DEMANDA DE AUTOMÓVILES NUEVOS EN VENEZUELA
Elvis Padilla
Jonny Sequera
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II.3.3. El Caso de Venezuela
Es muy importante resaltar la escasa evidencia empírica existente para el caso
de Venezuela. De hecho, solo se han realizado hasta la presente fecha muy pocos
estudios empíricos de caráter econométrico de demanda de automóviles, entre
estos se encuentran los desarrollados por Díaz (1990) y Barroso (1997). No
obstante, existen otros estudios relacionados con demanda de automóviles, como
lo es el caso de Esteban y Fuentes (2002) y el de Contel y Lárez (2002). A
continuación se presenta un breve resumen de cada uno de estos estudios.
II.3.3.1. Estudio de Díaz (1990)
Díaz (1990) estimó la demanda de automóviles en Venezuela para el período 1970-85, utilizando data anual y estimando por mínimos cuadrados ordinarios. Para ello, planteó una ecuación del tipo multiplicativo con la finalidad de obtener en la estimación los coeficientes de elasticidad de las variables precio e ingreso.
En dicho estudio, el autor utilizó el ingreso nacional disponible como variable aproximada del ingreso personal disponible y al índice de precios como proxy de la variable precio. Por otro lado, tomó como variable dependiente a la producción de automóviles, a pesar de que todos los estudios encontrados en la literatura especializada han utilizado como proxy de la demanda a las ventas de automóviles.
Los resultados obtenidos por Díaz (1990) muestran una elasticidad precio de
-1.24 y una elasticidad ingreso de 1.02. Además, dicho modelo explica el 86% de
los cambios en la producción de automóviles y el autor señala que el mismo pudo
prever la fuerte caída que tuvo la demanda de automóviles en el año 1989. Sin
embargo, hay que señalar que este no es un resultado muy fuerte estadísticamente
hablando, debido principalmente a la limitada longitud de la serie temporal.
II.3.3.2. Estudio de Barroso (1997)
Por otro lado, uno de los pocos estudios econométricos realizados para el caso de Venezuela es el de Barroso (1997), quien utilizando data anual para el período comprendido entre 1968 y 1996, elaboró un modelo de demanda agregada de automóviles nuevos que arrojó resultados estadísticamente significativos de que las variables producto interno bruto real per cápita, la liquidez monetaria real, el tipo de cambio efectivo real y el índice de precios relativo de los automóviles tienen una relación positiva con las ventas al detal de automóviles nuevos. Así mismo encontró que la tasa de interés real y la inflación afectan negativamente a la demanda de automóviles.
Además, incorporó una variable dummy que recogía los efectos de las restricciones de divisas a las importaciones y la existencia de controles de cambios (igual a 1 en los años en que no existieron restricciones de divisas a la industria automotriz), la cual fue positiva y estadísticamente significativa. Por otro lado, el stock real de automóviles en circulación resultó con signo positivo, lo cual no es teóricamente válido, pero no estadísticamente significativo, argumentando que se debe al fuerte déficit que existe en el stock de automóviles de dicho país y que cualquier aumento en el mismo, no generara una disminución en la demanda agregada de autos nuevos y si lo hace, no será significativo en términos estadísticos.
Es importante destacar, que el estudio de Barroso (1997) fue desarrollado con la
moderna metodología econométrica de cointegración desarrollada por Engle y
Granger (1987), la cual le da cierto grado de robustez a los importantes
hallazgos del autor y que además, es el primer estudio de demanda de automóviles
que se realiza bajo esta metodología, cuestión que lo diferencia del resto de
los estudios que en su mayoría, han sido estimados en primeras diferencias
perdiendo así las relaciones de largo plazo, mientras que Barroso (1997) en su
estudio pudo observar las relaciones de corto y largo plazo, siendo esto posible
solo con la metodología de cointegración.
II.3.3.3. Otros Estudios
Entre otros estudios que se han llevado a cabo en Venezuela, que están relacionados con la demanda de automóviles, se encuentra el de Esteban y Fuentes (2002) quienes desarrollaron una investigación de campo en un municipio de la ciudad de Valencia (Venezuela), llegando a la conclusión que la demanda del mercado de automóviles es sensible tanto al precio como al ingreso, debido a que los consumidores reaccionan de forma más que proporcional al cambio porcentual de las referidas variables.
Además, concluyen que el precio de los automóviles es uno de los factores de mayor relevancia en la evaluación precio-valor de los mismos, considerado como una limitante para la demanda de automóviles nuevos.
Así mismo, Contel y Lárez (2002) a través de un estudio descriptivo para el Edo. Carabobo (Venezuela) demostrando como los precios de los opcionales juegan un rol determinante en la compra de un vehículo, concluyendo que los consumidores de los segmentos familiar económico, medio pasajero y utilitarios están dispuestos a pagar un precio menor al establecido por los distribuidores.
Para llegar a dicha conclusión, los autores entrevistaron a diversos concesionarios representantes de las empresas ensambladoras ubicadas en la entidad carabobeña, dígase General Motors, Ford Motor y Daimler-Chrysler, con la finalidad de saber cuales opcionales eran los más importantes para el equipamiento de los automóviles de los segmentos nombrados y luego encuestaron a un grupo de personas, representantes de un sector de la ciudad de Valencia, de las que obtuvieron los resultados descritos inicialmente.
No obstante, hay que señalar que ambos estudios son muy limitados y dichas conclusiones no pueden generalizarse para todo el país, debido a que se trata de información levantada a través de encuestas para muestras muy pequeñas en relación a la población total de Venezuela, por lo que no es representativa de la misma y cuyos resultados sólo pueden limitarse a los sectores estudiados.