Necesidades del Comercio al por Menor en
Celaya. Pequeños y micro negocios.
Ricardo Contreras Soto (coord.)
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El comercio al por menor es un termómetro o una fibra social sensible a las crisis, a la política económica y de la situación social de la población. Es por ello que su situación, condición y comportamiento debe ser motivo de atención social. En el caso de los robos, es un problema complejo84, sabiendo de antemano que el comercio pequeño y micro están en condiciones de indefensión.
A la luz de la magnitud del problema de la inseguridad y los costos que ocasiona a la ciudadanía, el gran reto de las autoridades es controlar y reducir la delincuencia para no permitir la destrucción del capital o tejido social que hace posible la convivencia ciudadana y el desarrollo económico del país.
Aunque la criminalidad es un tema sumamente complejo, un tipo de delincuencia conlleva a otro: los asaltos o robos en las calles y el homicidio no están del todo desligados. De no controlarse la delincuencia, sus costos serán cada vez mayores para los ciudadanos y las empresas, con consecuencias económicas poco promisorias. El crecimiento y persistencia de la inseguridad ha conducido a que sólo una cuarta parte de las personas que sufren un delito lo denuncien. Esto revela la poca confianza que tiene la sociedad en las autoridades.
En la sociedad se cometen un número de delitos superiores a los que tiene conocimiento la autoridad Judicial, ya que la mayoría no son denunciados, además de estos solo el 30% son resueltos.
De los resueltos habría que descontar los que tienen muchas inconsistencias procesales en sus resoluciones, o los que son inocentes y por no tener un juicio justo los condenan a la privación de su libertad.
Si la persecución del delito es el objetivo de la policía, debería ver en las zonas marginales cuerpos policíacos previniendo la venta de droga, el tráfico de armas, los vehículos robados. Lo cual es que en la realidad las unidades de policía no entran a las zonas conflictivas, dada la hostilidad con que son recibidas.
Indudablemente se requiere de atender esta demanda urgente de apoyar en la seguridad de los negocios, para ello sugerimos por lo pronto las siguientes medidas:
1. Que la Secretaría de Seguridad Pública o las Policías locales atiendan, tipifiquen y capaciten de acuerdo a la experiencia los tipos y móviles de robo (asaltos, farderismo, estafa, robos con estrategias encubiertas no violentas, etcétera) e indiquen medidas de seguridad integral a los tenderos, así como que es lo que deben hacer.
2. Realizar por parte de la CANACO un manual de seguridad para sus agremiados.
3. Ver si es pertinente optar por tiendas celdas o jaulas sobre todo en aquellas donde es muy recurrente los asaltos (buscando un proveedor que de facilidad de pago o crédito).
4. Ver sistemas de vigilancia vecinal o barrial, privada o de otro tipo, que garantice la integralidad de los tenderos.
5. Recordemos que aproximadamente más del 33.54% tienen teléfono y que se puede llamar a la policía y reportar también a la Cámara, para llevar registro de las formas de móviles de asalto o robo en tiendas, farmacias, etcétera.
6. El fortalecimiento a los esquemas de coordinación, la adopción de procedimientos comunes y el intercambio oportuno de información de calidad nos permitirán mejorar la planeación del combate al crimen organizado, con acciones orientadas a reducir la dispersión de esfuerzos y que sean más efectivas en la prevención de los delitos.
7. La organización gubernamental es, sin duda, de una gran valía, pero esta por sí sola, no sería suficiente, que la estrategia integral de prevención del delito establecido como objetivo el fomento e impulso de la organización ciudadana y para ello la Secretaría de Seguridad Pública federal debe trabajar con organizaciones de la sociedad civil.
8. El establecer redes de confianza, en las que estemos involucrados todos bajo un mismo fin: una sociedad más segura. Retomar la figura de la policía de barrio o comunitaria no es una mala idea.
9. Primer esfuerzo es formar un frente común y lograr una organización ciudadana encaminada a la prevención.
10. Ser asesorados por los titulares de la Seguridad Pública para que participen en las acciones de prevención del delito, retos y perspectivas. También que realice la guía de una política contra el crimen que delimite claramente las responsabilidades de los participantes y la forma más adecuada de combatir cada delito, en cada región, en tiempo y forma exactos. Para prevenirlos.
11. Antes había dicho que la política contra el crimen y la prevención del delito son dos rubros de la seguridad pública en los que México tiene muchos retos que afrontar. La experiencia internacional y la propia debe mostrar que estos dos rubros son el fundamento de un combate efectivo a la delincuencia.
12. Tres elementos que son imprescindibles para garantizar la seguridad pública de los mexicanos: Una política contra el crimen que sea cuidadosa y especializadamente estudie el fenómeno delictivo en el país y diseñe estrategias para su combate y prevención. Espacios para promover e incorporar a los ciudadanos en la procuración de su propia seguridad, y una estrategia orientada a la prevención del delito. La Secretaría de Seguridad Pública debe ser reestructurada para atacar al fenómeno delictivo desde estas perspectivas. Por lo que hace al frente común gubernamental contra la delincuencia, se construirá a partir de tres principios básicos: Esquemas de coordinación. El establecimiento de procedimientos sistemáticos de operación, y el intercambio de información de calidad con oportunidad.
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