Globalización, Desarrollo Local y Sociedad Civil
Leandro Venacio
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CAPÍTULO 1
Globalización, Desarrollo Local y Sociedad Civil
¿Por qué la globalización crea oportunidades para el desarrollo local?
En los últimos años se ha sostenido que la tendencia hacia una mayor apertura e internacionalización de la economía trae aparejado un progresivo desarraigo territorial de las actividades productivas: se habla de economías sin patria. Esta visión se basa en el efectivo crecimiento de la delocalización, y en las consecuencias que esto trae para muchos sistemas productivos locales. Típico es el caso de numerosos distritos italianos. Sin embargo, y por suerte, no se comprueban grandes reducciones de las actividades productivas en las concentraciones territoriales.
Entonces, ¿cuáles son los efectos de la globalización en las posibilidades del desarrollo local? Para encontrar una respuesta es oportuno considerar dos procesos: el primero se refiere a las transformaciones político-institucionales, el segundo tiene que ver con las organizaciones productivas.
En cuanto al primer proceso, mientras se reducen los recursos transferidos desde el centro, crecen las tareas y las responsabilidades de los gobiernos locales y regionales. Cada gobierno local debe afrontar los problemas de desarrollo de su respectivo territorio. Es más, deben medirse con la competencia de otras áreas, al interior y al exterior de las fronteras nacionales. En este sentido, se puede decir que la globalización contribuye a acrecentar la necesidad de un rol más activo de los gobiernos locales.
Existe luego un segundo tipo de argumentación que se refiere a las relaciones entre globalización y desarrollo local. Como hemos ya anticipado, en este caso nos referimos a las transformaciones de las organizaciones productivas.
En sustancia, se hace hincapié en que las mayores oportunidades de movilidad de las empresas, las mejoras en los medios de transporte y en las tecnologías de la comunicación, favorecen los procesos de delocalización y hacen que las empresas estén menos vinculadas a un territorio.
El Estado actúa de menos en menos como protector en la transferencia de impactos desde la economía mundial hacia la economía nacional y de más en más como un estimulador de la adaptación de la economía nacional a la economía mundial.11 La modificación de la política comercial no se produce, necesariamente, por la modificación de las fronteras o de la soberanía territorial, sino por las imposiciones de la globalización, cuyo riesgo entraña quedar fuera del sistema.
Este escenario de cambios alteró las decisiones estratégicas de los gobiernos de los países subdesarrollados y de las corporaciones transnacionales, cambiando el marco institucional del sistema de comercio mundial y de los modelos globales de inversión extranjera directa (IED).
La globalización, conducida por las corporaciones transnacionales, implica que la IED estructurará crecientemente las relaciones económicas internacionales, transformándose en un determinante importante de los flujos financieros y tecnológicos, sustituyendo a muchas naciones este papel.12
Esto puede poner en dificultad o en crisis a territorios que no logran readaptarse, pero abre nuevas posibilidades para otros territorios que, a través de la propia capacidad de producir bienes colectivos, logran mejorar su propia posición, o incluso poner en funcionamiento un proceso de desarrollo. De esta manera, se abre una puerta para que ciertos territorios puedan escapar del subdesarrollo o del retraso.
Por otra parte, las transformaciones de los mercados abren más oportunidades para la producción de bienes no estandarizados, y también para productos a los cuales los consumidores de los países más ricos reconocen un elevado componente simbólico ligado a las tradiciones del saber hacer local. En este cuadro se crean más espacios para unir la producción de bienes y servicios con la valorización de bienes comunes radicados en los territorios. Estas oportunidades, que se amplían con la globalización, favorecen ulteriormente la posibilidad del desarrollo local.
Para esclarecer mejor este aspecto, téngase presente que el accionar de la globalización tiene consecuencias contradictorias en los procesos productivos. Por un lado, permite una mayor facilidad de acceso al conocimiento codificado, es decir, a aquel conocimiento que puede ser obtenido y transmitido con los medios de comunicación, y también con aquellos de rápida difusión como Internet. Esto lleva a una mayor competencia en productos que incorporan una elevada cantidad de conocimiento estándar, fácilmente reproducible y expuesto a una competencia de costo.
Por otra parte, se amplia el espacio para la innovación, que es capaz de valorizar un conocimiento no codificado o tácito, y que no es fácil de reproducir. Este conocimiento es específico a un cierto contexto, organización o territorio. Los actores comprometidos en estos contextos condividen, a través de sus propias interacciones directas, particulares códigos y rutinas que les ayudan a absorber y transformar el conocimiento estándar en un nuevo conocimiento tecnológico.13
Se puede construir así una ventaja competitiva para un determinado territorio a través de un importante bien colectivo que alimenta preciosas economías externas.
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