Fabricio Zanzzi
fzanzzid@unemi.edu.ec
La división territorial político-administrativa no es un tema que esté ya definido, y menos aún en América Latina, sin embargo se puede encontrar una tendencia a nivel mundial entre los países socialmente mejor desarrollados a funcionar con regímenes ampliamente descentralizados, en donde -estadísticamente- aquellos que cuentan con más divisiones administrativas y con más representantes ante sus órganos legislativos están mejor desarrollados todavía. Esas mismas variables contribuyen a que haya menos corrupción. Ello, debido a que la administración gubernamental es, por naturaleza, territorial, por lo cual de ella dependen la asignación de los recursos a los micro territorios y la representación política de los ciudadanos. Por ello, se propone que el territorio nacional cuente con Divisiones Administrativas, Distritos Metropolitanos y Distritos de Representación ante los órganos legislativos, en el primer y tercer caso para los diferentes niveles del gobierno, en el segundo caso para las áreas urbanas que presentan particularidades urbanas específicas e intrínsecas a su gestión pública. Para el caso ecuatoriano se propone que las elecciones sean uninominales y que la división territorial involucre los niveles parroquial (Situación actual), cantonal (Situación actual), departamental (Serían 24), distrital metropolitano (Serían 3) y regional (Serían 3), éste último sólo con carácter consultivo y de coordinación; mientras que la representación política estará en los Distritos de Representación ante los órganos legislativos.
Palabras clave: participación ciudadana, rendición de cuentas, descentralización, división territorial, área metropolitana, distrito, elección uninominal, corrupción.