elevada abstracción, capacidad para operar con fenómenos micro, meso, macro y mega-políticos, además de capacidad para incorporar explicaciones provenientes de otros enfoques teóricos, etc.
El Behaviorismo.
Este vocablo es de orígen anglosajón:"behavior" = comportamiento. Es una corriente o escuela científica, originada en los EE.UU. y luego relativamente difundida en Europa y en el resto del mundo. Postula el estudio rigurosamente empírico del hombre, mediante la observación directa de su comportamiento, entendido -al decir de Skinner (1)- como "una característica primaria de las cosas vivas" que actúa como "variable dependiente" respecto de las "condiciones externas, de las cuales el comportamiento es una función".
Estas "relaciones causa-efecto en el comportamiento son las leyes de una ciencia...expresadas en términos cuantitativos", dice Skinner. La máxima aspiración del behaviorismo es equiparar a las ciencias del hombre con las ciencias de la naturaleza, en las que el sujeto y el objeto de la investigación no se confunden entre sí.
En la aparición del behaviorismo en la Ciencia Política puede reconocerse la influencia de psicólogos como E.L. Thorndike y J.P. Watson. Sus manifestaciones explícitas más tempranas pueden hallarse en Charles Merriam y su "Escuela de Chicago", de la que surgieron, antes de la segunda guerra mundial, algunos científicos políticos sobresalientes como Gabriel Almond, Harold Lasswell, Herbert Simon y David Truman.
Charles Merriam (1874-1953) nació en Iowa. Se doctoró en Columbia, y luego en Leyes por la Universidad de Colorado. Fue profesor de Ciencia Política en la Universidad de Chicago desde 1911. Entre sus numerosos libros cabe citar: "The American Party System" (1922); "News Aspects of Politics" (1925); "The Making of Citizens" (1931); "Political Power" (1934); "What is Democracy" (1941) y "Systematic Politics" (1945).
El enfoque behaviorista apareció como una propuesta renovadora frente a la por entonces predominante escuela legalista o institucionalista, que ya era cuestionada por muchos investigadores debido a su desinterés o falta de capacidad para explicar los numerosísimos fenómenos políticos no-institucionalizados pero de innegable interés y trascendencia.
Quizás el principal hito de esta transición pueda ubicarse en un trabajo de Charles Merriam titulado "The Present State of the Study of Politics" (1921), que marca el pasaje desde el punto de vista institucional, de raigambre jurídica, hacia el punto de vista comportamental, de raigambre socio-psicológica, en el estudio de la política: el objeto a estudiar sería, en adelante, "el comportamiento de individuos y grupos que actúan políticamente". En forma congruente se produjo, en el plano metodológico, el pasaje desde el uso casi exclusivo de documentos de archivo, históricos, hacia el empleo de la observación, mediante técnicas psico-sociológicas como el sondeo, la encuesta o la entrevista.
El concepto central del behaviorismo es, desde luego, el de "conducta política". Apareció por primera vez en el título de un libro en 1928 (2). Un factor promocional del behaviorismo fueron los nuevos problemas prácticos que tuvo que encarar la administración federal de los EE.UU. para su propia racionalización y para llevar adelante los programas de ayuda técnica y económica característicos del "new deal".
El predominio del behaviorismo en la Ciencia Política norteamericana se alcanzó en la inmediata posguerra de la segunda guerra mundial. En 1945 se creó el "Commitee on Political Behavior" en el seno del "Social Science Research Council". En 1950, un behaviorista, Peter Odegard, alcanzó la presidencia de la "American Political Science Association". En la década de los sesenta, siete de los diez politólogos americanos más famosos eran declaradamente behavioristas: V.O. Key, D. Truman, R. Dahl, H. Lasswell, H. Simon, G. Almond y D. Easton.
En la práctica, "behaviorismo" es un nombre genérico para una gran cantidad de enfoques bastante heterogéneos. Una expresión humorística lo compara con un paraguas bien grande, que ofrece cobijo temporal a un grupo dispar, cuyo único punto en común es su descontento respecto de la Ciencia Política tradicional...No obstante, tienen una cantidad de rasgos y creeencias similares (3): - que la Ciencia Política puede ofrecer explicaciones y predicciones en forma semejante a las ciencias naturales (aunque más bien del tipo "biología" que del tipo "físico-química"); y ofrecer también análisis sistemáticos elaborados en base a teorías a experimentar; - que el límite del estudio científico de la política está en los fenómenos observables; - que las instituciones son "conductas sociales estancadas" y que el efecto político de las instituciones no puede analizarse por el estudio de la conducta en las instituciones; - que los datos deben ser cuantificados al máximo posible; - que en la opción investigación pura-investigación aplicada se debe elegir decididamente ésta última, apuntando a la solución de problemas políticos concretos y a la innovación de los programas de acción política; - que la valoración no debe ser considerada como parte de la actividad científica: no se puede demostrar científicamente la veracidad o falsedad de los valores; - que la Ciencia Política debe ser interdisciplinaria. Algunos teóricos han llevado esta posición al extremo de negar su carácter de ciencia autónoma y tienden a subsumirla en la Sociología.
El behaviorismo politológico originario utilizaba un paradigma proveniente de la Psicología: S-R (estímulo-respuesta). Al combinarse el behaviorismo con la Teoría de los Sistemas, como por ejemplo ocurrió en la obra de David Easton, se adoptó un paradigma más complejo: S-O-R (estímulo-organismo-respuesta) y se empezaron a tomar en consideración aspectos subjetivos tales como sentimientos y motivaciones, y finalmente la cultura.
El behaviorismo, desde sus orígenes, evolucionó en muchos aspectos, y si bien los primeros estudios partían del individuo como unidad de análisis, los posteriores (sin descuidar al individuo) emplean también conceptos como rol, grupo, institución, organización, cultura, sistema.
El behaviorismo ha sido criticado, sobre todo, por algunas excesivas pretensiones suyas respecto del alcance de sus esquemas explicativos, pero conserva siempre su valor como método descriptivo, en especial en todo lo referente a las interacciones que el sujeto en estudio mantiene con el medio que lo rodea. Las evoluciones posteriores a su aparición lo vincularon con el gestaltismo y con el enfoque sistémico; o configuraron un "neo-behaviorismo" como el de E. Tolman, al que nos referiremos ahora porque es un enfoque de raíz psicológica que tiene mucho interés para la Ciencia Política.
Edward C. Tolman, en su obra "Purposive behavior in animals and men" (1934) planteó un concepto de ORGANISMO como ente que persigue fines y procura evitar consecuencias negativas para sí o para sus propios fines. Su behaviorismo finalista ("purposive behaviorism") afirma que los organismos tienen la capacidad de trazar "mapas cognitivos" que resumen su experiencia y que pueden ser usados para perseguir o eludir algunos objetivos.
El organismo, según Tolman, interpreta sus percepciones en forma de un complejo total ("Gestalt") de experiencia, que incluye sus recuerdos y que produce un conjunto de espectativas sobre los medios a usar para conseguir determinados fines. Estas ideas fueron trasladadas desde el ámbito psicológico individual al ámbito social y político y usados en la explicación de los procesos teleológicos del aprendizaje político.
(2) F. Kent: POLITICAL BEHAVIOR, THE HERETOFORE UNWRITTEN LAWS, CUSTOMS AND PRINCIPLES OF POLITICS AND PRACTICE IN THE UNITES STATES (1928).
(3) Klaus von Beyme, op. cit., pg. 137 y ss.