BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

CORRESPONDENCIA ENTRE EL CRECIMIENTO ECONÓMICO Y LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN



Dr. Pedro Maldonado Cruz 
M.C. José del Carmen Palma Sosa

 

 

 

 

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EL CRECIMIENTO ECONÓMICO Y LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN

El modelo de Marx

En un pasaje repetidamente citado, Marx nos relata como sus conjeturas filosóficas lo llevaron al análisis económico. La filosofía del Derecho, de Hegel, lo indujo a meditar sobre las causas que determinan las formas del Estado y sobre las relaciones jurídicas entre los ciudadanos. ¿cómo explicar tales hechos sobre la base de una simple hipótesis relativa a la evolución general del espíritu humano? ¿Hasta que punto desempeñan allí un papel las relaciones materiales de la vida?. A medida que meditaba sobre esa materia, iba dándose cuenta de que “la anatomía de la sociedad debe ser buscada en la economía política”. Finalmente, llego a la conclusión de que la producción de los medios de subsistencia del hombre constituye un hecho social, del que derivan relaciones de producción determinada y necesarias y que esas relaciones corresponden al grado de desarrollo de las fuerza productivas. Posteriormente, todos los esfuerzos de Marx, en el plano de la teoría económica, se orientaran hacia. a) identificar las relaciones de producción fundamentales del régimen capitalista y b) determinar los factores que actúan en el sentido del desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, los factores que conducen hacia la superación de ese régimen (Furtado, 1987:19-20).

Desde el punto de vista macroeconómico, el trabajo es evidente, la fuerza del producto social, o sea la cantidad de “valor” que la colectividad crea en determinado periodo. Concebida con una colectividad en su conjunto, el nivel de la técnica, la constelación de recursos naturales y los equipos existentes pueden ser considerados como constantes en el corto plazo. El grado de utilización de la fuerza de trabajo será entonces el factor determinante del nivel de la producción. Razonando en ese nivel de abstracción, Marx desciende después para argumentar en términos del trabajador individual, cuya fuerza de trabajo seria la fuente de toda aquella cantidad de trabajo social. En otras palabras, solo existe una fuente de trabajo socialmente útil, que es la fuerza de trabajo del asalariado. Y de esto dedujo que la capacidad productiva de la colectividad es la suma de las fuerzas de trabajo de los asalariados. Todo lo que no sea trabajo asalariado es pasado por alto, no teniendo capacidad alguna creadora de “valor”. En consecuencia, basta comparar el producto neto social con la cantidad de salarios pagados para su obtención , para definirse el excedente social o la “plusvalía” que es igual al resultado del trabajo no pagado” de los obreros (Furtado, 1987: 21-22).

Según Marx, el trabajo no solamente es la única fuente de “valor”, sino que “ el trabajo transfiere al producto el valor de los medios de producción consumidos por el”. Su concepto del “trabajo” resulto pues, sumamente abstracto independientemente del espacio y del tiempo. Llego a afirmar incluso, que “si un hilandero ingles y otro chino trabajan en mismo numero de horas y con la misma intensidad, ambos crearan al cabo de una semana valores iguales”. Por otro lado afirma: “Así pues, aunque la misma cantidad de trabajo transfiere siempre a sus productos la misma suma de nuevo valor, el antiguo capital transferido también a aquellos por el trabajo crece al crecer la productividad de este” Con este argumento intenta restar toda validez a la idea de que el capital posea capacidad alguna para crear “valor”. El adelanto de la técnica permite al trabajador controlar mayor cantidad de equipos, materias primas, etc., y producir mas por unidad de recursos utilizados. Aumenta asimismo el producto por unidad de trabajo utilizado. Empero, el “valor” creado por el trabajo, no puede aumentar directamente, sin la mediación del propio trabajo. Para mantener ese argumento es necesario reconocer que el “valor” de la unidad física del producto tiende a declinar en la medida en que aumenta la productividad física del trabajo, como consecuencia del avance de la técnica. De este modo, el concepto de “valor” se vuelve sumamente ambiguo y su utilización producirá serios tropiezos al análisis económico del propio Marx (Furtado, 1987: 24).

Mediante esa compleja teoría de la plusvalía, Marx pretendió dar un fundamento científico a su doctrina de la lucha de clases. Al afirmar que la producción tiene carácter social, ya que la única fuente creadora de “valor” es el trabajo social, aplicado en cada actividad de acuerdo con la técnica predominante, y que la a apropiación del producto tiene carácter privado, ya que la fuerza de trabajo es vendida como mercancía a los propietarios de los instrumentos de producción, creyó haber identificado la relación de producción básica del sistema capitalista. Los que producen se ven impedidos de apropiarse el fruto completo de su trabajo, debiendo conformarse con negociar su fuerza de trabajo con quienes poseen el monopolio de los instrumentos de producción. De este modo, los dos grupos se encuentran en profundo antagonismo, y el choque entre esos intereses antagónicos constituyen el resorte que impulsa el desarrollo de las fuerzas productivas (Furtado, 1987: 24-25).

Según Marx, el factor mas importante que debe ser considerado dentro del análisis de acumulación “es la composición del capital y los cambios experimentados por ella en el transcurso del proceso de la acumulación”. Esa composición orgánica varia de una rama a otra de la industria, y muchas veces de una a otra empresa dentro de la misma rama. Siendo V la única fuente creadora de valor, es fácil conducir que la relación entre la cantidad de valor creada y la cantidad total de capital invertido varia de acuerdo con la composición orgánica del capital. Por lo tanto, si las inversiones en capital constante aumentan con la acumulación mas inversiones en capital variable, modificarse la composición orgánica del capital. Desde el punto de vista de una empresa, el problema es sencillo: sus productos contienen relativamente menos valor “nuevo” y más valor “transmitido”, pero como el precio se fija en el mercado, puede aumentar su plusvalía relativa. Desde el punto de vista macroeconómico, sin embargo, el problema cambia de significado. Si suponemos que la tasa de plusvalía se mantiene constante, estamos admitiendo que los salarios reales tienden a elevarse en la medida en que la mayor dotación de capital por trabajador provoque aumento en la productividad del trabajo. Por otra parte, si suponemos estables los salarios reales, debemos sacar la conclusión de que la tasa de plusvalía tiende a subir (Furtado, 1987, p.31-32).

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