EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

Ramón Ruiz Limón

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¿Qué es la importancia personal (yo psicológico, yo pluralizado)?

Para el nagual Julián, la importancia personal es un monstruo de mil cabezas y había tres maneras en que uno podía enfrentarse a él y destruirlo. La primera manera consistía en cortar una cabeza por vez; la segunda era alcanzar ese misterioso estado de ser llamado al sitio donde no hay compasión, el cual aniquila la importancia personal matándola lentamente de hambre; y la tercera manera era pagar por la aniquilación instantánea del monstruo de las mis cabezas con la muerte simbólica de uno mismo.

La importancia personal (yo psicológico, yo pluralizado, yoes, defectos) es la fuerza que ha desconectado al hombre del espíritu, ya que es la fuerza que mantiene fijo al punto de encaje. Así que si se restringe la importancia personal, la energía que naturalmente requiere y emplea queda libre. Y finalmente, que esa energía libre y no malgastada es la que llama al espíritu y sirve entonces como un trampolín automático que lanza al punto de encaje, instantáneamente y sin premeditación, a un viaje inconcebible.

¿Cómo romper la imagen de sí mismo (yo psicológico, yo pluralizado)?

El mundo de nuestra imagen de sí, que es el mundo de nuestra mente (procesos mentales: pensamiento, imaginación, creatividad, lenguaje, etc.), es muy frágil; y se mantiene estructurado gracias a unas cuantas ideas clave que le sirven de orden básico, ideas aceptadas por el conocimiento silencioso así como por la razón. Cuando esas ideas fracasan, el orden básico deja de funcionar.

¿Cuáles con esas ideas clave?

La idea clave es la continuidad.

¿Qué es la continuidad en el ser humano?

La idea de que somos un bloque sólido. Es nuestra mente, lo que sostiene nuestro mundo es la certeza de que somos inmutables. Podemos aceptar que nuestra conducta (personalidad) se pueda modificar, que nuestras reacciones y opiniones se pueden modificar; pero la idea de que somos maleables al punto de cambiar de aspecto, al punto de ser otra persona, no forma parte del orden básico de nuestra imagen de sí (yo psicológico). Cada vez que el brujo interrumpe ese orden básico, el mundo de la razón (mundo de las ideas) se viene abajo.

El único camino digno, tanto para los brujos como para los hombres comunes, es restringir nuestro apego a la imagen de sí (yoes, yo psicológico, yo pluralizado). Lo que el nagual trata de hacer con sus aprendices es romper el espejo de la imagen de sí. Cada uno de nosotros tiene un diferente grado de apego a su imagen de sí. Y ese apego (yo psicológico, yo pluralizado) se hace sentir como una necesidad, ya que dirige, gobierna y controla nuestra personalidad en la iteración interpersonal e intrapersonal.

Pero hay ejemplos de personas, brujos o personas comunes, que no necesitan de nadie. Obtienen paz, armonía, risa, conocimiento, directamente del espíritu. No necesitan intermediarios. Los Intermediarios, además de proporcionar una mínima oportunidad, que es el darse cuenta del intento, ayudan a romper el espejo de la imagen de sí, ya que el nagual ataca constantemente la imagen de sí de sus discípulos, y de esta manera poco a poco va rompiéndose.

La ruptura es sólo un precursor. Lo que ayuda al punto de encaje a moverse es el hecho de que el nagual sin tener compasión apela directamente al conocimiento silencioso. El no tener compasión es un estado de ser, un nivel de intento. El nagual lo utiliza para provocar el descenso del espíritu y el movimiento de su propio punto de encaje o el de sus aprendices. O lo utiliza para acechar.