HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN MÉXICO
(Siglos XVIII, XIX y XX)
ANTOLOGÍA BIBLIOGRÁFICA COMENTADA
Jorge Isauro Rionda Ramírez
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12. CHEVALIER, Francois
(1960) Un factor decisivo de la revolución agraria en México: el
levantamiento de Zapata (1911 1919). En Cuadernos americanos, Vol.
CXIII. Núm. 6. México. Pp. 165 187.
La revolución mexicana es efecto inminente de las reformas liberales
que se dieron desde mediados del siglo XIX en México, donde la
enajenación de tierras comunales fortaleció el latifundismo y vino a
empobrecer al campesino, como a su vez, liberó grandes contingentes de
mano de obra del campo, que migró a la ciudades por lo que el salario
real observó una caída de su poder de compra. Aunado esto al efecto
inflacionario que tuvo el abandono del patrón de cambio plata por el
patrón de cambios oro. En esta misma centuria los pueblos indígenas
pierden el beneficio que la Corona Española les concedió durante el
periodo colonial en controlar sus tierras (cementeras indígenas),
distinto a las mercedes reales donde la Corona prestaba en usufructo las
tierras para su cultivo a españoles y criollos. Las tierras comunales
desaparecen y la colonización de tierras baldías durante el porfirismo
vino en perjuicio de la propiedad indígena.
La revolución mexicana tiene por ello dos escenarios importantes: el
campo y la ciudad. En el campo la situación de los trabajadores
desposeídos de su tierra da la base al surgimiento en Morelos, como en
el sur del país del levantamiento zapatista (Chevalier, 1960; 165
187). En cambio, el las zonas urbanas, el creciente proletariado como la
búsqueda de la burguesía provinciana por acceder a las instancias del
poder, promueven la revolución maderista. Es interesante en este último
aspecto concebir que ya en México se tiene una organización obrera
beligerante y tendiente a la ideología social demócrata, por ello, la
revolución mexicana procura para la población urbana la social
democracia, mientras que el campesino busca un reparto agrario más
justo.
Los latifundistas en el sur del país atendían la producción entre varios
cultivos, principalmente de la caña de azúcar. La explotación de la mano
de obra era abusiva e inclemente. La situación de pobreza extrema y la
injusticia en un grado intolerante. El levantamiento zapatista surge de
eslabón más bajo de la sociedad mexicana: los peones campesinos, quienes
veían su situación llevada al extremo de la ignominia y la pobreza casi
indigente. En el estado de Morelos la producción de azúcar contribuía
con la tercera parte de la oferta nacional de dicho producto y puede
considerarse que aparte, ingresaba a su fase de modernización, por lo
que la proletarización era inminente. Se habla de proletarización el
peón campesino, por lo que los jornales eran muy inferiores a lo que un
trabajador dueño de su parcela obtenía.
Mientras la revolución urbana era de corte jacobino, es interesante
comprender que el movimiento zapatista respeta la Iglesia, la religión y
al Clero católico. Por ello, son dos movimientos revolucionarios
distintos, el que se da en las ciudades con la revolución maderista de
abierta formación proletaria y social demócrata, y el nacido en el
campo, campesino e indígena demócrata cristiano como conservador en la
procuración de los derechos que existían desde el periodo colonial
respecto a los pueblos y la tierra.
Campesinos como obreros apoyaron la revolución maderista, solo que
Francisco I. Madero no comprendía el problema del campo. Él era un
burgués norteño, estudiado en el extranjero y aspirante a promover en
México el sufragio efectivo y la no reelección. Con respecto a la
tierra, el asunto estaba muy lejos no solo de sus aspiraciones
revolucionarias, sino de su propia comprensión pues le era un problema
muy ajeno a su inscripción social.
Emiliano Zapata pronto se decepcionará de Madero y por ello, ante la
miopía maderista respecto al problema agrario, permanecerá levantado en
armas en la sierra de Puebla, como redactará el Plan de Ayala, que es el
programa auténticamente de la revolución mexicana. Misma que se
consumaría en la constitución de 1917 en el artículo 27, y propiamente
en el apartado 10 del mismo. En diciembre de 1991 Carlos Salinas de
Gortari dará al traste con este logro de la lucha campesina y condenará
a la nación mexicana la neoporfirismo y al neo latifundismo.