HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN MÉXICO
(Siglos XVIII, XIX y XX)
ANTOLOGÍA BIBLIOGRÁFICA COMENTADA
Jorge Isauro Rionda Ramírez
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31. KATZ, Friedrich (1976)
Condiciones de trabajo en las haciendas durante el porfiriato:
modalidades y tendencias. En La servidumbre agraria en México en la
época porfiriana. SEP Colección SEP Setentas No. 303. México. Pp. 15
91.
De 1876 a 1919, bajo el modelo liberal se dan expropiaciones de tierras
comunales, en perjuicio especialmente de las comunidades indígenas, como
del empobrecimiento de los trabajadores en las haciendas a razón del
asalaramiento. Este fenómeno no es parejo en el país sino tiene
variaciones regionales. Especialmente entre al norte, el centro y el sur
del país. Obedece principalmente al carácter y las características de
los mercados de trabajo, como las condiciones sociales laborales que se
dan en el país. (Katz, 1976; 15 91)
La expropiación a gran escala despoja al 95% de las comunidades
indígenas de sus propiedades comunales, lo que libera un enorme ejército
industrial de reserva, lo que causa la caída del salario real. Esta
oferta laboral se libera en el campo, mientras que en las ciudades, la
industrialización demanda mano de obra disponible, al diferente
localización donde se dan la oferta (campo) y la demanda (ciudad) de
mano de obra es la razón de una proceso de transición que expresa el
reacomodo poblacional bajo el inicio de la migración del campo a las
ciudades, mientras tanto la pobreza es el carácter que adquiere el
inicio de la modernización del país desde el último cuarto del siglo XIX
en el país.
Las condiciones laborales como las distintas características de los
mercados de trabajo prevalecientes en el norte, sur y centro del país,
causan que tanto la enajenación de tierras comunales y la inminente
liberación de mano de obra en el campo, con el empobrecimiento del
salario real se expresen con sus propias singularidades en las tres
regiones.
El peonaje por endeudamiento no es un proceso homogéneo en las haciendas
del país. No obstante tener el mismo origen (enajenación de tierras
comunales como caída del salario real), en condiciones sociales
distintas produce efectos distintos. En el sur, la inclusión de fuertes
montos de inversión extranjera y la creciente demanda urbana de
productos agrícolas genera un peonaje bajo fórmulas de endeudamiento en
las haciendas. John Kenneth Turner en su conocido libro México bárbaro
presenta y describe muy bien esta situación en las haciendas del
henequén en Yucatán. Situación que según este autor se asimilaba no
tanto a relaciones serviles como en el resto del país, sino que con gran
similitud a la esclavitud de indígenas yaquis y lugareños despojados de
sus tierras.
En el norte del país las mismas causales tienen un efecto opuesto al del
sur. Aquí se tiene una sociedad menos indígena y las propiedades
comunales eran menores en importancia pues de haberlas, no eran
propiedades agrícolas, y su productividad era de reproducción simple.
Por otra parte, las relaciones industriales, al tratarse de una sociedad
más mestiza que en el sur, establecía condiciones de trabajo libre. Aquí
no existe, o al menos no en forma significativa, el peonaje por
endeudamiento.
La diferencia entre el norte y el sur se explica principalmente por que
el aislamiento geográfico en el sur, como la falta de industrias, la
herencia de un indigenismo cuya relación laboral deriva de las
encomiendas y el repartimiento desde el siglo XVI, son el fundamento de
que existan relaciones putativas de los señores hacendados (mestizos), y
los trabajadores (indígenas), el servilismo que rozaba con la
esclavitud, y el cautiverio bajo deudas de la mano de obra. En el norte,
el origen es distinto, no existe una población indígena tan
representativa en su sociedad, se trata principalmente de mestizos y
trabajadores libres, donde las relaciones industriales no fueron
definidas por encomiendas o repartimiento, sino por una colonización que
se fundamentó en fundaciones agrícolas (ranchos y rancherías), al margen
de las haciendas mineras, sin subestimar las haciendas agrícolas y
ganaderas, también muy importantes en la economía norteña, como las
actividades de arriería y comercio sub regional.
El centro del país, también observa su singularidad, puesto que aquí
operan de manera sincrética las condiciones que se dan tanto en el norte
como en el sur. Existe como antecedente el repartimiento y la encomienda
dadas desde la XVI centuria, no obstante hay un gran número de criollos
y mestizos que trabajan como libres. Así, el centro es una relación
intermedia entre ambos extremos observados en el sur y norte del México.
La constante expansión de la propiedad privada sobre la comunal es una
constante en la historia de la nación mexicana desde tiempos
precolombinos donde las conquistas se alentaban entre los pueblos
conquistadores premiando a sus soldados con la propiedad de las tierras
conquistadas. Katz otorga la fecha de 1427. Esta expansión se sostiene
hasta 1910.
La independencia de México viene en beneficio de la sociedad criolla y
mestiza, mas no de los indígenas quienes durante el siglo XIX ven
enajenar sus tierras comunales a favor de la expansión de las haciendas
y ranchos de los primeros. Esta centuria fue para los indígenas, igual
que en el siglo XVI durante la conquista, un periodo de despojo donde
los indígenas pierden el fundamento de su vida: la tierra. Desde ese
momento se va a patentar en la historia de México el surgimiento de la
precarización de las comunidades indígenas que ahora, sin tierras se
condenaban a la indigencia y a un servilismo que ralla con la
esclavitud. El binomio indígena indigente es efecto del hurto de sus
tierras por los mestizos y criollos. La independencia es un periodo tan
terrible para los indígenas como lo fue la propia conquista. Y con este
despojo los indígenas ven desintegrarse sus propias comunidades,
debilitarse su forma de vida y quedar al margen del desarrollo de una
economía que no los considera en su visión de modernización. La pobreza
extrema es la condena que los predestina hasta la actualidad a ser el
estrato más humilde de la sociedad mexicana.
La desaparición de las tierras comunales genera por otra parte el
aumento de los trabajadores eventuales baratos, por lo que la necesidad
en las haciendas de sostener el sistema de cautiverio por endeudamiento
de los trabajadores fue paulatinamente desapareciendo. Asimismo, la
adquisición de tierras marginales se presta a la aparcería donde el
arrendamiento es una vía por la cual se cubren los riesgos que derivan
al tratarse de terrenos rústicos y de calidad marginal. Los rentistas o
aparceros trabajaban bajo los mayores riesgos, como con la menor
productividad a trabajar las peores tierras, por lo que comúnmente caían
en endeudamiento de los terratenientes, por lo que se tiene aquí un
doble proceso contradictorio: la enajenación de las tierras que genera
trabajadores libres y el nuevo trabajador bajo deudas.
Serán estas razones las que explican en 1910 el inicio de la revolución
mexicana. En el norte, los trabajadores libres sobre empobrecidos por un
desarrollo industrial incipiente y de carácter urbano que se sustenta en
la depauperización de los precios de los productos agrícolas. En el sur,
los indígenas desposeídos llevados a la indigencia, al sobre
endeudamiento y a un servilismo casi esclavizante. Interesante es que
mientras el norte y el sur la razón de los levantamientos, finalmente es
la extrema pobreza, en el centro es la búsqueda de fundamentar una vida
democrática.
Pero en este sentido, más que una razón regional, debe verse que el
campo se mueve por una revolución de humildes, en las regiones urbanas
es la procuración de la vida democrática, aliciente importante para el
desarrollo capitalista moderno.