Eduardo Jorge Arnoletto
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Capítulo 10: TEORÍAS DEL DESARROLLO POLÍTICO
Introducción. (a)
Con algunos antecedentes desde la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, a partir de la década de los sesenta se produjo en Ciencia Política una gran cantidad de estudios que tienen como eje el concepto de "desarrollo político".
Ésto, al menos en parte, fue un eco o resonancia de los estudios contemporáneos sobre "desarrollo económico", en los que pronto se advirtió que el cambio positivo de las variables económicas debía ser acompañado de cambios congruentes en otras dimensiones de lo social, especialmente en la dimensión política.
Se veía en esta comprensión una manifestación del principio de congruencia, puesto de manifiesto, por ejemplo, por Talcott Parsons en su planteo de una teoría general del sistema social, que afirma la necesidad de congruencia entre los subsistemas componentes para la perduración de los cambios que se produzcan en cualquiera de ellos (1).
Un ejemplo de lo que venimos diciendo lo encontramos en la influencia que el desarrollismo, como corriente del pensamiento económico, tuvo sobre disciplinas no económicas, como la sociología de la modernización, uno de cuyos expositores más destacados fue indudablemente Gino Germani.
Los estudios sobre el desarrollo político se han convertido en una de las ramas más importantes de la Ciencia Política, añadiendo un nuevo enfoque al tema central de la misma.
En los primeros estudios predominaba una óptica etnocéntrica y estática: se medía el nivel de desarrollo de cualquier sistema político por comparación con un patrón fijo: el de las democracias occidentales anglosajonas.
Por otra parte, predominaba la hipótesis de que a un determinado estadio de desarrollo económico-social corresponde un determinado estadio de desarrollo político. De allí se sacaba la consecuencia (prescriptiva y propiciadora del statu-quo) de la imposibilidad o inoportunidad de acelerar el desarrollo político si no se lo acompaña de una aceleración congruente del sistema económico.
Ahora, en general, el desarrollo político es visto como un proceso de ajuste o adaptación del sistema político (en cualquier etapa o modalidad de su historia) a las funciones qie se requieren de él según las condiciones estructurales de cada sociedad (2).
El desarrollo político es una especie del género "cambio social estructural", el cual, a su vez, es un caso del "cambio estructural" en general. Para comprenderlo son importantes los conceptos de "estructura social" (como grupo de conductas esquematizadas) y de "proceso social" (como producción, extinción, modificación e intercambio de objetos de valor social y de sus medios).
Los cambios sociales estructurales pueden ser incrementicios (compatibles con su regimen reglamentador anterior) o dialécticos (no compatibles). Producen regresión ,estancamiento o desarrollo. Este último caso es el que nos interesa particularmente aquí.
Los cambios sociales estructurales están sometidos al "principio de congruencia": el cambio estructural en un subsistema social, o produce cambios congruentes en los otros subsistemas y perdura; o no dura y provoca una disgregación sistémica.
Algunos cambios sociales estructurales son denominados "cambios históricos": se trata de cambios sociales trascendentes, que condicionan e influyen directamente en el rumbo posterior de las sociedades (3).
Por supuesto, en nuestras sociedades latinoamericanas, el principal interés por las teorías del desarrollo nace, justamente, de su falta, de la situación de subdesarrollo estancado y hasta regresivo que caracteriza a nuestra región desde hace años y que produce las más incongruentes y paradojales mezclas de riqueza y miseria, de avance tecnológico y arcaicas formas de vida. Nuestro subdesarrollo regional es integral: económico, social y político. Su contemplación recuerda las palabras de Trotski cuando decía: "La desigualdad del desarrollo, que es la ley más general del proceso histórico, se manifiesta con mayor fuerza y complejidad en el destino de los países atrasados. Bajo el azote de las necesidades externas, su cultura retrasada se ve obligada a avanzar a saltos. De esta ley universal de la desigualdad se deriva otra ley que, a falta de una denominación más adecuada, puede definirse como ley del desarrollo combinado y que trata de señalar el acercamiento de las diversas fases, la combinación de diversas etapas, la mezcla de formas arcaicas con las formas más modernas..".
El subdesarrollo político ha merecido algunas interesantes reflexiones del profesor H. Jaguaribe (4): El desarrollo político produce cierta coincidencia entre la eficacia y la validez "porque el proceso de formación, constitución y ejercicio del poder es representativo de las expectativas sociales que surgen del regimen de participación".
En cambio, el subdesarrollo político se caracteriza "por la falta de mecanismos y procesos capaces de asegurar la representación política...para los intereses y espectativas sociales de la comunidad". En definitiva, "..así se produce un sistema irresponsable e intransitivo de combinaciones entre quienes están en el control de la maquinaria del partido, quienes la utilizan como un instrumento privado para obtener tajadas de poder personal".
El subdesarrollo político -dice el profesor Jaguaribe- "se puede considerar como un aspecto político de su subdesarrollo global, o bien como algo más o menos pronunciado que su subdesarrollo económico, cultural y social. En el primer caso son sociedades en estancamiento y equilibrio, estado que sólo se puede superar por la intervención de algún factor externo o porque el proceso de regresión afecta la subsistencia de la población. Cuando el subdesarrollo político es menos acentuado que otros, el proceso político será el factor dinámico de su desarrollo".
Esto último alude a otro factor que hace especialmente interesantes para nosotros las teorías del desarrollo político. En verdad, la observación sistemática y la evaluación crítica de los países llamados desarrollados, o mejor dicho, de los detestables modos de vida generados por el desarrollo, no estimula demasiado a recorrer el mismo camino.
Baste recordar, por ejemplo, que el país más poderoso de la tierra y el más desarrollado, los EE.UU., donde habita el 6% de la población mundial, consume, según estimaciones confiables, el 80% de las drogas alucinógenas que el mundo produce, para tener una idea clara de la magnitud del desvío.
En ese sentido nuestro atraso podría ser de algún modo una ventaja, al menos para tratar de no cometer los mismos errores y de encontrar otro camino hacia un desarrollo más armónicamente integrado y de mayor sentido humano.
Será interesante analizar si estas teorías del desarrollo político permiten vislumbrar algún camino alternativo de ese tipo.
El tema de las teorías del desarrollo político será expuesto, en forma similar a lo propuesto por Jaguaribe en "Desarrollo político - sentido y condiciones", según una clasificación cuatripartita:
1) el desarrollo político como modernización
2) el desarrollo político como institucionalización.
3) el desarrollo político como incremento de la capacidad del sistema político.
4) el desarrollo político como modernización más institucionalización.
(1) Ver, por ejemplo, T. Parsons "ENSAYOS DE TEORIA SOCIOLOGICA", Paidós, Bs.As., 1967; y muy especialmente H. Jaguaribe "SOCIEDAD, CAMBIO Y SISTEMA POLITICO", Paidós, Bs.As., 1972, pag 58.
(2) H. Jaguaribe "DESARROLLO ECONOMICO Y POLITICO", FCE, México, 1974.
(3) H. Jaguaribe "DESARROLLO POLITICO - SENTIDO Y CONDICIONES", Paidós, Bs.As., 1972, pag 14.
(4) H. Jaguaribe "DESARROLLO ECONOMICO Y POLITICO", FCE, México, 1974, pag. 67 y ss.