BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

EL SISTEMA ECONÓMICO MUNDIAL Y LA GOBERNANZA GLOBAL
Una teoría de la autorregulación de la economía mundial.


Antonio Luis Hidalgo Capitán

 

 

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Introducción (1)

La Economía Política Global lleva más de dos décadas tratando de explicar el fenómeno de la globalización de la economía por medio de la combinación de variables políticas y económicas, convirtiendo dicho fenómeno en el centro del análisis de la disciplina. Si aceptamos, como una primera aproximación conceptual del término globalización económica, la expresión proceso de conformación de una economía mundial, nuestra atención se concentra en la pregunta ¿qué es la economía mundial?

La respuesta a esta pregunta nos lleva necesariamente a participar en los debates que mantienen distintas corrientes de pensamiento tanto en el campo de las Relaciones Internacionales como en el de la Economía Política Internacional.

El primero de ellos es el que sostienen, dentro de las posiciones representacionalistas, neorrealistas y neoliberales, e incluso neomarxistas, sobre el grado de autonomía de los Estados-nación en la regulación de la economía mundial. Nosotros consideramos que a partir del desarrollo de la Teoría de la Interdependencia Compleja (Keohane y Nye, 1972 y 1977) y de la Teoría del Poder Difuso (Strange, 1988 y 1996), el papel preponderante de los Estados-nación en la explicación de las relaciones económicas transfronterizas ha desaparecido, al tiempo que han surgido nuevos enfoques que tratan de considerar la relevancia de distintos agentes (transnacionales y subnacionales, públicos y privados, individuales y colectivos) en dicha explicación. Así pues, nosotros entendemos, de manera ecléctica, que no sólo los Estados-nación participan en la regulación de la economía mundial, aunque aceptamos que la capacidad de influencia de algunos de ellos es de enorme trascendencia.

El segundo de los debates es el que sostienen representacionalistas y constructivistas, con posiciones epistemológicas muy enfrentadas, sobre si la economía mundial es una realidad dada para el observador (representacionismo) o, por el contrario, es una realidad construida por el observador (constructivismo). Nosotros adoptamos una posición epistemológica a mitad de camino entre el representacionismo y el constructivismo, que es lo que se conoce como el enfoque enactivo y que se basa en la idea de que los fenómenos se manifiestan ante el observador y éste, a partir de ellos, construye interpretaciones de la realidad (Varela, Thompson y Rosch, 1991: 202) (2).

Como resultado de nuestro posicionamiento en el primer debate, debemos aceptar la transnacionalidad, lo que es lo mismo que aceptar que las relaciones económicas transfronterizas ya no son relaciones económicas internacionales, es decir, entre naciones, sino relaciones económicas mundiales o globales, es decir, entre agentes de distintas partes del mundo. El matiz no es irrelevante, pues nos permite hablar de las relaciones transfronterizas e intrafronterizas como un todo, la economía mundial, y no como la suma de unas partes, que eran las economías nacionales en los análisis de la economía internacional. Y al considerar la economía mundial como un todo, la aplicación del análisis sistémico a su estudio resulta de gran utilidad y permite reformular la pregunta de forma distinta: ¿qué es el sistema económico mundial?

La aplicación del análisis sistémico al estudio de la economía mundial no es nueva; basta recordar los trabajos de Wallerstein (1974, 1979, 1980 y 1989) sobre el sistema mundial y la economía-mundo; de hecho, la corriente neomarxista de la Economía Política Global ha utilizado y sigue utilizando el análisis sistémico (por ejemplo, Martínez González-Tablas, 2000).

Sin embargo, caben otros abordajes sistémicos del estudio de la economía mundial que no han sido contemplados hasta ahora; tal es el caso de la variante de origen biológico de la Teoría de la Autopoiesis. Dicha teoría tiene su origen en los trabajos de Maturana y Varela (1973 y 1985), que estudiaron la autoorganización de los sistemas vivos, convirtiéndose en una de las teorías más sugerentes e innovadoras de las últimas décadas en los campos de la Biología, la Sicología y la Epistemología, donde ha generado importantes desarrollos. En el campo de las Ciencias Sociales, esta variante de la teoría ha tenido un menor desarrollo (Maturana, 1985; Maturana y Varela, 1985 [1990]: 154-174), a diferencia de la variante sociológica liderada por Luhmann (1984), que articula su enfoque en torno a la noción de comunicación como elemento clave de la autoorganización de los sistemas sociales.

Nosotros consideramos que la variante biológica de la Teoría de la Autopoiesis, centrada en la idea de la autoorganización de lo vivo, es el enfoque sistémico más útil para abordar el estudio de funcionamiento de la economía mundial como un sistema vivo que se autoorganiza de manera autónoma. Será pues dicha teoría nuestro principal marco teórico de referencia.

Pero la Teoría de la Autopoiesis, por sí sola, no es suficiente para explicar el funcionamiento de la economía mundial, en la medida en que fue elaborada para sistemas vivos de primer orden (células) y de segundo orden (organismos), y que tan sólo presenta algunas consideraciones sobre los sistemas vivos de tercer orden (sistemas sociales). Dichas consideraciones, incluidas las de Maturana (1985) y las de Maturana y Varela (1985 [1991]: 154-174), son, a nuestro juicio, insuficientes para explicar en su totalidad el funcionamiento de la economía mundial, por lo que será necesario incorporar elementos propios de otros análisis, en particular, las aportaciones de Morin (1973) sobre bioantropología, de Perroux (1981) sobre el agente, de Foucault (1978, 1980 y 1982) sobre el poder, de North (1990) y Hodgson (1993) sobre las instituciones y de Waddington (1957) sobre las trayectorias evolutivas, entre otros.

Por otro lado, la adopción de una perspectiva enactiva nos fuerza a reformular nuestra pregunta de manera que contemple el sistema económico mundial ni como una realidad objetiva ni como una realidad construida, sino como una realidad enactuada (3). Nuestra pregunta quedaría pues de la siguiente forma ¿qué es para nosotros como observadores el sistema económico mundial?

En este ensayo vamos a tratar de dar a dicha pregunta una "respuesta científica", entendiendo por tal una "proposición de mecanismos (sistemas concretos o conceptuales) que en su operar (funcionar) generan todos los fenómenos involucrados en la pregunta" (Maturana, 1985 [1995]: 4). Dado que nuestra pregunta es ¿qué es para nosotros como observadores el sistema económico mundial?, nos proponemos responderla por medio de la formulación de una teoría explicativa del funcionamiento de la economía mundial a partir de los elementos clave de la variante de origen biológico de la Teoría de la Autopoiesis y de distintos enfoques de Economía Política, en general, y de Economía Política Global, en particular; es decir, nos proponemos la formulación de una teoría de la autorregulación (4) de la economía mundial, o lo que es lo mismo, la formulación de una teoría de la gobernanza global, referida al dominio de los fenómenos económicos.

La utilidad de dicha teoría, como corresponde a una perspectiva enactiva, dependerá del significado que la misma cobre en la mente de cada lector. Para aquellos lectores próximos al representacionismo radical, puede que este ensayo no sea más que un estéril ejercicio de reflexión de su autor, cuyas proposiciones están lejos de poderse falsar. Para aquellos lectores próximos al constructivismo radical, puede que el mismo no realice una reflexión lo suficientemente profunda sobre la identidad del sistema económico mundial asumiendo, como dadas ciertos valores y comportamientos de los agentes.

Nosotros, como lectores de nuestro propio ensayo, encontramos en este documento la integración ecléctica de algunos de los más sugerentes planteamientos de diferentes corrientes de pensamiento referidos a la economía mundial, ya sean representacionistas o constructivistas; no consideramos si quiera que dicho documento contribuya a tender un puente entre los representacionistas moderados y los constructivistas moderados, como han tratado de hacer otros autores (Wendt, 1999), más bien nos permite sentarnos sobre la valla que los separa observando lo mejor de ambos mundos. Por otro lado, también pensamos que nuestra teoría tiene la virtud de explicar, de una manera más simple que otras, los diferentes aspectos involucrados en el concepto de economía mundial; ello, por un lado, le aporta una gran potencialidad para la divulgación y la docencia y, por otro lado, sugiere un nuevo programa de investigación aún por desarrollar.


1. El autor agradece los comentarios que hicieron al borrador de este ensayo los profesores Marcelo Arnold (Universidad de Chile), Ángel Martínez González-Tablas (Universidad Complutense de Madrid), Gabriel Pérez Alcalá (Universidad Fernando III), Moisés Hidalgo Moratal (Universidad de Alicante) y Clara García Fernández-Muro (Universidad de Huelva), así como los de Ana Patricia Cubillo Guevara.

2. Algunos autores del campo de las Relaciones Internacionales y de la Economía Política Internacional (Smith, 2001; Woods, 2001) denominan a las teorías "representacionalistas" como "racionalistas" o "positivistas", y a las "constructivistas" como "reflexivistas", "post-racionalistas", "post-positivistas", "post-modernas", "radicales", "alternativas" o, simplemente, "nuevas"; al "enfoque enactivo" suelen referirse también como "enfoque socio-constructivista" o "constructivismo social"; nosotros preferimos utilizar las expresiones "representacionismo", "constructivismo" y "enfoque enactivo” utilizadas por algunos epistemólogos (Maturana y Varela, 1985; Varela, Thompson y Rosch, 1991). Los antecedentes del "enfoque enactivo" podemos encontrarlo en el "estructuralismo fenomenológico" de Merleau-Ponty (1942 y 1945).

3. Los términos "enacción" y "enactuar" son anglicismos derivados del neologismo inglés "enaction" y del verbo "to enact"; dicho verbo, cuya traducción literal sería "representar", puede ser considerado como sinónimo del verbo "to bring forth", equivalente del verbo alemán "hervorbringen", del que procede originalmente el concepto y que se traduciría por la expresión "hacer emerger"; luego "enactuar" significa "hacer emerger" y "enacción", "emergencia".

4. El término “autorregulación” empleado aquí sería un sinónimo de “autoorganización”, en este caso considerado más adecuado en la medida en que la organización de la economía la consideramos fruto de su regulación.

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