Antonio Luis Hidalgo Capitán
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1. La distinción del sistema económico mundial
Desde la perspectiva de un observador, la realidad se manifiesta en forma de fenómenos percibidos; fenómenos que no son ni completamente objetivos, ni completamente subjetivos, en la medida en que cobran sentido por la percepción subjetiva del observador, que, a su vez, no puede tener una percepción si no hay un fenómeno real que percibir. Dicho de otro modo, el observador enactúa o hace emerger un mundo de percepciones, que es la única aproximación posible que se puede tener de la realidad; una realidad, ni objetiva, ni construida, sino enactuada (Varela, Thompson y Rosch, 1991: 168, 174-178, 202-204, 238-240).
Nosotros vamos a enactuar un sistema económico mundial a partir de una serie de fenómenos de naturaleza económica, pero para ello debemos primero sentar las bases de nuestro análisis y lo haremos a partir del ser humano.
Un ser humano es un organismo vivo (dotado de sistema nervioso) formado por otros organismos vivos indivisibles que son las células. Una célula sería así una entidad viva de primer orden; un ser humano, formado por células, sería una entidad viva de segundo orden; y una sociedad, formada por seres humanos, sería una entidad viva de tercer orden, como lo puede ser igualmente un enjambre formado por abejas, a su vez formadas por células.
Si nos centramos en los seres humanos, podemos observar como mantenemos con otros seres humanos una serie de interrelaciones de naturaleza muy diferente; a dichas interrelaciones las denominamos relaciones sociales. Entre dichas relaciones sociales se encontrarían las de carácter económico, las relaciones económicas; es decir, las relaciones de producción, distribución, intercambio y consumo que se dan entre seres humanos. El conjunto de estas relaciones constituye el dominio de relaciones económicas, que sería un tipo específico de dominio fenomenológico, entendido éste como el "dominio de interacciones especificado por las propiedades de las unidades interactuantes" (Maturana, 1975 [1996]: 231).
Es en dicho dominio de las relaciones económicas entre los seres humanos en el que, como observadores, podemos hacer una distinción, es decir, "señalar una unidad haciendo una operación que define sus límites y la separa de su trasfondo" (Maturana, 1975 [1996]: 243). Dicha operación nos permitirá identificar una unidad compuesta por seres humanos que mantienen relaciones económicas.
Pero para distinguir una unidad es preciso tener una idea del tipo de organización, o "relaciones entre los componentes que definen (...) una unidad" (Maturana, 1975 [1996]: 229), que pretendemos percibir; dicha idea procede de nuestra experiencia como observadores. Así pues, nuestra percepción aparece guiada por nuestra experiencia perceptiva, como corresponde a una perspectiva enactiva.
El tipo de organización de las relaciones económicas que, a nuestro juicio y según nuestra experiencia, debe guiar nuestra percepción es la organización capitalista; por ello percibiremos solamente relaciones económicas capitalistas, es decir, relaciones basadas en el mercado, donde libremente se intercambian, por un lado, los bienes y los servicios y, por otro lado, los factores productivos, es decir, el trabajo, el capital y la tierra (el primero inseparable del trabajador y los otros dos amparados por el derecho de propiedad privada).
Si observamos las relaciones económicas capitalistas, podemos percibir que los seres humanos mantenemos con otros seres humanos, de ubicaciones geográficas cercanas y remotas, una serie de interrelaciones de producción, distribución, intercambio y consumo, basadas en el mercado. Dichas relaciones se dan a lo largo y ancho de casi todo el planeta y tan sólo quedarían al margen de éstas ciertas comunidades indígenas primitivas aisladas y ciertos países de socialismo real relativamente autárquico, donde las relaciones económicas serían de diferente naturaleza.
Así pues, en el dominio de las relaciones económicas, podemos distinguir una entidad casi-mundial compuesta de seres humanos que mantienen relaciones capitalistas, a diferencia de otros grupos minoritarios de seres humanos cuyas relaciones económicas no son de naturaleza capitalista. A dicha entidad la denominaremos sistema económico capitalista casi-mundial o, de forma más breve, sistema económico mundial.
Pero para que una entidad sea considerada como sistema es preciso que reúna una serie de condiciones, ya que, según la definición clásica, un sistema es "un complejo de elementos interactuantes" (Bertalanffy, 1976: 56) que puede considerarse como una sola entidad. Por tanto, el sistema económico mundial es tal sistema, en la medida en que es un conjunto de seres humanos con interrelaciones económicas capitalistas que colectivamente pueden ser considerados como una unidad.
Como observadores, acabamos de enactuar, por medio de una distinción, el sistema económico mundial.