Eduardo Jorge Arnoletto
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2. Teorías no marxistas de las clases.
S. Ossowski (2), sociólogo polaco, marxista heterodoxo, ha presentado una clasificación tripartita de las teorías no marxistas de clases, tal como se plantean en la sociología moderna:
a) teorías dicotómicas de clases.
b) simples esquemas de gradación.
c) sistemas en que las clases juegan un papel escaso.
Teorías dicotómicas de clase: el caso típico, casi paradigmático, es la teoría de la clase dominante. G. Mosca, por ejemplo, registró el cambio del valor fundante de la superioridad de clase en relación con el advenimiento de la sociedad industrial moderna ("riqueza" en lugar del anterior "valentía") pero también consigna que ese cambio no modifica para nada la eterna dicotomía de gobernantes y gobernados.
R. Michels enunció la teoría (que pone en evidencia un cierto cinismo elitista) de que el socialismo no podrá nunca realizar sus ideales, porque su única posibilidad es triunfar como nueva clase dominante, al igual que todas las élites anteriores.
V. Pareto decía que "la historia es un cementerio de aristocracias", en una visión polémica y diametralmente opuesta a la de Marx.
R. Dahrendorf, en un enfoque que privilegia netamente al componente político, divide a las clases en "poseedoras de autoridad" y "carentes de autoridad". Para él, las clases de base económica son sólo ün caso especial del fenómeno de las clases".
M. Weber (que fue el inspirador de Dahrendorf) presenta un bosquejo de las clases clasificándolas en "poseedoras", "productoras" y "sociales". Weber se interesaba principalmente por los problemas de la movilidad social, lo que hizo muy atrayente su teoría para muchos sociólogos norteamericanos.
Esquemas de gradación: todas las teorías sociológicas que plantean divisiones o matices de la clase media responden, en general, a clasificaciones graduadas, en base a múltiples criterios, principalmente renta y prestigio.
Schumpeter, por ejemplo, habla de la "posición de clase" que tiende a mantener al individuo dentro de su clase y lo lleva a actuar hacia arriba "como obstáculo" y hacia abajo "como salvavidas".
H. Halbwachs plantea un esquema de gradación o clasificación de base psicológica, en el que estudia diversas clases según rasgos típicos de comportamiento. Por su parte, los sociólogos norteamericanos se manejan con esquemas clasificatorios de clases sumamente variados y de gran vaguedad. Más que a clases sociales, parecen referirse a estratos o sectores sociales, según status y prestigio, o consideran sinónimos conceptos tales como clase, status y poder. Así lo dice textualmente L. Riessmann, por ejemplo.
Sistemas que minimizan o prescinden del concepto de clase: hay analistas de la sociedad moderna que minimizan o prescinden del concepto de clase. Th. Geiger, por ejemplo, pronosticó el surgimiento de una nueva forma de orden, caracterizada por el predominio de la posición de los estratos intermedios, por una nueva distribución y acomodación de los ingresos, por la institucionalización de los antagonismos de los interlocutores sociales y por el predominio de los expertos.
El sueco F. Croner planteó una teoría sobre la "clase" de los empleados. Consideró que los grupos sociales son "clases" cuando están definidos por tres factores: análoga situación económica, status social similar y semejante valoración social, supuestos que se dan plenamente en el caso de los empleados.
En la década del treinta, uno de los grandes promotores de la teoría sociológica norteamericana, R. Linton, impugnaba globalmente el problema de las clases como situación de conflicto, considerando a la lucha de clases como una situación muy específica que sólo se habría dado en pocas sociedades, como consecuencia de complejos factores; por ejemplo, el rápido cambio cultural.
T. Parsons, en su teoría del sistema social, ha alcanzado el más alto grado de teorización, en cuanto a la definición de las diferencias de clase, que se puede encontrar en la ciencia social norteamericana. Aun así, su definición de clase es vaga y ambigua, y se enrola entre las teorías que plantean esquemas de gradación. Su aporte más interesante en este aspecto es la diferenciación que establece entre conflictos latentes y conflictos abiertos o manifiestos. Esa diferenciación no se refiere a una situación dicotómica, de lucha de clases, pero es igualmente aplicable al caso. Sobre todo, indica que en la "sociedad del bienestar", en el "capitalismo tardío", también existen conflictos latentes, aunque parezca asegurada la paz social.
La teoría funcionalista de la estratificación social fundamenta y justifica dicha estratificación por su efecto selectivo, funcional desde este punto de vista para el sostenimiento de la sociedad. Desde otras corrientes teóricas, no solamente marxistas, ésto ha sido, desde luego, fuertemente cuestionado. El efecto selectivo de la estratificación se ve indudablemente tergiversado por la tendencia oligarquizante de las organizaciones, que no asegura el acceso a los roles a los más aptos sino a los mejor ubicados según pautas adscriptivas, como el nacimiento, la fortuna heredada, etc. Muchos sociólogos han advertido que ninguna sociedad ofrece una competencia plenamente abierta ni una distribución totalmente racional de las gratificaciones; y que si no hay igualdad de oportunidades y racionalidad en el otorgamiento de los roles, el efecto funcional de la estratificación social evidentemente se disipa. El hecho es que, aun en sociedades cuya ideología valora primordialmente al esfuerzo, la atribución de méritos suele no hacerse según esfuerzos y aportaciones efectivamente mensurables sino que suele depender de otros factores, como el prestigio, la capacidad de exteriorización o de representación de papeles (teatrales?), o de ideas, símbolos, slogans y otros sustitutos del mérito.
Sobre este tema, digamos por último, resulta muy interesante la teoría de H. Lensky sobre la estratificación social, basada en el dualismo necesidad/poder. Sólo en el ámbito de la necesidad (hasta el nivel de la supervivencia) tienen sentido los postulados funcionalistas sobre la estratificación social. Superado ese umbral, es el poder quien determina la distribución de la mayor parte de la plusvalía social, en forma tanto más desequilibrada cuanto mayor es el excedente producido, aunque en las sociedades industriales maduras suele observarse una regresión de esa tendencia.
(2) S. Ossowski "DIE KLASSENSTRUKTUR IM SOZIALEN BEWUSSTSEIN", Neuwied/Berlín, 1962 (citado por K. von Beyme, op. cit.)