HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN MÉXICO
(Siglos XVIII, XIX y XX)
ANTOLOGÍA BIBLIOGRÁFICA COMENTADA
Jorge Isauro Rionda Ramírez
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3. ALVAREZ, Alejandro y
SANDOVAL, Elena (1975) Desarrollo industrial y clase obrera en México.
En Cuadernos políticos No. 4. abril junio. México. Pp. 6 24.
El ascenso industrial urbano de México hace que el proletariado
industrial sea la clase sea el representante natural del bloque de los
oprimidos. La industria en México, conforme la sociedad se vuelve más
urbana, hace que crezca la clase obrera (Álvarez y Sandoval, 1975; 6
24).
La estatización de los sindicatos del país es una necesidad de poder. El
crecimiento de la clase obrera, como el aumento de su tasa de
explotación hace imperativo el control de esta clase. Por ello, el
desarrollo industrial y urbano van acompañados del ascenso del
proletariado industrial como clase protagónica y líder de los
trabajadores. El estado moderno ve la necesidad de controlar el
movimiento obrero del país, como de bañar el discurso oficial de una
aparente ideología social demócrata. No obstante, el fortalecimiento de
los intereses capitalistas de industriales tanto nacionales como
extranjeros obligan al Estado a conceder ventajas a la clase burguesa
industrial del país, en detrimento directo de intereses de las
agrupaciones obreras, especialmente en materia salarial y de derechos
laborales.
El endogenismo económico inicia tres etapas de desarrollo: la primera
que va de 1940 a 1955 y que corresponde a la estrategia de la
sustitución de importaciones primarias; la segunda abarca de 1955 a 1970
y corresponde a la estrategia de sustitución de importaciones de bienes
intermedios e industriales. Esas dos logradas con éxito. Pero la tercera
y último que se inicia en 1970 procura la sustitución de bienes de
capital. Lo cual no es posible dentro del esquema capitalista. Para ello
es necesario estar en un sistema socialista donde la lógica del mercado
no rija las relaciones industriales de producción. Sino que se pueda
uniformar la producción con base a una estrategia de desarrollo, tal
como lo hicieron los soviéticos o los chinos.
La experiencia histórica de México en materia de endogenismo es que éste
lleva, para su éxito como esquema de desarrollo, necesariamente al
socialismo. De no estar dispuesto a volverse una sociedad socialista, en
su última fase se ve truncada.
El desarrollo truncado del país deja en abierta desarticulación con el
mercado foráneo a los sectores primario y secundario, con respecto a los
sectores más modernos de la economía. El proteccionismo que les ampara
durante su lapso de implementación les hace vulnerables y débiles ante
el comercio exterior, y el esquema no puede sostenerse mientras no logre
consolidar su autosuficiencia en bienes de capital. El endogenismo en
México desemboca en un fracaso tal que deja a la economía nacional, como
a su aparato productivo, en abierta desventaja ante el desarrollo del
resto del mundo. La dependencia tecnológica del exterior se traduce en
términos de intercambio comercial desventajosos para la nación y con
ello, el déficit comercial es una patente del fracaso del esquema
endogenista, que necesariamente lleva al endeudamiento continuo y
creciente.
En 1965 se inaugura el Programa de la Industrial Maquiladora de
Exportación (PIME), que dura hasta el 2001. De ahí se crea una zona
franca de 20 kilómetros longitudinales de la línea fronteriza hacia el
interior del territorio nacional. Zona donde hay libre movilidad de
bienes intermedios y de capital para apoyar la implantación de este tipo
de factorías en México. A partir de ese momento se aplica el modelo de
Arthur Lewis que sostiene que el congelamiento del salario real en una
nación en vías de desarrollo, es la clave para iniciar un proceso de
acumulación creciente y es una estrategia viable para la consolidación
de una economía industrial. Se puede afirmar que desde ese momento se da
el primer antecedente del neoliberalismo en la economía mexicana. Y es
precisamente desde dicho año que la indización del salario mínimo
nominal se da conforme la evolución de la inflación. No obstante, las
mejoras empresariales en materia de eficiencia se traducen gracias a
este mecanismos en inyecciones directas a la tasa general de ganancia.
La revolución en materia de antibióticos en el mundo se da en 1926, con
el descubrimiento en la medicina de la penicilina. Desde entonces, las
sociedades modernas y de reciente industrialización observan la caída de
la mortalidad, especialmente la infantil. En 1936 México vive la primera
transición demográfica del siglo XX y de hecho en ese mismo año se da la
primer Ley de Población, que entonces era de carácter abiertamente
pronatalista. La expansión urbana e industrial debía acompañarse de
políticas de doblamiento de territorio que entonces están relativamente
despobladas, como es el norte del país o la península de Yucatán.
El crecimiento acelerado de la población causa que pronto el campo
expulse población a las ciudades, y que este ejército industrial de
reserva haga las veces del exceso de oferta de mano de obra para
mantener el salario urbano industrial bajo. La explosión demográfica es
el mecanismo que permite se sostengan bajos los costos de mano de obra
para una industria dominantemente manufacturera.
El movimiento obrero por otra lado se fortalece al contar con mayor
número de agremiados, de ahí la necesidad de su control por parte del
Estado al ser potencialmente un nicho de conflicto social entre una
burguesía cada vez más robustecida y un proletariado a su vez, cada vez
más explotado.