URUGUAY
UN DESTINO INCIERTO
Jorge Otero Menéndez
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Julio Herrera Hace de las Suyas
El segundo decreto de inconversión – el primero en adoptarse desde la vigencia de la ley de Bancos - es de fecha 20 de junio de 1866, firmado por el gobernador delegado Francisco Vidal (1827-1889) y el ministro de Hacienda Antonio Marques (1822-1889), el mismo que acompañaría a Venancio Flores en el carruaje cuando el asesinato de éste último, ocurrido dos años después.
El tropezón bancario, en la ocasión, se origina en la declaración de quiebra de la principal entidad de descuentos londinenses, la Overend, Gourney y Cía realizada el 11 de mayo de 1866 y concretada al medio día y medio de ese viernes, que pasa por ello a ser conocido como “el viernes negro”[i]. El primero en su género, al menos con repercusiones en nuestra plaza financiera.
Cuando la noticia llega a Montevideo, lo que ocurre pasado que fue un mes, sufre una corrida el Banco Mauá dados los lazos de esta institución con el mundo inglés de los negocios – con disculpa por el pleonasmo.
Aquí, en Montevideo, tal vez lo más importante respecto a este decreto de inconversión fue una carta remitida desde el campo de batalla de Paraguay, en la que el secretario del general Venancio Flores hace llegar en nombre de éste una fuerte crítica al gobernador delegado uruguayo y a su ministro de Hacienda en particular. Era Julio Herrera y Obes que, ya por entonces, buscaba con éxito acrecentar su capacidad de deslealtad hacia el servicio público con encomiable esfuerzo: las balas enemigas le pasaban cerca mientras redactaba la posición, según se ha consignado. Con el pasaje del tiempo Julio Herrera logrará culminar su dócil acatamiento al mero dictado de su interés personal y material – algunos todavía hablan de su espiritualismo[1] – y será quien administre como jefe de Estado la otra gran crisis que sufrió la República, la de 1890, también en beneficio propio y de algunos amigos. Varios de ellos grandes apostadores bursátiles, provenientes de Buenos Aires.
En 1866, como en la anterior ocasión, se suspende por seis meses la posibilidad de hacer efectiva la realización de los billetes por su valor nominal en oro. Al fin del plazo se retoma una cierta normalidad del mercado financiero.
Es exacto afirmar que la medida fue adoptada en pos de la sobrevivencia del Banco Mauá, al que para resolver favorablemente la corrida que sufría por culpa del circunstancial desprestigio de la plaza de Londres – la quiebra del Overend cuando el recordado primer “viernes negro” - sólo le quedaba el camino de obligar al gobierno a pagar sus adeudos con la institución y estar esta en condiciones de continuar con el capital líquido que le exigían sus compromisos inmediatos o ver declarada la inconversión en oro de sus billetes - el curso forzoso de la emisión monetaria como también se le llamaba. Los hechos ocurridos en el Banco do Brasil cuando su apresurada adolescencia deben haber recorrido los sueños del banquero, en esos momentos.
Demás está decir – como se sabe - que quien más incentivaba localmente la importada crisis era el Banco Comercial, entre cuyos integrantes se encontraban, como dijimos, especuladores perjudicados con la creación de entidades financieras.
La tercera declaración de inconversión fue la de diciembre de 1867, la cual es antecedente de la crisis que se disparará a mediados del año siguiente, a poco del inicio del gobierno del general Lorenzo Batlle. Coincidirá ésta con las diversas desgracias que se presentarán durante su gestión, de la que su mejor resultado – el del general Batlle - fue el haber podido cumplir el período presidencial indicado por la Constitución de la República. Que era lo mínimo que pretendía lograr y fue lo máximo que alcanzó. Circunstancia que no se repetirá hasta la administración encabezada por Julio Herrera y Obes (1890-1894). Los jefes de Estado que asumieron entre ambos no pudieron finalizar su mandato o fueron elegidos para completar el de otro.
En la primera gran crisis bancaria nacional, la de 1868, problemas financieros que se manifiestan en Londres con la Casa Baring Brothers – entidad financiera con una alta exposición en Argentina, que sufría las consecuencias de ello -, comenzaban a repercutir fuertemente en nuestra plaza.
Dicha institución británica estaba ligada a los orígenes de la Argentina independiente y a gobernantes de esos tiempos, en particular con Bernardino Rivadavia.
[1] Ideas filosóficas que surgen como respuesta al positivismo y a su inherente materialismo.
[i] Esto de “viernes negro” se aplicó, poco después, a lo acontecido el viernes 24 de septiembre de 1869 en los EE.UU. donde una especulación de oro en la Bolsa desata una crisis que da lugar a una intervención de la Reserva Federal. Y se reitera el mismo día de la semana, el 19 de septiembre de 1873, en que se desata otro pánico financiero.