COMO ROMPER CON LA HISTORIA DEL CHOLO BARATO
Velisario Cieza Pérez
1.2. Por el lado del crecimiento económico.
Considerando al crecimiento económico como el incremento de la renta per cápita, es necesario observar dichas cifras para un periodo largo de tiempo y se puede comprobar que, siendo el Perú una república con más de 180 años, desde 1821, fecha en que se proclamó la independencia considerada importante por su riqueza minera, agrícola y cultural, no ha sido capaz de incrementar significativamente su renta per cápita, si comparamos a nuestro país con países como Finlandia, Australia, Israel o los tigres Asiáticos (Hong Kong, Singapure y Corea).
Pero una explicación que puede ser considerada válida, es que el Perú hasta hoy no ha encontrado un paradigma de desarrollo, tanto para obtener resultados más eficientes y competitivos en una fase inicial, para alcanzar una distribución más equitativa de los ingresos en la siguiente fase, como para inducir a que las personas organizadas trabajen por su propia realización, con derechos y obligaciones. Un paradigma de desarrollo a escala de las necesidades de los propios peruanos, con sus costumbres, su diversidad, su cultura, sus preferencias y expectativas, etc. Situación que se intenta explicar mediante el hecho de que, tal vez las teorías que han moldeado la conducta del ser humano, ninguna ha logrado penetrar exitosamente en los peruanos, como señala Alfredo Vergara (1), cuando menciona los libros que contienen dichas teorías que así merecen ser calificados como:
Los Vedas, que fueron escritos por varias generaciones que vivieron hace más de 4.000 años en la región geográfica que hoy se denomina India y en cuyos preceptos se fundan en el hinduismo, el budismo y otras líneas de religión o filosofía que actualmente influyen sobre el modo de vida de más de la cuarta parte de la población mundial.
Las Analectas de Confucio, libro escrito hace 2.500 años por los alumnos del maestro Kong Fuzi su nombre original- cuyos proverbios han sido utilizados para justificar los frecuentes cambios inculcados en la sociedad china hasta la actualidad.
La Biblia, que se estima que fue escrita durante un período de aproximadamente dos mil años por alrededor de 40 personas pertenecientes a diversas clases sociales y diferentes generaciones; esta expandió su influencia a toda Europa de manera paralela al deterioro del Imperio Romano y, catorce siglos después, se juzgó coherente imponerla por medio de la fuerza, conquista y colonización en la mayoría del territorio que hoy conforma América Latina.
El Corán, que contiene los edictos de índole religiosa, filosófica y jurídica instituidos por Alá en la ciudad de La Meca que actualmente constituye el territorio de lo que hoy se le conoce como Arabia Saudita; este logró aglutinar bajo una sola doctrina a una serie de estirpes, clanes y grupos nómadas que hasta entonces se encontraban dispersos y que actualmente constituyen el mundo árabe.
La Riqueza de las Naciones, libro meditado y escrito entre 1766 y 1775 por el filósofo escocés Adam Smith. Se dice que una revolución se produce cuando lo que tiene que morir muere y lo que tiene que nacer nace. Tesis que sepultó a las dos principales doctrinas de organización económica que hasta ese entonces imperaban en el mundo: el feudalismo respaldado por los fisiócratas y el colonialismo defendido por los mercantilistas. Adam Smith demostró que la riqueza de las naciones dependía de la organización social y productiva del ser humano.
El Capital de Carlos Marx, que proponía el socialismo y, que actualmente se encuentra desacreditado con la caída del muro de Berlín y la desarticulación de la Unión Soviética.
Así, por ejemplo, a pesar de haber disfrutado de periodos como el apogeo de la pesca y de la minería en el Perú, la capacidad relativa de generar rentas endógenas, sin embargo, disminuye ligeramente a lo largo del tiempo, como se pone de manifiesto en las cifras del PBI percápita de fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, comparado con los de la década de los años ´70. Como podemos ver en seguida gráficamente, en la década de los ´70, disfrutábamos como país de una mejor renta per cápita, si compramos con el año 2004; por otro lado la variación porcentual promedio de crecimiento de la renta per cápita anual para los años 1950-2004, ha sido del 1.10%, es donde la tasa de crecimiento de la renta per cápita es altamente inestable debido a que la altas tasas de crecimiento se anulan con las variaciones negativas del mismo, lo que hace que dicha tasa de crecimiento en promedio sea baja. Las tasas positivas promedio de crecimiento de 1950-1965 y 1990-2004 estuvieron asociadas a gobiernos conservadores que dejaron la economía mayormente librada a las fuerzas del mercado; el rezago y luego la reversión del crecimiento económico desde 1965 hasta 1990 estuvieron asociados con formas erráticas de intervención estatal. Pero una generalización de este tipo puede inducir a error, ya que diferentes gobiernos y políticas estuvieron involucrados en cada período, y muchos otros factores entraron en juego. Los factores estructurales particulares más relevantes para la experiencia peruana involucran interacciones entre las características internas y externas (Sheahan, 1994) (2).
Si se enfoca al crecimiento económico como un concepto holístico, dado a que abarca múltiples dimensiones, si se entiende que un crecimiento económico es el resultado de un complejo proceso, que incorpora factores sociales, económicos, demográficos, políticos, ambientales y culturales, en el cual participan de manera activa y comprometida los diferentes actores sociales, el mismo que se sostiene sobre cuatro pilares fundamentales: productividad, equidad, sostenibilidad y potenciación o capacitación. Es decir de manera más especifica de factores como la geografía (distancia a los grandes mercados), el conocimiento técnico, el capital humano, la infraestructura pública, la calidad de las instituciones y, en forma más general, la capacidad de las empresas de suministrar los productos adecuados a los mercados pertinentes en el momento preciso. Todos los diagnósticos de la economía peruana nos conllevan a determinar la presencia de graves problemas estructurales que han provocado su estado actual de retraso después de haber sido una de las regiones más dinámicas y florecientes de América del Sur en tiempos del Imperio Inca.
En la última década, cuando se cuestiona las políticas económicas, con los problemas de distribución de la renta, pobreza y desempleo, los defensores del régimen responden con su fanatismo en las políticas del Consenso de Washintong (3), porque creen en la economía de filtración que sostiene que finalmente los beneficios del crecimiento se filtran y llegan incluso a los más pobres; concepto que no es más que un artículo de fe, semejante a los escritos en la Biblia, y sustentan su creencia citando los atascos del tráfico en las salidas de Lima (Panamericana Norte y Panamericana Sur) los fines de semana y feriados largos y los Supermercados repletos de lujosos bienes importados como señal de progreso, mientras que la mayoría de peruanos se contenta con observar pasivamente detrás de los cristales, ya que su capacidad adquisitiva es de pobreza. Defender posiciones de este tipo como señal de progreso económico, en un país cuyo PBI per cápita en los últimos años no supera los S/ 400 nuevos soles al mes; es una burla a la inteligencia ciudadana, porque estamos ante una situación de malestar social, con lamentaciones como estas que se repiten a diario en nuestro país: No se qué voy a hacer cuando se acabe mi contrato. No se que voy a hacer si no encuentro chamba. El único trabajo que hay , es buscar trabajo. Quizás el próximo año no me contraten. No se que va a pasar con mi trabajo, de repente me despidan. Puede ser temporal mi contrato solo por 5 años. Sin casa, sin tierra, sin recursos y sin plata, este país no ofrece ningún futuro, mi sueldo no es suficiente para enviar a mis hijos a la escuela. Si luchas por tus derechos laborales, si destacas demasiado, encontrarán la manera de que te saquen de la chamba (adaptado de Intermón Oxfam 14 _ noviembre 2004).
Afortunadamente la larga historia de reformas de política económica en el Perú y el mundo sugieren que una distribución más equitativa de la renta si importa y como señala Stigliz que quienes siempre han demandado reformas de equidad y el respeto al imperio de la ley han sido (4) los de la clase media. En mi país a lo largo de la historia republicana, lamentablemente los de la clase alta prosperan por si solos a puertas cerradas, negociando favores y privilegios especiales con el poder político, como ha quedado demostrado en los últimos años con los actos de corrupción durante el gobierno de Alberto Fujimori. No han sido las peticiones de los Rockefeller, Bill Gates en el mundo, o de los banqueros, de las mineras y de los dueños de medios de Comunicación en el Perú, los que han luchado a favor de políticas de competencia, de responsabilidad social y de la conservación del medio ambiente (Stiglitz, 2002) (5). Al contrario han formulado interpelaciones o negociado favores bajo la mesa con el poder, socavando el imperio de la ley cuando han visto que su poder de dominio está disminuyendo.