Antonio Luis Hidalgo Capitán
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7. Las instituciones reguladoras del sistema económico mundial
Las instituciones reguladoras del sistema económico mundial, es decir, las pautas y normas de comportamiento que son aceptadas por la mayoría de los individuos o colectivos que operan en la economía mundial, derivan igualmente del código ideológico de dicho sistema y son en su mayoría de carácter neoliberal.
Algunas de ellas, en cuanto normas establecidas (limitaciones formales), son el resultado de acciones deliberadas previas de los agentes reguladores del sistema. Dichas normas no hacen más que limitar la capacidad de decisión de los agentes y simplificar el proceso de toma de decisiones de los mismos, ya que indican el comportamiento adecuado de los agentes ante un dilema en función de los valores del código ideológico.
En otros casos, las instituciones, como pautas de comportamiento (limitaciones informales), no son el resultado de una decisión previa, sino que representan un comportamiento no deliberado de los agentes (al menos en lo referente a la regulación del sistema económico mundial), un comportamiento automático o hábito, derivado igualmente de los valores del código ideológico, considerado adecuado y que ha sido interiorizado por los agentes sin ser cuestionado.
Podemos identificar innumerables ejemplos de instituciones reguladoras mundiales, entre ellos los más relevantes son la libre determinación de los tipos de cambio de las monedas en los mercados de divisas, la libre circulación de capitales entre sistemas económicos nacionales, la libre circulación de mercancías y servicios entre sistemas económicos nacionales, la libre circulación de trabajadores entre sistemas económicos nacionales y la libertad de empresa (libertad de instalación en cualquier sistema económico nacional y libertad de contratación de factores productivos, insumos y productos). En la mayor parte de los casos, dichas instituciones no son más que la traslación al ámbito mundial de instituciones existentes en los ámbitos de los sistemas económicos capitalistas nacionales, una vez que éstos hubieron asumido el neoliberalismo como código ideológico.
La libre determinación de los tipos de cambio de las monedas en los mercados de divisas es una pauta de comportamiento asumida como óptima por la mayoría de las autoridades monetarias de los distintos sistemas económicos nacionales. Se considera que el sistema económico mundial funciona mejor con tipos de cambio flotantes y que el tipo de cambio de una moneda es un indicador del funcionamiento del sistema económico nacional del que forma parte, por lo que se entiende que las autoridades monetarias no deben intervenir en dichos mercados; salvo contadas excepciones, como el mantenimiento del tipo de cambio fijo del peso argentino con el dólar en los años noventa o las intervenciones a favor del euro o del yen a comienzos de la década del 2000, las autoridades monetarias apenas intervienen en los mercados de divisas. Desde esta perspectiva, esta institución es fundamental para que pueda existir la libre circulación de capitales, ya que garantiza un sistema de cambios internacional ágil y sensible al funcionamiento de los sistemas económicos nacionales que, por ejemplo, orienta las decisiones de inversión a corto plazo.
La libre circulación de capitales entre sistemas económicos nacionales es, a diferencia de la anterior institución, una norma que toma cuerpo en las legislaciones de los distintos sistemas económicos nacionales. Desde principios de los noventa, dichos sistemas han ido modificando sus marcos legislativos permitiendo la entrada y la salida de capitales de los mismos, tanto de capitales a largo plazo como de capitales a corto plazo. Se considera que el sistema económico mundial funciona mejor si los capitales pueden acudir a aquellos mercados donde hay mejores oportunidades de inversión y que, por tanto, estas normas lo que permiten es que la intermediación financiera entre ahorradores e inversores transcienda las fronteras nacionales.
La libre circulación de mercancías y servicios entre sistemas económicos nacionales es otra institución que adopta la forma de norma y que toma cuerpo tanto en los acuerdos comerciales multilaterales, como el GATT, el GATS o el TRIPS, como en tratados de libre comercio, como el NAFTA o el ALCA -en negociación-, en acuerdos de integración regional, como la UE, el MERCOSUR o la CAN, y en las legislaciones comerciales de los diferentes países. Se considera, amparándose en la teoría de las ventajas comparativas, que el libre comercio favorece el buen funcionamiento del sistema económico mundial en la medida en que permite la especialización productiva de los diferentes territorios, sean o no sistemas económicos nacionales, con el consiguiente aumento de la producción mundial y del bienestar global.
La libre circulación de trabajadores entre sistemas económicos nacionales es una institución muy particular. Mientras las legislaciones de la mayoría de los sistemas económicos nacionales se oponen a ella con medidas disuasorias, lo cierto es que dicha institución es una pauta de comportamiento aceptada por la mayoría de los agentes pertenecientes a sistemas económicos nacionales subdesarrollados y por algunos agentes pertenecientes a sistemas económicos nacionales desarrollados, como, por ejemplo, determinadas empresas que utilizan a los inmigrantes como mano de obra barata. Todos estos agentes consideran que el desplazamiento de trabajadores desde sistemas económicos nacionales donde hay exceso de oferta de trabajo hacia sistemas económicos nacionales donde hay exceso de demanda de trabajo, contribuye a aumentar tanto la producción mundial como el nivel de vida de los trabajadores inmigrantes y sus familias.
La libertad de empresa es una institución compleja que se puede considerar formada a su vez por distintas instituciones, tales como la libertad de establecimiento de actividades productivas en cualquier sistema económico nacional o la libertad para contratar sin trabas tanto los capitales (mercados financieros nacionales no intervenidos), como los trabajadores (mercados laborales nacionales flexibles) como los bienes y los servicios, ya sean insumos o productos de consumo (mercados de productos no intervenidos). Se considera que, para que el sistema económico mundial funcione adecuadamente, es esencial que las empresas puedan localizar sus producciones, total o parcialmente, en aquellos territorios donde los costes unitarios sean menores y donde cuenten con mercados libres, tanto para sus productos como para los insumos y los factores productivos: de esta forma se conseguiría una mayor producción a un menor coste, con los consiguientes efectos sobre los beneficios empresariales y el abaratamiento del consumo mundial.