EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

Ramón Ruiz Limón

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¿Cuál es el elemento que impulsa a un nagual o a un guerrero?

Lo abstracto. El elemento sin el cual, no existiría el camino del guerrero, ni guerrero alguno en busca de conocimiento. Desde el momento que los guerreros son incapaces de sentir compasión por sí mismo, tampoco pueden sentir compasión por nadie. Sin la fuerza impulsora de la lástima por sí mismo, la compasión no tiene sentido.

Para un guerrero todo comienza y termina en sí mismo. Sin embargo, su contacto con lo abstracto lo hace superar sus sentimientos de importancia personal. Así, el yo se convierte en algo abstracto, algo sin egoísmo.

Don Juan comenta que su benefactor el nagual Elías sentía un gran respeto por la energía sexual, pensaba que nos había sido dada para qua la utilicemos en ensoñar. Creía que el ensoñar había caído en desuso porque podía alterar el precario equilibrio mental de la gente susceptible.

Durante los sueños, el punto de encaje se mueve moderadamente y de manera muy natural. El equilibrio mental de uno no es otra cosa que fijar el punto de encaje en un sitio específico y habitual. Si lo sueños hacen que ese punto se mueva, y si el ensoñar es el control de ese movimiento natural, y si se necesita energía sexual para ensoñar se disipa esa energía en el acto sexual, los resultados dos desastrosos.

Cuando un guerrero que es ensoñador, si no tiene cuidado con su energía sexual esto puede producir movimientos erráticos en el punto de encaje, ya que hay ciertas reacciones en él, esto se debe a que el punto de encaje se mueve sin sentido, porque la energía sexual no está en equilibrio.

Puede afirmarse con toda la seguridad de que la energía sexual, es la que gobierna el ensueño. Ya que de acuerno con el nagual Elías quien decía que, o se usa esta para tener relaciones sexuales o se utiliza para ensoñar con ella. No hay otro camino. Esta es la regla para los guerreros ensoñadores.

El nagual Elías explicaba, que existe una dificultad para comprender el espíritu, pero era algo que le pasaba a la mayoría de los brujos. De acuerdo con el nagual Elías la dificultad era nuestra resistencia a aceptar la idea de que el conocimiento puede existir sin palabras para explicarlo.

El nagual Elías decía que toda la humanidad se había alejado de lo abstracto y que alguna vez debió de haber sido nuestra fuerza sustentadora y ahora no podemos regresar a él. El nagual decía que un aprendiz tarda años para estar en condiciones de regresar a lo abstracto; es decir, para saber que el lenguaje y el conocimiento puede existir independientemente el uno del otro.

Don Juan Matus reitera que el punto crítico de nuestra dificultad de retornar a lo abstracto era nuestra resistencia a aceptar que podíamos saber sin palabras e incluso sin pensamientos. El conocimiento y el lenguaje son cosas separadas.

No existe otra manera de hablar del espíritu, porque al espíritu sólo se lo puede experimentar. Los brujos tratan de dar una noción de esto al decir que el espíritu no es nada que se puede ver o sentir, pero que siempre está ahí, vaga e indistintamente encima de nosotros. Algunas veces, hasta llega a tocarnos, sin embargo, la mayor parte del tiempo permanece indiferente.

Dice Don Juan que en gran medida, el espíritu es una especie de animal salvaje que mantiene su distancia con respecto a nosotros hasta el momento en que algo lo tienta a avanzar. Es entonces cuando se manifiesta.

¿Cómo se puede manifestar el espíritu en el sujeto?

Por otro lado, para un brujo, lo abstracto es algo que no tiene paralelo en la condición humana. Para un brujo, el espíritu es lo abstracto, porque para conocerlo no es necesario palabras, ni siquiera de pensamientos; es lo abstracto, porque un brujo no puede concebir qué es el espíritu. Sin embargo, sin tener la más mínima oportunidad o deseo de entenderlo, el brujo lo maneja; lo reconoce, lo llama, lo incita, se familiariza con él, y lo expresa en sus actos.

Los brujos conocen al abstracto sin saber lo que están haciendo, sin verlo, sin tocarlo y sin siquiera sentir su presencia.

Algunos árboles también son guerreros como los naguales. Pueden unirse a un grupo del nagual. Saben lo que sienten por ellos. El punto de encaje de los árboles esta localizado muy abajo en sus enormes conchas luminosas y esta característica les permite conocer nuestros sentimientos.