HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA Y SUS APLICACIONES
Ramon Ruiz Limón
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Conducta de reacción y conducta de participación
Pero si se otorga el nombre de conducta, a toda forma de acción, originaria de la propia estructura personal, cabe, desde luego, diferenciar entre la acción inconsciente, y la acción deliberada; o como algunos autores pretenden, entre la conducta instintiva y la conducta motivada.
En esencia, la conducta instintiva, o conducta inconsciente, no es otra que una conducta de reacción; trátese de una acción que se cumple libre y espontáneamente, a veces condicionada por incitaciones físicas, como es el caso, por ejemplo, de los reflejos, a veces obedeciendo a motivos genéricos comunes a toda la especie, como ocurre, por ejemplo, con los instintos.
En la caracterización de lo que podría llamarse conducta instintiva, es decir, de aquella conducta de reacción, conocida como forma de comportamiento heredado, hay que comprobar que se reúnen las tres condiciones siguientes:
a. Tiene que se una característica general de la especie, lo cual suministra patente evidencia de que la conducta está determinada genéticamente.
b. Tiene que manifestarse en forma que no dé lugar a dudas, ante la primera oportunidad adecuada, sin que haya existido previamente cualquier clase de entrenamiento o aprendizaje. Esto también sirve como prueba de que el comportamiento instintivo es heredado y no adquirido.
c. Tiene que continuar manifestándose por algún tiempo, aun cuando desaparezca el estímulo que inicialmente lo desencadenó. Es decir, que si bien es puesto en marcha por un estímulo, no tiene por qué desaparecer en el momento en que el estímulo cese de actuar, a diferencia de los actos reflejos, que son reacciones automáticas a los estímulos y que cesan en cuanto éstos dejan de actuar.
Muy otra es la conducta de participación, que podría caracterizarse como deliberada o motivada. Tal conducta, es como la respuesta voluntaria a una incitación interior, que el sujeto experimenta y atiende; tal incitación es la motivación. Para explicar la causa del comportamiento, podríamos utilizar términos como necesidades, pulsiones, deseos, tendencias, objetivos, ambiciones, aspiraciones y otros muchos más. Sin embargo, la palabra más adecuada y de sentido más alto es la de motivo, puesto que, en efecto, un motivo es algo a la motivación, como un proceso que se desarrolla en tres fases:
I.
Motivos propiamente dichos. Son la consecuencia de una pulsión, necesidad o deseo. Esta necesidad puede ser: a) de orden fisiológico; por ejemplo, un sujeto tiene sed. B) de orden psicológico; por ejemplo, una persona desea obtener un importante empleo, por lo que si alcanza su objetivo podrá satisfacer una serie de necesidades psicológicas o personales, tales como seguridad en sí mismo, satisfacción por su éxito profesional, u otras.
II.
Conducta desencadenada. Los motivos, sea cual fuere su procedencia, empelen a actuar y la conducta subsiguiente puede ser muy distinta de unos sujetos a otros, incluso ante motivaciones idénticas, pero siempre tenderá de una forma más latente o más manifiesta a reducir las pulsiones, necesidades o deseos que la hayan determinado. Bajo los efectos de motivaciones del hambre, un niño puede llorar, otro pedir comida, otro cogerla, etc.
III.
Reducción o satisfacción de la necesidad. Se produce cuando se alcanza el objetivo al que tiende la conducta que se ha puesto en marcha. Así pues, el proceso completo consta de las siguientes fases, que se expondrán mediante un ejemplo. Un sujeto muy fatigado siente necesidad de dormir (1ª. Fase); abandona su trabajo y se acuesta (2ª. Fase); su equilibrio fisiológico se restablece al reducirse o desaparecer la fatiga mediante el sueño que tomo (3ª. Fase); y termina con ello todo un proceso, hasta que, al acumular más fatiga otra vez, al cabo de una jornada de intenso trabajo, surge de nuevo la necesidad de descansar y vuelve a repetirse el ciclo del proceso para lograr un equilibrio fisiológico.
Las motivaciones son de diversa naturaleza, porque son muy disímbolos los motivos que incitan la actividad consciente. A las de naturaleza fisiológica y psicológica, pueden agregarse las inconscientes y las culturales, resultando una diversidad de fuentes de intereses, de donde resultan los actos. Es evidente que la motivación de la conducta no se limita a un solo hecho estimulante o provocador, la motivación de un hecho es múltiple, como pueden ser múltiples también, los efectos de un mismo motivo.