EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

Ramón Ruiz Limón

Volver al índice

¿Cómo se inició la era de la razón en el ser humano?

Sólo el ser humano que fuera un dechado de la razón podría mover su punto de encaje con facilidad, para ser un dechado del conocimiento silencioso. Sólo aquellos que estaban justamente en una de las dos posiciones podían ver con claridad la otra posición; y que ese había sido el modo como se inicio la era de la razón. La posición de la razón se veía claramente desde la posición del conocimiento silencioso.

La conexión entre el conocimiento silencioso y la razón era, para los brujos, como un puente de una sola mano, llamado, “interés”. Es decir, el interés que los auténticos hombres del conocimiento silencioso tenían por la fuente de lo que sabían. Y el otro puente de una sola mano, que conecta la razón con el conocimiento silencioso, es llamado el “puro entendimiento”. Es decir, lo que le dice al hombre de razón que la razón es solamente como una estrella en un infinito de estrellas.

Cualquier ser humano que tuviera ambos puentes en funcionamiento es un brujo en contacto con el espíritu, la fuerza vital que posibilita ambas posiciones. El espíritu sólo escucha cuando el que le habla, le habla con gestos. Y los gestos no significan hacer señales o mover el cuerpo, sino actos de verdadero abandono, de generosidad, de humor. Con gestos para el espíritu, los brujos sacan de sí lo mejor que tienen; su abandono, su frialdad, su audacia y silenciosamente lo ofrecen al espíritu.

Aprender a manejar el mundo cotidiano de una manera inteligente, nos toma muchos años de adiestramiento. Nuestra preparación, ya sea en el razonamiento mundano o en temas especializados, es muy rigurosa, porque el conocimiento que se nos trata de impartir es muy complejo. Idéntico criterio puede aplicarse al mundo de los brujos; sus métodos de enseñanza, los cuales dependen de la instrucción oral y de la manipulación de la conciencia de ser, aunque diferentes de los nuestros, son igualmente rigurosos, puesto que su conocimiento es tan, o hasta quizás mas, complejo que el nuestro.